Una nueva teor¨ªa sobre la muerte de Osama Bin Laden
Los m¨¦todos period¨ªsticos de Seymour Hersh despiertan cr¨ªticas
Las diferentes teor¨ªas sobre qui¨¦n orden¨® la muerte del expresidente John F. Kennedy siguen vivas m¨¢s de 50 a?os despu¨¦s de su asesinato en una calle de Dallas. Unas elucubraciones que pronto pueden dar paso a nuevas conjeturas sobre el final de Osama Bin Laden en Pakist¨¢n. Este domingo, el prestigioso periodista estadounidense Seymour Hersh public¨® una nueva versi¨®n, seg¨²n la cual el relato oficial defendido por la Casa Blanca desde hace cuatro a?os es falso.
Seg¨²n Hersh, EE UU habr¨ªa contado con la ayuda directa de los servicios de inteligencia paquistan¨ªes para acabar con la vida del cerebro de los atentados del 11 de Septiembre. El l¨ªder de Al Qaeda estaba preso desde 2006. Su hallazgo ocurri¨® gracias a un informante de Pakist¨¢n, no a una operaci¨®n de la CIA. Y todo ocurri¨® gracias a un acuerdo entre ambos pa¨ªses.
Pero a diferencia de otros grandes trabajos de Hersh, ganador del Premio Pulitzer en 1970, varias voces han rechazado inmediatamente su versi¨®n. La Casa Blanca asegura que las revelaciones carecen de fundamento. Un exagente de la CIA ha declarado a la web Politico que ¡°todos los datos son incorrectos¡±. ¡°Hay demasiados errores y afirmaciones sin hechos en esta pieza como para comprobarlas una por una¡±, zanj¨® en un comunicado el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ned Price.
¡®El asesinato de Osama Bin Laden¡¯ defiende que el ISI contaba con un agente infiltrado en el complejo residencial de Bin Laden
El autor de reportajes de investigaci¨®n de impacto, como las revelaciones de la c¨¢rcel de Abu Graib en Irak, en una serie de reportajes para The New Yorker en 2004, o la masacre de My Lai en Vietnam en 1969, no ha disfrutado de la misma reacci¨®n con su ¨²ltimo trabajo. Hersh basa su investigaci¨®n en las afirmaciones de fuentes an¨®nimas: un exagente de la CIA y dos consultores ¡°que tuvieron acceso a la informaci¨®n¡±.
¡°La Casa Blanca todav¨ªa mantiene que esta fue una operaci¨®n estadounidense y que los oficiales del Ej¨¦rcito de Pakist¨¢n y su Servicio de Inteligencia no fue avisado con antelaci¨®n. Esto es falso¡±, dice Hersh. Para ¨¦l, la versi¨®n oficial ¡°la podr¨ªa haber escrito Lewis Carroll¡± y disputa que Bin Laden hubiera elegido una peque?a localidad a poco m¨¢s de 60 kil¨®metros de Islamabad ¡°como el lugar m¨¢s seguro para vivir y liderar las operaciones de Al Qaeda¡±.
Hersh defiende que Bin Laden viv¨ªa en ese complejo de Abbottabad como prisionero del servicio secreto paquistan¨ª (ISI), que lo manten¨ªa recluido para poder utilizar su figura como moneda de cambio con Al Qaeda, y que no s¨®lo conoc¨ªan la operaci¨®n que acab¨® con su muerte sino que llegaron a colaborar, abriendo camino a los Navy SEALs estadounidenses.
La pista sobre la ubicaci¨®n de Bin Laden no lleg¨® tampoco gracias a una operaci¨®n de la CIA que rastre¨® su red de comunicaciones, sino por la confesi¨®n de un agente de inteligencia paquistan¨ª que visit¨® la Embajada de EE UU en Pakist¨¢n y pidi¨® parte de los 25 millones de d¨®lares de recompensa a cambio de la informaci¨®n. La muerte de Bin Laden tampoco ocurri¨® tras un enfrentamiento con los Navy SEALS que llegaron hasta el tercer piso de la vivienda, sino que fue ejecutado.
Pakist¨¢n habr¨ªa ordenado la salida de todos los guardaespaldas de Bin Laden ¡°en cuanto oyeran los primeros helic¨®pteros¡±
Hersh s¨ª sostiene que fue el presidente Obama quien orden¨® la operaci¨®n que acab¨® con la muerte del l¨ªder de Al Qaeda y que las fuerzas especiales de los Navy SEALs se encargaron de llevarla a cabo. Sin embargo, habr¨ªa resultado clave la cooperaci¨®n de la inteligencia paquistan¨ª.
¡®El asesinato de Osama Bin Laden¡¯, publicado en The London Review of Books, defiende que el ISI contaba con un agente infiltrado en el complejo residencial de Bin Laden y que respondi¨® a todas las dudas de la CIA de cara a preparar el asalto. Pakist¨¢n habr¨ªa ordenado adem¨¢s la salida de todos los guardaespaldas de Bin Laden ¡°en cuanto oyeran los primeros helic¨®pteros¡± y que se cortase la luz el¨¦ctrica en la localidad desde horas antes de empezar el ataque.
Hersh habr¨ªa trabajado en esta investigaci¨®n, de m¨¢s de 10.000 palabras, durante los ¨²ltimos a?os. Sin embargo, fue rechazada por la revista The New Yorker. All¨ª public¨® en 2012 una informaci¨®n exclusiva sobre el entrenamiento de fuerzas iran¨ªes en bases militares de Nevada que nunca ha sido confirmada de manera oficial. Un a?o despu¨¦s, el periodista puso en duda los informes sobre ataques con armas qu¨ªmicas en Siria bas¨¢ndose una vez m¨¢s en fuentes an¨®nimas..
En esta ocasi¨®n, Hersh se ha apoyado en otros testimonios como los ofrecidos en un reportaje de The New York Times Magazine en 2014 o en las quejas del ex secretario de Defensa, Robert Gates, que denunci¨® en sus memorias -¡®Duty¡¯- que algunos de los hechos descritos por miembros de la Administraci¨®n en esos primeros instantes no eran correctos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.