El l¨ªder supremo de Ir¨¢n marca l¨ªneas rojas en la negociaci¨®n nuclear
Los ultraconservadores recurren a exageraciones y trampas para sabotear el proceso
El l¨ªder supremo de Ir¨¢n, el ayatol¨¢ Jamenei, ha evidenciado este mi¨¦rcoles las dificultades que a¨²n quedan en la recta final de la negociaci¨®n nuclear. En un discurso televisado, Jamenei ha subrayado que no aceptar¨¢ ¡°exigencias irracionales¡± y vetar¨¢ que los inspectores internacionales puedan interrogar a los cient¨ªficos que lideran el programa nuclear iran¨ª. Tambi¨¦n ha manifestado su oposici¨®n a que pueda haber inspecciones en centros militares. Mientras el l¨ªder supremo ha trazado las l¨ªneas rojas de un proceso que, en principio, respalda, sectores del Parlamento intentan boicotear el di¨¢logo internacional.
"Estoy convencido de que no va a alcanzarse un acuerdo¡±, repite varias veces durante la entrevista Hossein Shariatmadari, director del diario Kayhan, azote de reformistas y toda una instituci¨®n en Ir¨¢n. El acuerdo es, obviamente, el acuerdo nuclear. Dado que Shariatmadari representa al l¨ªder supremo ante la casa editorial que publica ese peri¨®dico, cabe preguntarse si sabe algo que no sepa la mayor¨ªa de los iran¨ªes, que apuesta porque se logre. No est¨¢ claro si Shariatmadari s¨®lo proyecta los deseos de sus correligionarios, o act¨²a como v¨¢lvula de escape para aventar las frustraciones de los inmovilistas.
El portavoz oficioso de los ultraconservadores, sobre cuyo despacho hay un ordenador Apple con una pantalla enorme, repite el conocido argumento de que el asunto nuclear es s¨®lo una excusa de Estados Unidos para mantener las sanciones y someter a la Rep¨²blica Isl¨¢mica. ¡°Necesitan ese desaf¨ªo y utilizan las sanciones como un instrumento militar contra nosotros; estamos convencidos de que la negociaci¨®n nunca llegar¨¢ al final¡±, insiste.
La desconfianza hacia Estados Unidos no es exclusiva de los conservadores, pero s¨®lo ellos parecen dispuestos a explotarla hasta la manipulaci¨®n para sabotear el primer esfuerzo serio desde la revoluci¨®n de 1979 para reparar no s¨®lo las (inexistentes) relaciones bilaterales entre su pa¨ªs y la primera potencia mundial, sino el lugar de Ir¨¢n en el mundo. Constituye una prueba de que se est¨¢n quedando sin argumentos.
¡°Estados Unidos ha dicho que su objetivo era el cambio de comportamiento del r¨¦gimen iran¨ª y al final el cambio de r¨¦gimen¡±, afirma Shariatmadari obviando el orden y la significativa diferencia entre uno y otro que permiti¨® el encuentro del secretario de Estado, John Kerry, con el ministro de Exteriores y jefe del equipo negociador, Mohammad Javad Zarif. Tambi¨¦n asegura que Washington les ha pedido cosas concretas como que dejen de apoyar a Hezbol¨¢, Ham¨¢s y Yihad Isl¨¢mica y que les exige ¡°reconocer al Estado israel¨ª y no apoyar al pueblo iraqu¨ª¡±, algo de lo que no hay ning¨²n otro testimonio. De ah¨ª que deduzca que las negociaciones se dirigen a ¡°un callej¨®n sin salida¡±.
Algunos observadores estiman que el veterano director (lleva 22 a?os al frente de Kayhan) resulta muy ¨²til a los negociadores. ¡°Les permite decir a los americanos: miren la oposici¨®n que tenemos en casa¡±, estima un diplom¨¢tico occidental. Pero Zarif rechaza esa interpretaci¨®n. ¡°?jala fuera algo totalmente orquestado, as¨ª no tendr¨ªa que pasar por el sufrimiento, el dolor y la agon¨ªa de convencer a nuestros halcones¡±, ha respondido Zarif a la revista alemana Der Spiegel.
Sus objeciones al pacto tal vez tengan m¨¢s eco, pero Shariatmadari no es con mucho la ¨²nica voz cr¨ªtica. En el Parlamento, dominado por los conservadores, ni siquiera el respaldo del l¨ªder supremo, Ali Jamenei, a las conversaciones ha frenado los intentos de sabotearlas. En su ¨²ltima escaramuza, los 80 firmantes de un proyecto de ley para ¡°boicotear las negociaciones nucleares hasta el cese de las amenazas de EE UU¡± han denunciado que fueron enga?ados. Al parecer, apoyaron el texto para su tramitaci¨®n en segundo grado de urgencia (un proceso no muy r¨¢pido que lo convert¨ªa en meramente testimonial), pero el diputado que lo propuso manipul¨® el documento para que pasara al nivel 3 (el realmente urgente), lo que motiv¨® la retirada de la mayor¨ªa de las firmas.
El recurso a tales artima?as parece confirmar el optimismo generalizado ante el resultado. De hecho, ni siquiera el montaraz Shariatmadari osa criticar la negociaci¨®n. ¡°Algunos creyeron que se pod¨ªa confiar en EE UU, as¨ª que [hab¨ªa que negociar] para demostrar que no es as¨ª y que el problema no es el acuerdo nuclear¡±, explica. Otra cosa ser¨ªa contradecir la voluntad del l¨ªder supremo, quien ha bendecido la negociaci¨®n aunque cada poco repite, como este mi¨¦rcoles, que no va aceptar ¡°exigencias irracionales¡±, como que los inspectores de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica puedan interrogar sus cient¨ªficos nucleares.
Shariatmadari incluso admite que el equipo negociador ¡°ha buscado los intereses del pa¨ªs¡± y que en esta nueva etapa ha visto ¡°m¨¢s seriedad¡±. ?No teme las consecuencias de que no se logre el acuerdo? ¡°En lo econ¨®mico, debemos desarrollar nuestras capacidades, y en cuanto a la amenaza de un ataque nuclear, la consideramos un farol¡±, concluye.
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