Un ziguin¨ª en Lampedusa
Vecinas de la isla preparan el plato t¨ªpico eritreo para 30 menores que duermen en la calle Les ense?¨® la receta una m¨¦dico que libera inmigrantes de las mafias a su paso por Egipto
Los ¨²ltimos inmigrantes que quedaban el jueves en Lampedusa ¡ªlos que llegaron la semana anterior fueron trasladados a Sicilia y reemplazados el viernes por otro millar que lleg¨®, como estos, en barcazas desde Libia¡ª eran un grupo de 30 adolescentes eritreos que se negaban a acudir al centro de inmigrantes de la isla. No quer¨ªan ir all¨ª por miedo a que la polic¨ªa los identificara. Cre¨ªan que, si lo hac¨ªan, los encerrar¨ªan en un centro de menores y no podr¨ªan viajar a Francia, Alemania, Suiza o Reino Unido, sus pa¨ªses de destino.
Estos chicos de aspecto delgado e historias terribles, quedaron, debido a su decisi¨®n, fuera del sistema. Dorm¨ªan en las calles y las playas y no ten¨ªan acceso a agua, comida o ropa nueva. Por eso, acud¨ªan cada d¨ªa a la plaza de la iglesia, donde varias vecinas del pueblo, ayudadas por dos monjas, les daban de comer y les facilitaban pantalones, camisas o zapatos viejos que recogen entre la poblaci¨®n local. El jueves por la noche, estas se?oras prepararon para ellos ziguin¨ª, un plato t¨ªpico de su pa¨ªs. ¡°Fue Alganesh, una m¨¦dico milanesa de origen eritreo, la que nos ense?¨® a hacerlo¡±, asegura una de las organizadoras de esta cena.
Los chicos estaban fuera del sistema. Evitaban el centro de acogida por miedo a ser reclu¨ªdos y no poder seguir su viaje
Alganesh, la maestra de estas cocineras, es Alganesh Fessaha, presidenta de la ONG italiana Gandhi. Visita de tanto en tanto Lampedusa, pero su trabajo, sobre todo, est¨¢ en origen. En Sud¨¢n, Etiop¨ªa y la pen¨ªnsula del Sina¨ª, en Egipto, pa¨ªses que forman parte del viaje hacia Europa de los eritreos que escapan del r¨¦gimen de Isa¨ªas Afewerki, uno de los m¨¢s represivos del mundo. Cada mes son m¨¢s de 5.000 los que lo hacen, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial para las Migraciones (OIM).
En su huida de la dictadura, provocada por la persecuci¨®n religiosa o por un servicio militar que se sabe cuando empieza pero no cuando acaba, muchos de ellos buscaban llegar hasta Israel, donde entraban a trav¨¦s de Gaza. Pero desde que ese pa¨ªs cerrara a cal y canto sus fronteras, la ¨²nica salida es pasar a Libia para, desde all¨ª, dar el salto a Lampedusa o Sicilia con barcas muy precarias. En Sud¨¢n, muchos caen en las manos de las mafias de traficantes de personas gestionadas por beduinos egipcios. Estos los conducen hasta el Sina¨ª, donde los mantienen encerrados y torturados.
Fessaha ha conseguido rescatar en el Sina¨ª a m¨¢s de 700 inmigrantes secuestrados
¡°Los secuestradores llaman a sus familias en Eritrea para que puedan escuchar sus gritos mientras los martirizan¡±, explica Fessaha a La Repubblica. ¡°Funden pl¨¢stico en su piel, los muelen a palos o les queman el pelo con queroseno¡±, a?ade. Exigen un rescate que, afirma, puede ascender hasta los 45.000 d¨®lares. ¡°Si no pagas, venderemos una de sus c¨®rneas o un ri?¨®n¡±, dicen los traficantes a sus familiares.
Hasta el momento, Alganesh ha conseguido liberar en el Sina¨ª a m¨¢s de 700 j¨®venes en esta situaci¨®n. Lo ha hecho gracias a su amistad con el jeque beduino Mohamed Hassan Awwad, uno de los pocos de esa zona que combate a estas mafias de secuestradores. La cooperante se encarga despu¨¦s de curar las terribles heridas que les causan y de procurarles agua, comida y apoyo psicol¨®gico.
Este es el drama que algunos de estos chicos que comen frente a la iglesia han tenido que sufrir antes de llegar a Italia. El jueves, en los bancos de la plaza, apuraban sus platos llenos con este rag¨² picante. Al d¨ªa siguiente cogieron el ferri hacia Sicilia.
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