Pretlelandia
El presidente de la Corte Constitucional est¨¢ separado de su cargo por pedir supuestamente un soborno de 210 mil d¨®lares
Jorge Pretelt es un magistrado colombiano. No parece angustiado en sus declaraciones. Mira de frente, viste de oscuro y se peina hacia atr¨¢s con gomina como los personajes de aquella pel¨ªcula, El Padrino. Hoy est¨¢ separado de su cargo como presidente de la Corte Constitucional porque un abogado de nombre Victor Pacheco le dijo a sus colegas que Pretelt le hab¨ªa pedido un soborno de 500 millones de pesos (algo m¨¢s de 210 mil d¨®lares) para comprar la conciencia de otro magistrado, de Mauricio Gonz¨¢lez, para que fallara una tutela que le permitiera a la fiduciaria Fidupetrol recuperar 22 mil millones de pesos que ten¨ªa embargados por orden de la Corte Suprema.
Pretelt lo neg¨® todo. Minti¨® como parece que ha sido su conducta. Y ahora deber¨¢ ser la Comisi¨®n de Acusaciones, la que decida si va o no a juicio. Precisamente esa comisi¨®n que nunca ha condenado a nadie y por el contrario, siempre absuelve como cuando libr¨® de culpas a Ernesto Samper en el proceso 8 mil.
Como la historia de esa comisi¨®n ha sido de absoluciones y no de acusaciones, bien valdr¨ªa la pena que la sociedad colombiana toda, como lo han hecho los medios de comunicaci¨®n, fuera capaz de condenar con el rechazo p¨²blico al magistrado en cuesti¨®n y a su socio, el otro exmagistrado, Rodrigo Escobar Gil, que ten¨ªa contrato con la entidad de marras. Tiene raz¨®n un senador colombiano, John Sudarsky, cuando plantea que solo sociedades con un desarrollo moral alto como algunas en pa¨ªses asi¨¢ticos, son capaces de producir ejemplos en la verg¨¹enza, al punto de que quien comete una falta es capaz de sentir la culpa y optar por el suicidio.
Mar¨ªa Victoria Calle dijo que la duda sobre el magistrado Pretelt no era suficiente para condenarlo
Y cuidado, no se trata de que la Corte Constitucional de Colombia, que ha sido una gran Corte, se haga un harakiri institucional porque no todos los magistrados pueden ser sometidos al mismo escarnio p¨²blico. Pero si el ciudadano a quien le han faltado, si los grupos de poder en los que se ha soportado el magistrado, si los clubes sociales en los que ha entrenado su m¨²sculo para el soborno, no asumen una posici¨®n contundente como cerrarle las puertas, conductas como estas se seguir¨¢n repitiendo. En buena hora, la magistrada Gloria Ortiz logr¨® que Pretelt se apartara de su cargo para que no le siguiera haciendo da?o a la Corte y al pa¨ªs.
Por muchos a?os los rumores sobre este magistrado y otros han recorrido el pa¨ªs. Por eso, no es admisible que con la respiraci¨®n agitada pero la voz firme, la magistrada Mar¨ªa Victoria Calle, hoy presidente encargada de la Corte, defendiera a capa y espada haber votado por elegir al magistrado Jorge Pretelt como presidente de la Corte Constitucional de Colombia. La se?ora Calle justific¨® en la institucionalidad su omisi¨®n y su voto. Dijo que la duda sobre el magistrado Pretelt no era suficiente para condenarlo. Claro que no lo es. Para eso es el estado de derecho y la presunci¨®n de inocencia. Otra cosa es votar por el se?alado y si lo hace un togado hiere de muerte la confianza de la gente en sus instituciones.
Por m¨¢s de un mes todos los colegas de Pretelt guardaron silencio hasta que los medios de comunicaci¨®n empezaron a preguntar, en especial los columnistas Daniel Coronel, Maria Isabel Rueda y Jose Manuel Acevedo, y fue entonces cuando Mauricio Gonzalez denunci¨® el caso ante la Comisi¨®n de Acusaciones. El entonces presidente de la Corte, Luis Ernesto Vargas, tuvo la visi¨®n y valent¨ªa de grabar al abogado Pacheco en su oficina y alert¨® a Gonz¨¢lez, a quien en la grabaci¨®n identifican como un hombre que no es comprable pero que la puerta de entrada pod¨ªa ser a trav¨¦s de regalos a su exesposa y a su hijo, eso seg¨²n la versi¨®n de Pretrelt al abogado Pacheco.
Ahora se sabe mucho m¨¢s sobre Pretrelt, como por ejemplo que a trav¨¦s de su esposa, una procuradora, compra tierras a precios econ¨®micos, que han sido despojadas a sus propietarios por paramilitares. Esas tierras que precisamente hoy deben ser restituidas a las v¨ªctimas y que el magistrado pens¨® que pod¨ªa convertir en su hacienda personal, su Pretelandia, su parque de diversiones personal. Un caso de abuso de poder soportado en las complicidades hist¨®ricas de sociedades que siguen d¨¢ndose licencias por tanta impunidad.
Y todo esto pasa adem¨¢s porque las cortes intervienen hoy en las elecciones de magistrados, del fiscal general, del procurador, el registrador y para eso igual que en las campa?as pol¨ªticas hay demasiadas tentaciones en cocteles, aviones, giras, asesores y mucha plata, que solo la idoneidad del hombre, su honestidad, puede soportar.
La confianza de la gente en la Corte se perdi¨® y la ¨²nica forma de recuperarla es castigando al traidor, al ladr¨®n, publicando el listado de las tutelas escogidas, estableciendo periodos de enfriamiento para ejercer la profesi¨®n una vez se ha ostentado la calidad de magistrado y eliminando de esos tribunales su capacidad electoral.
Pero tambi¨¦n es misi¨®n y obligaci¨®n de los gobiernos no alimentar el modus operandi de tantos exmagistrados que contrata para defender sus intereses, convirti¨¦ndolos en lobistas ante los tribunales con el pago de tarifas exorbitantes. Porque ese mismo gobierno es el que tiene que trabajar por la construcci¨®n de una institucionalidad a prueba de ¡°pretreles¡± para que en La Habana, donde est¨¢n negociando con las FARC el fin del conflicto en Colombia no nos vean como una caricatura.
Diana Calder¨®n es directora de informativos de Caracol Radio y de Hora 20. Twitter: @dianacalderonf
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