La ¨²ltima frontera
El conflicto ucranio amenaza la negociaci¨®n de los pa¨ªses por los recursos naturales del ?rtico
Cuando los rusos plantaron su bandera bajo el Polo Norte en agosto de 2007, muchos pensaron que la lucha entre los Estados por los seguros y abundantes recursos de hidrocarburos del ?rtico hab¨ªa comenzado. El argumento, repetido sobre todo en los medios de comunicaci¨®n, es que, ahora que el cambio clim¨¢tico est¨¢ derritiendo estas zonas heladas antes inaccesibles a la explotaci¨®n de los recursos naturales, y habiendo abundancia de estos (de los hidrocarburos que est¨¢n por descubrir, el 13% del petr¨®leo y el 30 % del gas, en su mayor¨ªa en las zonas de mar adentro), los Estados est¨¢n recurriendo a la cl¨¢sica pol¨ªtica del poder para determinar qui¨¦n llegar¨¢ antes a los recursos. Al principio, entre los expertos tambi¨¦n se aceptaba este argumento, pero solo durante un par de a?os tras la colocaci¨®n de la bandera.
El motivo por el que desecharon esta explicaci¨®n es doble. Los Estados ba?ados por el oc¨¦ano ?rtico se reunieron en Groenlandia en mayo de 2008 y publicaron la llamada Declaraci¨®n de Ilulissat, en la que sosten¨ªan, por ejemplo, que ¡°... el derecho mar¨ªtimo establece importantes derechos y obligaciones relacionados con la delineaci¨®n de los l¨ªmites exteriores de la plataforma continental... Seguimos estando decididos a respetar este marco legal y a resolver ordenadamente las posibles superposiciones de las zonas reclamadas¡±. En segundo lugar, los Estados de la costa ¨¢rtica ¡ªsin contar Estados Unidos, que no forma parte de la Convenci¨®n de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS, por sus siglas en ingl¨¦s), pero acepta que la UNCLOS es la expresi¨®n de un derecho mar¨ªtimo de obligado cumplimiento¡ª empezaron a preparar sus propuestas para la Comisi¨®n de L¨ªmites de la Plataforma Continental (CLCS, por sus siglas en ingl¨¦s) bas¨¢ndose en la Convenci¨®n. Parec¨ªa evidente que si la carrera por los recursos no explicaba estas peticiones relativas a la plataforma continental, hab¨ªa que buscar la explicaci¨®n en la UNCLOS.
La UNCLOS se negoci¨® a lo largo de un periodo prolongado ¡ªde 1974 a 1982¡ª como un acuerdo global, en el sentido de que no permit¨ªa aceptar la Convenci¨®n con reservas y conten¨ªa un complejo mecanismo de resoluci¨®n de controversias en su Parte XV. Sirvi¨® para que diversas agrupaciones de Estados con intereses divergentes respecto al lecho marino llegasen a un acuerdo. La UNCLOS logr¨® definir el l¨ªmite exterior de la plataforma continental con m¨¢s claridad que su predecesora de 1958 y consigui¨® que el lecho oce¨¢nico pasase a considerarse parte del patrimonio com¨²n de la humanidad y estuviese gobernado por la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISBA, por sus siglas en ingl¨¦s). Aunque durante las negociaciones los Estados con m¨¢rgenes continentales extensos pudieron ampliar el l¨ªmite exterior de la plataforma continental para cubrir todo el margen continental geof¨ªsico, tambi¨¦n tuvieron que hacer concesiones. Por ejemplo, se vieron obligados a aceptar la norma que les exig¨ªa demostrar cient¨ªficamente cu¨¢l era el ¨¢rea de su plataforma continental ante los 21 miembros de la CLCS.
?Podemos, por tanto, esperar m¨¢s dificultades ahora que nos enfrentamos a un empeoramiento cada vez m¨¢s grave de la relaci¨®n entre Rusia y Occidente por culpa del conflicto ucranio? ?Pueden estas tensiones internacionales generales influir en los posibles conflictos relacionados con las reivindicaciones sobre la plataforma continental del oc¨¦ano ?rtico? No podemos descartarlo. Parece estar confirmado el hecho de que las consideraciones pol¨ªticas afectan al modo en que los Estados de la zona tratan de sacar adelante sus planes sobre el ?rtico.
