Obama esgrime ante los cr¨ªticos el potencial de su doctrina de di¨¢logo
El presidente defiende su pol¨ªtica de acercamiento a adversarios como Ir¨¢n y Cuba
"Irresponsable y francamente ingenuo¡±. As¨ª describi¨® la senadora Hillary Clinton, en 2007, la visi¨®n de la pol¨ªtica exterior de Barack Obama, entonces un senador novato que aspiraba a arrebatarle a la veterana Clinton la nominaci¨®n dem¨®crata a la Casa Blanca. En un debate de candidatos en Carolina del Norte, un ciudadano pregunt¨® a Obama si, en caso de salir elegido, aceptar¨ªa reunirse en su primer a?o de mandato con los l¨ªderes de pa¨ªses enemigos. Entre otros, cit¨® a Cuba e Ir¨¢n.
Obama va en camino de cumplir aquella promesa ¡°ingenua y francamente irresponsable¡±. Ocho a?os despu¨¦s del intercambio con Clinton, negocia con Ir¨¢n, un pa¨ªs al que la anterior administraci¨®n coloc¨® en el eje del mal, y prepara la reapertura de las relaciones diplom¨¢ticas con Cuba, un giro en una pol¨ªtica de confrontaci¨®n que en medio siglo no ha dado frutos. No hay sorpresas: aunque m¨¢s tarde de lo anticipado en el debate de Carolina del Norte, Obama negocia con los enemigos.
Thomas Friedman, un columnista de larga trayectoria, una de las voces a las que la Casa Blanca escucha y ocasional partenaire de golf, le pregunt¨® el s¨¢bado al presidente si exist¨ªa un denominador com¨²n entre su deshielo con Ir¨¢n, Cuba y Birmania, tres pa¨ªses que hasta hace poco Estados Unidos buscaba aislar. ?Existe la doctrina Obama? ¡°Usted me pregunta sobre una doctrina Obama¡±, dice el presidente en la entrevista, publicada en The New York Times. ¡°La doctrina es: nos acercaremos pero preservaremos nuestras capacidades¡±.
Si resulta que esto no lleva a mejores resultados, podemos ajustar nuestras pol¨ªticas Barack Obama, presidente de EE UU
Sobre Cuba, Obama dice que, al tratarse de un pa¨ªs peque?o que no amenaza los intereses de EE UU, vale la pena intentar la aproximaci¨®n. ¡°Si resulta que esto no lleva a mejores resultados, podemos ajustar nuestras pol¨ªticas¡±, a?ade.
Ir¨¢n, una potencia chi¨ª con tent¨¢culos en otros pa¨ªses de Oriente Pr¨®ximo, es distinto, pero la doctrina sirve igual. ¡°Si podemos resolver estos temas diplom¨¢ticamente, es m¨¢s probable que estemos seguros, en una posici¨®n mejor para proteger a nuestros aliados y, ?qui¨¦n sabe?, puede que Ir¨¢n cambie. Si no cambia, nuestras capacidades de disuasi¨®n, nuestra capacidad militar sigue en pie¡±.
Seg¨²n la doctrina Obama, EE?UU ¡ªla superpotencia econ¨®mica y militar, sin rival pese al ascenso de China¡ª puede permitirse el lujo de ensayar la aproximaci¨®n con los viejos enemigos. Hay margen para el error, seg¨²n Obama, y alternativas. Seg¨²n la doctrina Obama, la que el presidente proclamaba en sus tiempos de candidato, la diplomacia y el multilateralismo son la opci¨®n preferible cuando las otras, o no han funcionado ¡ªcomo las sanciones a Cuba¡ª o nadie en Washington las desea, como una guerra contra Ir¨¢n.
Seg¨²n la doctrina Obama, la diplomacia y el multilateralismo son la opci¨®n preferible cuando las otras, o no han funcionado o nadie en Washington las desea
El acuerdo preliminar con Ir¨¢n, adoptado la semana pasada con EE?UU, Rusia, China, Reino Unido, Alemania y Francia, es una traducci¨®n pr¨¢ctica, punto por punto, del libreto obamiano. Tambi¨¦n lo es el di¨¢logo con Cuba, que esta semana propiciar¨¢ un encuentro entre Obama y el presidente cubano, Ra¨²l Castro, en la Cumbre de las Am¨¦ricas, en Panam¨¢. Por primera vez desde el inicio de la presidencia en 2009, a dos a?os del final del segundo y ¨²ltimo mandato, el presidente aplica la doctrina. Se juega el legado, el p¨¢rrafo que le dedicar¨¢n los libros de Historia, obsesi¨®n de todos los presidentes en una etapa final.
Arreglar los desperfectos de la presidencia de su antecesor, George W. Bush, hab¨ªa sido hasta ahora la prioridad de Obama, de Irak a Afganist¨¢n. Se qued¨® a medias. Donde Obama quiso imponer su sello ¡ªen el reinicio de las relaciones con Rusia; en Libia ¡°liderando desde atr¨¢s¡±, por usar la expresi¨®n de un asesor suyo; o el giro hacia Asia¡ª las cosas se torcieron o quedaron desdibujada.
Obama no se conforma con un acuerdo nuclear con Ir¨¢n o el fin de la guerra fr¨ªa con Cuba. El deshielo cubano puede entenderse en clave de normalizaci¨®n de las relaciones de EE UU con Am¨¦rica Latina. En la entrevista con Friedman, el presidente especula que un acuerdo con Ir¨¢n lleva a la prosperidad econ¨®mica de este pa¨ªs y a una apertura y que todo esto reestablezca el equilibrio entre chi¨ªes y sun¨ªes. La quimera de arreglar Oriente Pr¨®ximo no abandona a los presidentes de EE UU.
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