El general curtido en derrotas

¡°Es el momento de cerrar las heridas. Ha sido una victoria de todos los nigerianos¡±. Con estas palabras conciliadoras le¨ªdas durante su primer discurso a la naci¨®n tras ganar el martes pasado las elecciones presidenciales de Nigeria, Muhamadu Buhari quiso dejar patente que se abre un tiempo nuevo para el pa¨ªs m¨¢s poblado de ?frica y la primera econom¨ªa del continente.

Para entonces, las urnas ya hab¨ªan dejado bien claro que ¨¦l, al frente de una coalici¨®n de opositores, ser¨¢ el encargado de llevar las riendas del pa¨ªs: 15,4 millones de votos (54%) frente a los 12,3 millones obtenidos por el actual presidente, Goodluck Jonathan. Por primera vez en la historia de la democracia nigeriana, la oposici¨®n llega al poder, pero al general, como le conocen todos en Nigeria, le toca ahora gestionar la esperanza de cambio.

El pozo en el que estaba cayendo Nigeria le puso la victoria en bandeja a este hombre que fue golpista en los ochenta y derrotado tres veces en unas presidenciales. Una corrupci¨®n que campa a sus anchas, la descontrolada violencia desplegada por la secta radical Boko Haram en el noreste y la ca¨ªda de los precios del petr¨®leo no han sido sino las estocadas que la oposici¨®n necesitaba para doblegar al partido en el poder. En su discurso de la victoria, Buhari tambi¨¦n proclam¨® que no ahorrar¨¢ esfuerzos para derrotar a Boko Haram, que ha asesinado a miles de personas en su lucha para instaurar un califato. En la campa?a, ha jugado sus bazas. Musulm¨¢n y del norte, se mostr¨® favorable a la aplicaci¨®n de la ley isl¨¢mica, la gran reivindicaci¨®n de Boko Haram. Pero en recientes declaraciones, ha descartado que sea una propuesta para todo el pa¨ªs (ser¨ªa algo impensable en el sur cristiano).

Nacido hace 72 a?os en Daura, una ciudad del norte de Nigeria pr¨®xima a la frontera con N¨ªger, Buhari ingres¨® muy joven en el Ej¨¦rcito, en el que desarroll¨® una brillante carrera. En 1983, lideraba un golpe militar que le llevaba a la jefatura del Estado. Ten¨ªa 41 a?os. Durante los 20 meses que fue presidente del pa¨ªs, Buhari emprendi¨® la guerra contra la indisciplina. Medio millar de pol¨ªticos, empresarios y funcionarios fueron encarcelados acusados de corrupci¨®n. Buhari dict¨® medidas restrictivas contra la prensa y prohibi¨® la oposici¨®n. Pronto fue derrocado por un compa?ero de armas que lo encarcel¨® tres a?os y medio.

La estabilizaci¨®n de la democracia a partir de 1999 le brind¨® la posibilidad de intentar volver a la presidencia, esta vez por la v¨ªa electoral. Hasta en tres ocasiones se present¨® a los comicios, pero fue derrotado por Olusegun Obasanjo, Umaru Yar¡®Adua y por el propio Jonathan, en 2011.

Buhari no es de los que se rinden. Dos a?os despu¨¦s de su ¨²ltimo varapalo en las urnas, logr¨® reunir a los principales partidos de oposici¨®n en torno a su figura, creando el Congreso de Todos los Progresistas. Su aura de hombre estricto, pero honrado, tambi¨¦n ha jugado a su favor.

Muchos piensan que ah¨ª ha estado la clave de que los nigerianos se hayan inclinado por un pol¨ªtico duro e inflexible en un momento tan dif¨ªcil. Esta vez ya era la hora del general.