Seg¨²n The Globe and Mail, el principal peri¨®dico canadiense, el primer ministro Harper ha detenido la preparaci¨®n de la propuesta canadiense relativa al oc¨¦ano ?rtico central porque la petici¨®n no inclu¨ªa el Polo Norte. Harper es conocido por sus inflexibles pol¨ªticas sobre el ?rtico, que han sido uno de los factores de su ¨¦xito pol¨ªtico. Llama a la reflexi¨®n la duda de si las elecciones de este a?o han sido uno de los motivos por los que Harper ha detenido el proceso de preparaci¨®n de la propuesta. Adem¨¢s, la Federaci¨®n Rusa considera que es una cuesti¨®n de prestigio nacional que la dorsal oce¨¢nica de Lomonosov forme parte de la plataforma continental rusa, e incluso ha plantado una bandera bajo el Polo Norte en dicha cresta, ahora reclamada en parte por Dinamarca (Groenlandia). Tambi¨¦n parece claro que incluso la plataforma continental ampliada, sobre la que los Estados costeros solo tienen derechos muy restringidos, parece considerarse, en el lenguaje com¨²n, como perteneciente al territorio estatal de algunos pa¨ªses (aunque legalmente no lo sea). ?Puede esto influir sobre el modo en que los Estados de la costa ¨¢rtica resuelvan la superposici¨®n de las zonas reclamadas, ahora que la situaci¨®n en Ucrania parece afectar a casi todas las relaciones de Rusia con Occidente?
Esto parece improbable por muchos motivos. Como ya se ha mencionado, Rusia, entre otros, se ha comprometido a resolver de forma ordenada toda posible superposici¨®n de las zonas reclamadas; tambi¨¦n tras la anexi¨®n de Crimea (como atestigua la propuesta danesa). Adem¨¢s, el hecho de tener plataformas continentales tan grandes como sea posible redundar¨ªa en beneficio de todos los Estados ba?ados por el oc¨¦ano ?rtico. Puesto que no parece haber muchos recursos valiosos en esas zonas superpuestas ¡ªy aunque los hubiera, todo indica que pasar¨ªan d¨¦cadas hasta que la tecnolog¨ªa permitiese su uso comercial¡ª, parece dif¨ªcil argumentar que vayan a surgir tensiones entre los Estados de la costa ¨¢rtica. Otro problema es la acumulaci¨®n de trabajo de la CLCS, es decir, tal vez sea necesario esperar hasta 2020 o m¨¢s tarde a que la CLCS haya podido procesar todas esas propuestas sobre el ?rtico, ya que hay m¨¢s de 100 peticiones procedentes de todos los rincones del planeta.
Aunque, por ejemplo, Dinamarca, Canad¨¢ y Rusia tuvieran problemas para establecer las fronteras de la zona del Polo Norte ¡ªo Dinamarca y Rusia, la frontera de la cresta de Lomonosov¡ª, nada indica que esto vaya a generar tensiones necesariamente. Es importante recordar tambi¨¦n en este contexto algunas de las lecciones aprendidas del pasado. Las negociaciones sobre la frontera del mar de Barents entre la Uni¨®n Sovi¨¦tica y luego Rusia con Noruega, su vecina de la OTAN, tardaron m¨¢s de 40 a?os en resolverse. Incluso durante la Guerra Fr¨ªa, Noruega y la Uni¨®n Sovi¨¦tica fueron capaces de firmar acuerdos de pesca para gestionar los recursos pesqueros de la zona reclamada por ambos pa¨ªses.
Por tanto, ?c¨®mo podr¨ªa influir el empeoramiento general de las relaciones entre Rusia y las potencias occidentales en una cooperaci¨®n ¨¢rtica que se lleva a cabo bajo los auspicios del Consejo ?rtico principalmente, pero que tambi¨¦n compete a los propios Estados de la costa ¨¢rtica en lo tocante a la pesca? Aunque la cooperaci¨®n ¨¢rtica parezca ser uno de los ¨²ltimos foros intergubernamentales en los que Rusia todav¨ªa sigue cooperando con sus hom¨®logos occidentales, la falta de confianza cada vez mayor ya ha influido en lo que se puede esperar de la cooperaci¨®n del Consejo ?rtico. Si el conflicto de Ucrania se agrava, parece dif¨ªcil que la cooperaci¨®n no se vea afectada. En el peor de los casos, Rusia podr¨ªa incluso retirarse del Consejo ?rtico, lo que, en la pr¨¢ctica, supondr¨ªa el fin de la colaboraci¨®n entre vecinos. Es importante recordar que Rusia representa la mitad del ?rtico, por lo que seguir adelante con la pol¨ªtica os acuerdos en esas condiciones ser¨ªa poco realista. No obstante, resulta significativo que la cooperaci¨®n ¨¢rtica siga manteni¨¦ndose en un momento en el que las relaciones entre Rusia y las potencias occidentales son extremadamente dif¨ªciles.?
Timo Koivurova es catedr¨¢tico investigador y director del Instituto del Norte para el Derecho Medioambiental y de las Minor¨ªas, Centro ?rtico, Universidad de Laponia.
Traducci¨®n de News Clips.
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