Pe?a Nieto sobre Brasil: ¡°Es el momento de un nuevo horizonte¡±
M¨¦xico y Brasil deciden acabar con su tradicional lejan¨ªa y abrir una etapa de acercamiento
No hay foto fija para Am¨¦rica. En los ¨²ltimos meses, los equilibrios de poder en la regi¨®n no han dejado de moverse. Cuando Estados Unidos y Cuba a¨²n no han culminado su hist¨®rico deshielo, ahora los dos gigantes latinoamericanos, M¨¦xico y Brasil, han decidido acabar con su tradicional lejan¨ªa y abrir una etapa de acercamiento y colaboraci¨®n. Ese es el objetivo de la visita de Estado iniciada el lunes por la presidenta brasile?a, Dilma Rousseff, la primera que efect¨²a al pa¨ªs norteamericano desde que lleg¨® al poder.
El giro acordado por Rousseff y el mandatario mexicano, Enrique Pe?a Nieto, es incipiente y a¨²n carece de masa cr¨ªtica suficiente para hacer girar los goznes continentales, pero tiene la virtud de situar en el mismo carril a dos naciones que suman el 62% del PIB de la zona, el 58% de sus exportaciones y el 55% de su poblaci¨®n. Un potencial estrat¨¦gico pocas veces visto en el ¨¢rea y cuya alianza pone t¨¦rmino, al menos en el terreno declarativo, al extra?o espect¨¢culo de dos colosos que viv¨ªan en un mismo continente, pero de espaldas: M¨¦xico mirando constantemente a su vecino del norte; Brasil ensimismada en su inmensidad.
La superaci¨®n de esta distancia, heredera de antiguos recelos, fue tomada como bandera por ambos presidentes en sus mensajes. ¡°Brasil y M¨¦xico, las dos mayores econom¨ªas de Latinoam¨¦rica, los pa¨ªses con la poblaci¨®n m¨¢s numerosa, no pod¨ªan vivir alejados el uno con el otro. Es el momento de un nuevo acercamiento¡±, se?al¨® Rousseff. ¡°Hoy damos un salto cualitativo en nuestras relaciones, subimos en el escal¨®n y abrimos un nuevo horizonte¡±, remach¨® Pe?a Nieto.
Hay personas que consideran que las econom¨ªas de Brasil y M¨¦xico compiten entre s¨ª, creo que esa es una visi¨®n equivocada, nuestras econom¨ªas son complementarias Dilma Rousseff en una entrevista a un diario local?
Detonante de este cambio ha sido la mala salud de la econom¨ªa brasile?a. Con la inflaci¨®n desbocada, en plena recesi¨®n y sometida al estr¨¦s de un ajuste duro, Brasilia busca socios que alivien sus penurias. Para ello, ha fortalecido su alianza con China, ahora visita M¨¦xico y el pr¨®ximo mes acude a Estados Unidos. En esta b¨²squeda no es dif¨ªcil ver tambi¨¦n la necesidad de Rousseff de resta?ar en el exterior las heridas que los abrumadores casos de corrupci¨®n nacionales le han infligido.
M¨¦xico, aunque mucho m¨¢s estable, tampoco atraviesa su mejor momento. Con un presidente en horas bajas, la crisis del petr¨®leo ha aletargado su econom¨ªa y postergado al menos dos a?os sus previsiones de crecimiento fuerte. A la euforia de las reformas estructurales que inauguraron el mandato de Pe?a Nieto, ha seguido el desencanto de los ajustes y los esc¨¢ndalos inmobiliarios.
En este escenario de fatiga, ambos l¨ªderes, procedentes de dos universos pol¨ªticos distantes, han visto una misma oportunidad. Y no han dudado en hacerla suya. ¡°Como dijo Octavio Paz, el mundo cambia cuando dos personas se miran a la cara y se reconocen¡±, proclam¨® la mandataria brasile?a, quien, antes de aterrizar ya hab¨ªa marcado su objetivo: "Hay personas que consideran que las econom¨ªas de Brasil y M¨¦xico compiten entre s¨ª, creo que esa es una visi¨®n equivocada, nuestras econom¨ªas son complementarias y representan los dos mayores mercados de Am¨¦rica Latina¡±
Desde esa necesidad compartida, el encuentro de los dos l¨ªderes ofreci¨® poco riesgo y mucha ganancia. El flujo comercial entre ambos pa¨ªses, de 9.200 millones de d¨®lares, es m¨ªnimo en comparaci¨®n con su potencial. Y los pleitos est¨¢n lejos de ser insalvables. El principal punto de fricci¨®n se sit¨²a desde hace a?os en el sector automovil¨ªstico, un campo de batalla que en ambas latitudes toca la fibra del orgullo nacional. Durante lustros, Brasil encabez¨® las exportaciones de coches y arras¨® en los mercados latinoamericanos. Pero M¨¦xico, con una estructura salarial forjada en la competencia con la mism¨ªsima China, ha superado recientemente a su vecino del sur desnivelando a su favor la balanza comercial.
Este cap¨ªtulo, que en otras ¨¦pocas habr¨ªa bastado para oscurecer la cita con fatigosas negociaciones, ha quedado desdibujado frente a la apertura de campo inaugurada en este viaje. No se trata ¨²nicamente de ajustar al alza las magnitudes comunes (Brasil es solo el octavo socio comercial de M¨¦xico, y este el d¨¦cimo de la potencia sure?a), sino de establecer, como se?alan fuentes diplom¨¢ticas mexicanas, un puente s¨®lido e incluso adentrase en la senda de la identidad cultural americana. La visita de Rousseff ha sido dise?ado para dar realce a este enfoque.
Aparte de reunirse con el presidente y la ¨¦lite empresarial, Rousseff acude hoy al foro pol¨ªtico m¨¢s importante, el Senado, y sobre todo, termina su recorrido en uno de los centros neur¨¢lgicos de la cultura mexicana: el Museo Nacional de Antropolog¨ªa. Un lugar donde M¨¦xico, en una espectacular exhibici¨®n de arquitectura y arqueolog¨ªa, ofrece la m¨¢s destilada visi¨®n de s¨ª mismo y de su caleidosc¨®pica historia. La propia Rousseff se ha encargado de subrayar este aspecto, cargado de simbolismo, con una apelaci¨®n a su ¡°compromiso con la identidad cultural de Am¨¦rica Latina¡±. Una base que, desde distintos idiomas, ambas naciones comparten. En el escenario latinoamericano se atisba un nuevo horizonte.
La econom¨ªas m¨¢s grandes de Am¨¦rica Latina
Hace una d¨¦cada pocos productos mexicanos se vend¨ªan en Brasil. Las dos econom¨ªas m¨¢s grandes de Am¨¦rica Latina han trabajado en los ¨²ltimos 10 a?os para duplicar su intercambio comercial. Aunque tambi¨¦n han sufrido los altibajos del panorama econ¨®mico mundial, juntos re¨²nen en 62% del PIB de la regi¨®n, seg¨²n datos del Banco Mundial.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.