Arabia Saud¨ª hace un desplante a Obama en la cumbre del Golfo
El rey Salm¨¢n cancela el encuentro con el presidente de EE UU y env¨ªa al pr¨ªncipe heredero como representante
El rey Salm¨¢n de Arabia Saud¨ª ha hecho un desplante a Barack Obama al anunciar que no acudir¨¢ a la reuni¨®n con el presidente de Estados Unidos en la Casa Blanca pasado ma?ana, ni a la cumbre con el resto de los gobernantes del Golfo que le seguir¨¢ en Camp David. Aunque en su lugar env¨ªa al pr¨ªncipe heredero y al ministro de Defensa, la ausencia del m¨¢s poderoso de los monarcas de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga desluce la cita, y apunta a que Riad ve insuficientes las garant¨ªas de Washington ante el esperado acuerdo nuclear con Ir¨¢n. S¨®lo Kuwait y Qatar estar¨¢n representados al m¨¢ximo nivel.
El nuevo ministro de Exteriores saud¨ª, Adel al Jubeir, explic¨® en un comunicado el domingo por la noche que el rey delegaba en el pr¨ªncipe heredero, Mohamed Bin Nayef, la representaci¨®n de su pa¨ªs ¡°debido a que la cumbre coincide con la anunciada tregua humanitaria en Yemen y la apertura del Centro Rey Salm¨¢n para la Ayuda Humanitaria¡±. El texto tambi¨¦n se?alaba que asistir¨ªa el ministro de Defensa y segundo en la l¨ªnea de sucesi¨®n, Mohamed Bin Salm¨¢n.
Los portavoces estadounidenses han intentado quitar hierro al asunto que se produce en un momento en que Arabia Saud¨ª est¨¢ desplegando una pol¨ªtica exterior m¨¢s activa e independiente de su aliado americano. Ayer mismo, una fuente oficial citada por Reuters inform¨® de que Obama hab¨ªa conversado por tel¨¦fono con el monarca saud¨ª sobre la cumbre.
Seg¨²n The New York Times, Al Jubeir no les inform¨® del cambio de planes hasta el viernes por la noche, despu¨¦s de que la Casa Blanca hubiera anunciado que Obama recibir¨ªa a Salm¨¢n el mi¨¦rcoles. El rey hab¨ªa expresado su voluntad de acudir a esa reuni¨®n durante la visita del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, la semana pasada.
Obama invit¨® a los dirigentes del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo (CCG) poco despu¨¦s de que las seis grandes potencias alcanzaran un acuerdo marco con Teher¨¢n a principios de abril. Su objetivo era tranquilizar a esos aliados y lograr su apoyo. Los miembros del CCG (que adem¨¢s de Arabia Saud¨ª, Kuwait y Qatar, tambi¨¦n incluye a Emiratos ?rabes Unidos, Om¨¢n y Bahr¨¦in) no han llegado a mostrar su descontento con ese pacto de forma tan abierta como Israel, pero su escepticismo y preocupaci¨®n se han hecho evidentes.
Algunos analistas se han apresurado a se?alar que el desaire real indica que los ¨¢rabes rechazan el acuerdo nuclear con Ir¨¢n. Parece una lectura simplista. El temor no se centra tanto en la posibilidad de que Ir¨¢n adquiera el arma at¨®mica, como en la creciente influencia que su vecino ha adquirido desde la intervenci¨®n estadounidense en Irak y la posterior primavera ¨¢rabe. Para esos pa¨ªses, con Arabia Saud¨ª a la cabeza, la presencia iran¨ª en Irak y Siria, su apoyo al Hezbol¨¢ liban¨¦s y, ahora, su respaldo a los Huthi de Yemen, equivalen a una intromisi¨®n en la tierra ¨¢rabe.
¡°El principal dilema en las relaciones entre Ir¨¢n y los ¨¢rabes es el deseo iran¨ª de expandirse¡ El acuerdo nuclear entre Occidente e Ir¨¢n ha creado una nueva din¨¢mica¡±, explicaba el ministro de Estado de Exteriores emirat¨ª, Anwar Gargash, durante una entrevista con Sky News Arabia el pasado domingo.
Una vez que se levanten las sanciones internacionales al r¨¦gimen de los ayatol¨¢s, los ¨¢rabes temen que la Rep¨²blica Isl¨¢mica se sienta a¨²n m¨¢s crecida para intervenir en la regi¨®n y soliviante a las comunidades chi¨ªes en Bahr¨¦in o el este de Arabia Saud¨ª. De ah¨ª que hayan querido tener garant¨ªas de que el acuerdo con Ir¨¢n no significa que EE. UU. est¨¦ cambiando de socio estrat¨¦gico.
Kerry se reuni¨® el mismo viernes en Par¨ªs con sus hom¨®logos de los seis pa¨ªses invitados a Camp David para abordar ese punto. De acuerdo con la prensa regional, los dirigentes ¨¢rabes aspiraban a un tratado de defensa con Estados Unidos, que les garantizara que su aliado no est¨¢ dando un giro hacia Ir¨¢n. Sin embargo, dado el creciente recelo de la opini¨®n p¨²blica estadounidense hacia las intervenciones militares, todo lo m¨¢s que al parecer est¨¢ sobre la mesa es un compromiso presidencial. ¡°Necesitamos algo escrito¡±, ha llegado a decir el embajador emirat¨ª en Washington, Yusef al Otaiba.
Washington parece preferir que los miembros del CCG desarrollen su propio sistema de defensa conjunta. Pero incluso si desean comprar armas m¨¢s avanzadas para mantener la superioridad militar sobre Ir¨¢n, esto choca con el compromiso de EE. UU. con Israel de mantener ciertas restricciones al armamento que las empresas del ramo pueden venderles.
En el trasfondo del debate subyace la desconfianza que en los ¨²ltimos a?os se ha instalado entre los ¨¢rabes y la Administraci¨®n Obama. Arabia Saud¨ª y sus socios siguen sin entender c¨®mo Estados Unidos pudo dejar caer al presidente egipcio Hosni Mubarak y, sin embargo, ha permitido que el sirio Bachar el Asad aplaste a su pueblo sin intervenir. En ese contexto, las recientes declaraciones de Obama sobre que esos pa¨ªses debieran preocuparse m¨¢s de las amenazas internas que de Ir¨¢n, s¨®lo a?aden suspicacias. Algunos saudi¨®logos opinan que Riad s¨®lo espera a que cambie el actual inquilino de la Casa Blanca.
En cualquier caso, la decisi¨®n de Salm¨¢n ha sido un golpe al empe?o de Washington, amplificado adem¨¢s con las ausencias del rey Hamad de Bahr¨¦in (muy pr¨®ximo a los saud¨ªes) y los l¨ªderes de Emiratos y Om¨¢n (por razones de salud). S¨®lo Qatar y Kuwait van a estar representados al m¨¢ximo nivel por sus respectivos emires.
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