¡°?Los terroristas estaban a dos metros!¡±

¡°Cre¨ªa que eran cohetes. Mir¨¦ por la puerta y estaban los terroristas, tres o cuatro no recuerdo bien. Y sal¨ª corriendo, sub¨ª las escaleras del museo del Bardo, vi una puerta, entr¨¦, hab¨ªa un balc¨®n y me refugi¨¦ junto a m¨¢s turistas. ?El terrorista estaba a dos metros!¡±.

El alcalde socialista de Vallmoll, Tarragona, Josep Llu¨ªs Cusid¨®, es uno de los supervivientes del atentado de este mi¨¦rcoles en T¨²nez. A¨²n con el susto en el cuerpo, Cusid¨®, de 64 a?os, cuenta por tel¨¦fono desde el camarote del barco que le traer¨¢ de vuelta a Barcelona c¨®mo el viaje organizado junto a su mujer estuvo a punto de acabar en tragedia. Hab¨ªan llegado a la capital en un crucero para celebrar el 42? aniversario de boda. Ambos se encontraban en el museo cuando se produjo el ataque. ¡°Todo pas¨® muy deprisa. Los terroristas no paraban de disparar. Lo he visto con mis propios ojos¡±, relata el regidor del municipio tarraconense de 1.670 habitantes.

Lo peor, cuenta, fue cuando perdi¨® de vista a su esposa. ¡°A ella la agarr¨® una tunecina y la baj¨® a los s¨®tanos del museo. Me ha contado que hab¨ªa ni?os junto a ella que no paraban de llorar. No supe de ella hasta que nos encontramos en el barco¡±. ?Pasaron tres largas horas angustiosas sin saber la suerte de su esposa, cada uno en una planta distinta del museo tomado por los terroristas.

Con el susto en el cuerpo, Cusid¨® prefiere quedarse con el recuerdo de decenas tunecinos aplaudiendo al paso de los autobuses en los que, ya liberados, los rehenes fueron conducidos hasta el puerto mar¨ªtimo de la ciudad. No fue hasta entrar en el barco cuando se encontr¨®, al fin, con su esposa. "Nos abrazamos, todo el barco aplaudi¨®. Hoy, sin duda, hemos nacido".?

No se esperaba que un atentado pudiera golpear la capital, como explicaba a la periodista tunecina Khansa Ben Tarjem a Le Monde: ¡°Es un atentado inesperado, el primero en la ciudad. Habitualmente los ataques se dirigen contra los militares en zonas de frontera¡±.

El relato de Josep Llu¨ªs Cusid¨® coincide con el de otros testigos. Una mujer que formaba parte de un grupo de 40 turistas francesas cont¨® en directo por tel¨¦fono a la cadena de televisi¨®n gala Itele lo que estaba ocurriendo en el museo. ¡°Escuchamos r¨¢fagas y hemos visto gente tirada al suelo. Se escuchan muchos gritos. Estamos atrincherados junto con otras cinco personas en una peque?a sala en el tercer piso del museo. Hay un balc¨®n con un cristal, pero no nos hemos atrevido a mirar lo que est¨¢ pasando fuera. La polic¨ªa ha llegado. Se sigue disparando¡­¡±, relataba la mujer ante de que la llamada se cortara mientras ella gritaba: ¡°?Dios m¨ªo, Dios m¨ªo, disparan!¡±.

Mientras a¨²n se desconoce la identidad de los autores, algunos testigos aportan detalles sobre los atacantes. Wafel Buzi, un gu¨ªa que acompa?aba a un grupo de turistas ¡ªhispanohablantes, seg¨²n precis¨®¡ª en el museo, asegur¨® en declaraciones a la prensa que hab¨ªa visto en la zona de aparcamiento a un ¡°joven de 25 a?os, vestido con normalidad, sin barba¡± que llevaba un Kal¨¢shnikov. ¡°Lo ten¨ªa en las manos, pens¨¦ que estaba jugando, pero luego abri¨® fuego¡±.