¡°Muchos yihadistas europeos son pat¨¦ticos¡±
El corresponsal brit¨¢nico viaja en su nuevo libro a las ra¨ªces del terror y la sinraz¨®n del Estado Isl¨¢mico
Ser protestante en un pa¨ªs tan cat¨®lico como la Rep¨²blica de Irlanda seguramente ha ayudado a Patrick Cockburn (1950) a entender como pocos el conflicto entre chi¨ªes y sun¨ªes que palpita tras el yihadismo. M¨¢s a¨²n le ha ayudado el haberse pateado Oriente Pr¨®ximo desde 1979 como corresponsal de Financial Times y, desde 1991, de The Independent. Alarmado por la abulia con la que Occidente contempl¨® el surgimiento de Estado Isl¨¢mico y otros grupos tipo Al Qaeda en Irak y Siria, ha publicado ISIS, el retorno de la yihad.
Pregunta. ?Qu¨¦ papel juega la disputa entre sun¨ªes y chi¨ªes en Oriente Pr¨®ximo?
Respuesta. Hace mil a?os, los sun¨ªes ya quemaban mezquitas chi¨ªes en Bagdad. Siempre ha existido. Pero ha ido a mucho peor desde la Revoluci¨®n iran¨ª porque los saud¨ªes y las monarqu¨ªas sun¨ªes se sintieron amenazados y plantean las diferencias con Ir¨¢n en t¨¦rminos muy sectarios; Sadam?[Husein] ?se presentaba como un freno sun¨ª a los chi¨ªes de Ir¨¢n y todo empeor¨® con la invasi¨®n de Irak por Estados Unidos. Pero siempre estuvo ah¨ª.
P. Hay gente que se pregunta por qu¨¦ nos tenemos que implicar nosotros.
R. Dec¨ªan que los iraqu¨ªes se apa?aran entre ellos, y lo mismo con los sirios. Pero de repente apareci¨® Estado Isl¨¢mico. Ahora tenemos siete guerras en marcha entre la frontera de Pakist¨¢n y el norte de Nigeria en pa¨ªses musulmanes en los que el Estado se est¨¢ desmoronando y organizaciones del tipo de Al Qaeda son cada vez m¨¢s fuertes. Es inevitable que esos conflictos salpiquen a Europa y lleven a incidentes como Charlie Hebdo. Adem¨¢s, el desplome de esos estados y la miseria de sus poblaciones significan un incremento mucho mayor de gente que intenta llegar a Europa a trav¨¦s de Libia o las islas griegas. No podemos ignorarlo y confiar en que desaparezca.
P. ?C¨®mo surge Estado Isl¨¢mico?
R. Es diferente de otros movimientos. Es como una versi¨®n islamista de los Jemer Rojos de Camboya, un movimiento que surge de una guerra. Controlan un territorio bastante grande. Y no solo est¨¢ Estado Isl¨¢mico. Hay organizaciones estilo Al Qaeda que no pueden ser confinadas a esa zona. Ni pueden ser sobornadas. Es bastante asombroso que en 2001, despu¨¦s del 11-S, Bush declarara la guerra al terrorismo cuando Al Qaeda eran unos pocos miles en Afganist¨¢n. Ahora est¨¢n en todas partes. Han tomado una provincia en Yemen, asesinan egipcios, et¨ªopes, cristianos en Libia. Es inevitable que en Europa y en cualquier sitio del mundo seamos atacados por esta gente.
P. ?C¨®mo es que americanos y europeos nunca saben lo que hacen o a qui¨¦n tendr¨ªan que apoyar?
R. Lo que de verdad me sorprende es lo poco que los americanos conocen de esos lugares cuando se embarcan en una guerra. Sigue siendo asombroso lo poco que americanos y brit¨¢nicos conoc¨ªan sobre Irak cuando lo invadieron en 2003. Ten¨ªan que saber que los sun¨ªes no se iban a quedar tumbados a la bartola al perder sus trabajos cuando se disolvi¨® el ej¨¦rcito iraqu¨ª, que iban a reaccionar.
