Pe?a Nieto toma la bandera de la justicia para recuperar popularidad

El presidente de M¨¦xico, Enrique Pe?a Nieto, dio ayer una muestra de vuelo rasante. Sin haberse recuperado a¨²n de los golpes recibidos en los ¨²ltimos meses, dej¨® por un momento las grandes palabras y puso la mira en uno de esos problemas diarios y casi b¨ªblicos que sufre la poblaci¨®n mexicana: el desastre de los juzgados. En un gesto dise?ado hasta el ¨²ltimo mil¨ªmetro, en el imponente patio central de Museo Nacional de Antropolog¨ªa y con presencia masiva de la inteligencia universitaria, se comprometi¨® a reformar la denominada justicia cotidiana, aquella que, excluyendo el ¨¢mbito penal, absorbe el 87% de los pleitos y que, por tanto, m¨¢s directamente afecta a los ciudadanos. Un sector que, en opini¨®n de Pe?a Nieto, anda ¡°rezagado, olvidado y rebasado¡±.

¡°Es la justicia que permite a un menor recibir la pensi¨®n alimentaria, es la justicia que demanda una trabajadora despedida por estar embarazada, es la justicia que se merece el due?o de un negocio que no puede cobrar un cheque o que se siente acosado por inspectores abusivos que le impiden realizar su actividad¡±, afirm¨® el presidente.

La iniciativa, con un claro sesgo popular, responde al compromiso adquirido el 27 de noviembre pasado, cuando, acuciado por la tragedia de Iguala y los esc¨¢ndalos inmobiliarios, Pe?a Nieto hizo p¨²blica una segunda agenda de reformas. La posibilidad de que por esta v¨ªa pueda recuperar el cr¨¦dito perdido es vista con escepticismo por los analistas, pero su presentaci¨®n, como es habitual en el ¨¢mbito presidencial, no es casual, ni por el momento ni por el contenido.

Un informe acad¨¦mico plantea una bater¨ªa de medidas como agilizar tr¨¢mites y aumentar el conocimiento ciudadano del sistema judicial

El PRI se enfrenta el pr¨®ximo siete de junio a unas espinosas elecciones parciales (1.009 ayuntamientos, 9 gobernadores, 17 Estados y el Congreso) que van a ser contempladas como una rev¨¢lida a la pol¨ªtica del presidente. Su p¨¦rdida de atractivo entre la poblaci¨®n, sumida en una profunda crisis de confianza, como ha reconocido el propio Pe?a Nieto, le ha llevado a replantearse en voz alta el rumbo de su Gobierno y poner como nuevo objetivo la recuperaci¨®n de la calle, de su conexi¨®n con la ciudadan¨ªa. Un deseo en el que encaja perfectamente la mejora del sistema judicial.

La ocasi¨®n elegida para este giro fue la entrega al presidente del informe sobre justicia cotidiana elaborado por el prestigioso Centro de Investigaci¨®n y Docencia Econ¨®micas (CIDE), en colaboraci¨®n con 17 instituciones. El documento, con 217 propuestas, constituye un ambicioso programa de acci¨®n, cuyo desarrollo ha de comprometer, seg¨²n sus autores, a todos los poderes e instancias del Gobierno.

¡°El escenario es profundamente preocupante y cuenta con tres obst¨¢culos: el primero, que la mayor¨ªa de las personas desconocen sus derechos; el segundo, que el acercamiento a la justicia es largo y oneroso, y el ¨²ltimo, la falta de medios y una independencia judicial fr¨¢gil¡±, explic¨® el director general del CIDE, Sergio L¨®pez Ayll¨®n.

Para hacer frente a este desaf¨ªo, el informe postula una bater¨ªa de medidas que tienen como denominador com¨²n agilizar los tr¨¢mites, aumentar el conocimiento ciudadano del sistema judicial, y apoyar a grupos vulnerables, como inmigrantes o trabajadoras dom¨¦sticas. Tambi¨¦n se centra en la apertura de centros de asistencia, instancias de di¨¢logo y juntas de arbitraje, as¨ª como una reforma del gobierno judicial tendente a fortalecer su independencia y transparencia.

¡°M¨¦xico necesita una pol¨ªtica de Estado para hacer frente a la profunda crisis de la justicia social. Encaramos el reto de evitar el divorcio entre los ciudadanos y el Estado, una separaci¨®n que puede dar lugar a la regresi¨®n y el caos¡±, afirm¨® el director del Instituto de Investigaciones Jur¨ªdicas de la UNAM, Pedro Salazar Ugarte.

El informe entra ahora en la maquinaria gubernamental. Muchas de sus recomendaciones tendr¨¢n que transformarse en iniciativas parlamentarias y su plasmaci¨®n para el ciudadano tardar¨¢ a?os. Mucho tiempo para un presidente cuya valoraci¨®n anda bajo m¨ªnimos hist¨®ricos, pero que se resiste a perder el partido.