La palabra asesina
El eterno embajador de Venezuela en la OEA, Roy Chaderton, eligi¨® la violencia sobre la paz y la muerte sobre la vida
¡°Sab¨¦is que tambi¨¦n las palabras matan¡±, dijo el Papa Francisco ante la multitud que lo o¨ªa atentamente en la plaza de San Pedro. La Iglesia Cat¨®lica lo sabe. El 27 de Noviembre de 1095 durante el Concilio de Clermont, el Papa Urbano II pronunci¨® unas palabras que desencadenaron la primera Cruzada, y una serie de eventos a lo largo del milenio, que a¨²n hoy nos recuerdan la fuerza de esas palabras.
Luego de los autores de la Biblia, el escritor m¨¢s influyente en la formaci¨®n de la cultura occidental, Shakespeare, nos ense?a, con Hamlet, la fuerza asesina de las palabras. ¡°El pu?al que ha de herirla est¨¢ en mis palabras, no en mi mano¡± nos dice Hamlet refiri¨¦ndose a su madre. Gertrudis no resiste las palabras de Hamlet: ¡°No m¨¢s, no m¨¢s, que esas palabras, como agudos pu?ales, hieren mis o¨ªdos.¡±
La palabra asesina esta en nuestro ADN. Nuestra sociedad es producto de la cultura, y los discursos de los l¨ªderes son una parte significativa de la construcci¨®n de esa cultura. Los discursos violentos producen violencia; los discursos pac¨ªficos, producen paz. No hay lugar para el margen de error, ya que dentro de ese margen est¨¢ la diferencia entre la vida y la muerte. La historia universal no me permite mentir o inventar.
A juzgar por las palabras elegidas, el eterno embajador de Venezuela ante la OEA, Roy Chaderton, eligi¨® la violencia sobre la paz, y la muerte sobre la vida. En el programa Zurda Konducta de Venezolana Televisi¨®n, expres¨® con su agotadora y rimbombante verborragia: ¡°el sonido que produce [un proyectil] en una cabeza escu¨¢lida [de la oposici¨®n] es como un chasquido, porque la b¨®veda craneana es hueca, entonces pasa r¨¢pido.¡± Para resumir, dijo que una bala en la cabeza de un opositor pasa r¨¢pido y suena hueco.
El sonido que produce [un proyectil] en una cabeza escu¨¢lida [de la oposici¨®n] es como un chasquido, porque la b¨®veda craneana es hueca y pasa r¨¢pido Roy Chaderton en un programa de televisi¨®n venezolano
Sus palabras s¨®lo sirven para continuar alimentando el odio. No son neutras, ni inocentes. En su cabeza, durante la entrevista, entre palabras petulantes, desorganizadas y perdidas, hab¨ªa tambi¨¦n una bala con el nombre del estudiante de 14 a?os, Kluiverth Roa, que s¨®lo unos d¨ªas antes hab¨ªa perdido la vida de un balazo en la ¡°b¨®veda craneana hueca¡± a la que hace referencia la soberbia despreciable de Chaderton. Es la misma bala que mat¨® a Geraldine Moreno, la estudiante de 23 a?os asesinada en una manifestaci¨®n en febrero del 2014. Es la misma bala que mat¨® a casi medio centenar de manifestantes hace s¨®lo un a?o.
El Comit¨¦ contra la Tortura de las Naciones Unidas expres¨® su preocupaci¨®n por el extendido patr¨®n de ejecuciones extrajudiciales por parte de grupos policiales o parapoliciales, con m¨¢s de 1200 asesinatos entre 2012 y 2013. Tambi¨¦n mencion¨® la existencia de por lo menos 437 ataques por parte de grupos armados pro-oficialistas contra manifestantes de la oposici¨®n. A esas cifras se le deben sumar los 24,000 asesinatos en 2014, que ubica a Venezuela como el pa¨ªs con la segunda tasa m¨¢s alta de homicidios del mundo.
Pero volvamos a Roy Chaderton. Por supuesto, en su defensa, hizo uso de la respuesta de todo pol¨ªtico avieso frente a entrevistas que los perjudican. Dijo que sus palabras fueron ¡°descontextualizadas.¡± El lector puede escuchar la entrevista y comprender¨¢ la insensatez de su defensa. Al escucharlo, se aprecia que en su l¨¢nguida y meditada respuesta no hubo margen de error y que no ignoraba el significado preciso de cada palabra que pronunciaba.
Las palabras que matan no son un hecho aislado. Roy Chaderton ni siquiera puede arrogarse el m¨¦rito de la autor¨ªa, ya que sus palabras son parte del discurso de odio del Gobierno venezolano. Si bien, hoy es uno de los m¨¢s conspicuos voceros del socialismo del Siglo XXI, tambi¨¦n ha sido un obsecuente servidor de todos los gobiernos venezolanos desde 1972. Iniciado en la Democracia Cristiana, ha representado a todos los presidentes que el Chavismo ha acusado de ser la peor cala?a pol¨ªtica de Venezuela. ?En alg¨²n momento durante m¨¢s de 30 a?os de servicio a los gobiernos de la ¡°oligarqu¨ªa¡± venezolana, jam¨¢s se le ocurri¨® pensar que la mano que le pagaba su sueldo era en realidad ese enemigo que hoy odia a muerte? Indudablemente en la d¨¦cada de los noventa tuvo una revelaci¨®n y se transform¨® en un fervoroso defensor del chavismo. ?Habr¨¢ sido durante el golpe de estado de Ch¨¢vez contra Carlos Andr¨¦s P¨¦rez o despu¨¦s? Ojal¨¢ tenga la delicadeza de iluminarnos y compartir esa epifan¨ªa revolucionaria con todos nosotros.
La bala de la que habla es la misma que mat¨® a casi medio centenar de manifestantes hace s¨®lo un a?o
Me adelanto a responderle que como exrelator de libertad de expresi¨®n protejo su derecho a expresarse, inclusive en este caso, en que su expresi¨®n linda con el discurso de odio que incita a la violencia. Sin embargo, lamentablemente no lo puedo proteger de su propia intolerancia. Por otro lado puede dormir tranquilo, porque la ineptitud, inmoralidad y falta de ¨¦tica no crean responsabilidad legal y no se lo podr¨¢ juzgar por las muertes en Venezuela. Pero, debo confesar, que guardo alguna esperanza, de por si muy peque?a, que esta nota le haga perder un poco el sue?o. Pero dudo que la comprenda.
En Nocturno, Rafael Alberti refleja el dolor e impotencia frente a la violencia arrolladora,
Cuando tanto se sufre sin sue?o y por la sangre
se escucha que transita solamente la rabia,
que en los tu¨¦tanos tiembla despabilado el odio
y en las m¨¦dulas arde continua la venganza,
las palabras entonces no sirven: son palabras.
Balas. Balas.
Las palabras de Chaderton s¨®lo contribuyen m¨¢s odio, violencia y balas. Estimado exrey Juan Carlos, otro ?por qu¨¦ no te callas??puede ser necesario para evitar que Venezuela se desangre.
Santiago Canton es director ejecutivo del Robert F. Kennedy Human Rights. Twitter @SantiagoACanton
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.