Varoufakis y el doctor Fausto

Est¨¢ previsto que los ministros de Econom¨ªa de Grecia y Espa?a, Varoufakis y De Guindos, se entrevisten este jueves en Madrid. Es la primera vez que el heleno incluye a Espa?a en alguna de sus giras europeas. Ambos son personajes distintos. No s¨®lo porque ideol¨®gicamente se encuentren alejados sino porque parecen tener concepciones diferentes de la econom¨ªa. Si Guindos escribiese un libro poco tendr¨ªa que ver con el que este jueves empieza a distribuirse en las librer¨ªas de nuestro pa¨ªs, cuyo autor es Varoufakis: Econom¨ªa sin corbata (editorial Destino).

Publicado originariamente en 2013, cuando pertenec¨ªa al mundo acad¨¦mico, est¨¢ escrito bajo la premisa de que si un economista no es capaz de explicar las grandes cuestiones econ¨®micas de forma que los j¨®venes las puedan entender ¡°es que ni t¨² mismo las entiendes¡±. Como su anterior libro El Minotauro global (Capit¨¢n Swing), ¨¦ste tampoco trata espec¨ªficamente de Grecia aunque en cada una de sus palabras el lector pueda ver reflejadas las opiniones del autor sobre la coyuntura que atraviesa su pa¨ªs.

En algunos momentos este texto parece una versi¨®n para economistas de La traici¨®n de los intelectuales de Juli¨¢n Benda (Galaxia Gutenberg). Tambi¨¦n Varoufakis denuncia el papel del ¡°clero¡± en la econom¨ªa, cuando una serie de expertos que se cooptan entre s¨ª inculcan una ideolog¨ªa legitimadora de la realidad presente, e inventan y establecen los rituales y las reglas del juego.

Pero los momentos m¨¢s brillantes del libro, no pod¨ªa ser menos, son los dedicados al estudio del endeudamiento. Para ello, el autor se sirve de la historia de Fausto, que vende su alma a Mefist¨®feles, y as¨ª aborda ¡°un concepto a la vez injusto y dif¨ªcil de comprender: la deuda¡±. Del Doctor Fausto existen al menos dos versiones, la de Marlowe, del siglo XVI, y la de Goethe, del siglo XIX. En ambas coincide una buena parte de la trama: Mefist¨®feles se acerca al doctor Fausto para ofrecerle todos los placeres que desee durante 20 a?os con la condici¨®n de que ¨¦ste le prometa que, pasadas esas dos d¨¦cadas, le entregar¨¢ su alma. Fausto decide que 20 a?os de felicidad son suficientes y que no le importa lo que haga despu¨¦s Mefist¨®feles con su alma, y lo acepta.

Mefist¨®feles hace firmar a Fausto un contrato no con tinta, sino con sangre, para que tenga un mayor valor simb¨®lico. ¡°Si lo miras fr¨ªamente¡±, escribe Varoufakis, ¡°este documento es un contrato de pr¨¦stamo que establece la deuda de Fausto con Mefist¨®feles: recibo de ti 20 a?os de felicidad y te prometo que, cuando el pr¨¦stamo caduque, recibir¨¢s mi alma¡±.

A partir de aqu¨ª difieren las versiones de Marlowe y Goethe. En la primera, despu¨¦s de los 20 a?os, Fausto suplica a Mefist¨®feles que le libere del contrato y que no le lleve consigo al infierno, pero ¨¦ste no le hace caso. En la versi¨®n de Goethe, al final Fausto se salva del infierno. Es ir¨®nico que, en esta ocasi¨®n, Varoufakis prefiera la versi¨®n germana de Goethe que la del brit¨¢nico Christopher Marlowe. ¡°La deuda es para las sociedades lo que es el infierno para el cristianismo: algo tan necesario como desagradable¡±, finaliza.