Un gran se?or de la izquierda
Carlos Gaviria nunca tuvo que alzar la voz para hacerse o¨ªr, querer y respetar
Era grave, culto, respetuoso, inteligente, un gran se?or, pero de la izquierda. No me puedo envanecer de haberle tratado mucho, ni de haber sido m¨¢s que un conocido, pero s¨ª de que me hac¨ªa sentir siempre como si fuera un amigo. Excepcional en su carrera, tanto humana como pol¨ªtica, suyo fue un rasgo que le hac¨ªa coincidir con alguien igual de irrepetible, el general De Gaulle, presidente de Francia, como quien circul¨® por la vida, a medida que fue haci¨¦ndose mayor, de derecha ia zquierda. Al rev¨¦s que la mayor¨ªa de nosotros. En los a?os 90 era liberal y como miembro de ese partido lleg¨® a la Corte Constitucional, que presidir¨ªa. Pero cuando la dej¨® en 2002, lo hac¨ªa para integrarse en una formaci¨®n de izquierda, embri¨®n del Polo Democr¨¢tico Alternativo, que se cre¨® en 2005.
En 2006 fue el mayor rival de ?lvaro Uribe en las elecciones presidenciales, y con su 22% de sufragios pudo hacer creer que la izquierda, despu¨¦s de todo, ten¨ªa futuro en el pa¨ªs. A¨²n se lo est¨¢ esperando. La presidencia no pudo ser, pero se dir¨ªa que hab¨ªa nacido para senador, colombiano sin duda, pero donde habr¨ªa encontrado su mejor escenario habr¨ªa sido en Roma, la republicana, no la de los C¨¦sares, ni el imperio. Con su mesura, conocimiento y estatura jur¨ªdica parec¨ªa pensado para esa tan augusta funci¨®n.
La ¨²ltima vez que lo vi fue en Cali el verano pasado y quedamos en que le llamar¨ªa a mi paso por Bogot¨¢. Me falt¨® un verano. Para los tiempos que corren puede decirse que su pa¨ªs le hizo hasta cierto punto justicia, y que sus contempor¨¢neos, en cualquier caso, le tuvieron en gran estima. Jam¨¢s o¨ª a nadie, ni siquiera de la derecha profunda, hablar mal de ¨¦l, cosa que en Colombia -y Espa?a- bordea lo milagroso. Hay que suponer que en privado es imposible que agradara a todo el mundo, pero en p¨²blico, especialmente a su regreso del exilio en Argentina, a?os 90, por amenazas de los paramilitares, nadie osaba criticarle.
Pero, ?qui¨¦n puede ser aquel que semejante serie de elogios merece?: Carlos Gaviria D¨ªaz, por supuesto, muerto a los 77 a?os de una afecci¨®n pulmonar, !que iron¨ªa!, ¨¦l, que nunca tuvo que alzar la voz para hacerse o¨ªr, querer y respetar.
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