P. Dice usted que ISIS no existir¨ªa sin la guerra en Irak y en Siria. Ambas guerras tienen que ver con errores occidentales.
R. Cuando privas de esperanza a millones de personas, es muy f¨¢cil que las organizaciones extremistas puedan reclutar a esa gente amargada. Eso era verdad en 2003 y lo es ahora. Los americanos pusieron en Irak un r¨¦gimen como en el antiguo sistema colonial en el que todo lo gestionaban ellos, no los iraqu¨ªes. Eso cre¨® el terreno de cultivo que favoreci¨® el crecimiento de Al Qaeda. Lo mismo pas¨® en Siria despu¨¦s de 2011. Se cometi¨® un error similar en Afganist¨¢n. Se puede decir lo mismo de Libia. S¨ª, Gadafi era un dictador, pero ten¨ªan que haber pensado en qu¨¦ es lo que le reemplazar¨ªa. ?Le iba a sustituir un Gobierno, le iba a sustituir una uni¨®n de fuerzas, o iba a haber un vac¨ªo que se llenar¨ªa con anarqu¨ªa y la anarqu¨ªa acabar¨ªa beneficiando a los yihadistas?
P. ?Cree usted que el mundo ¨¢rabe, que la poblaci¨®n de esos pa¨ªses, quiere que se conviertan en democracias parlamentarias?
R. S¨ª, en muchos casos querr¨ªan. Pero no basta con la democracia. Eso es escoger qu¨¦ tipo de Estado queremos tener pero muchas veces ese Estado no existe y por lo tanto no hay mucho que escoger. Por ejemplo, Libia: no existe ning¨²n Gobierno para poder elegirlo. Y lo mismo en Siria. Hay elecciones de verdad en Irak pero al mismo tiempo tienes un desplome del imperio de la ley y un Gobierno completamente corrupto. Y para Estado Isl¨¢mico es f¨¢cil derribar esos estados cleptocr¨¢ticos.
P. ?Deber¨ªamos apoyar dictadores?
R. Eso es tentador, por supuesto, en lugares como Egipto, donde cualquier cosa es mejor que esa gente tomando el poder. Y eso funciona durante un tiempo. Pero, cuando cierras la puerta a cualquier posibilidad de discrepancia o de oposici¨®n, atemorizas a mucha gente pero hay una minor¨ªa que puede pensar que la ¨²nica forma de darle la vuelta a eso es la violencia.
P. ?C¨®mo deben los medios informar sobre la guerra? Porque usted dice que hay que estar all¨ª pero que eso no basta.
R. Los medios tienen que estar all¨ª pero es bueno que la gente conozca lo que son esos pa¨ªses. Hay que haber estado all¨ª antes para entender lo que est¨¢ pasando. Los medios fueron m¨¢s bien rom¨¢nticos al informar sobre los rebeldes, sobre la oposici¨®n en Libia y en Siria a comienzos de 2011; no vieron que entre la oposici¨®n hab¨ªa veteranos revolucionarios isl¨¢micos y fueron un poco ingenuos. Aunque, por supuesto, cada vez es m¨¢s peligroso informar desde esos sitios.
P. Dice usted que Isis no solo amenaza a los chi¨ªes sino que quiere combatir a todos los que no acepten su visi¨®n intolerante, puritana y violenta del islam. ?Deber¨ªamos empezar a tener miedo?
R. Miedo hasta cierto punto porque realmente esa es su intenci¨®n y son bastante efectivos, pero no de forma exagerada. Esta no es una amenaza existencial para Espa?a, para Francia, para Gran Breta?a. Los asesinos de Charlie Hebdo estar¨ªan encantados si hubieran visto la convulsi¨®n que crearon en Francia y que 40 l¨ªderes desfilaran por sus calles. La gente tiene que reaccionar ante ese tipo de cosas pero no tienen que volverse hist¨¦ricos. Eso es hacer el juego a los yihadistas.
P. ?Se exagera sobre los yihadistas europeos?
R. S¨ª. Hay 2,4 millones de musulmanes en Gran Breta?a y cinco millones en Francia. Y cada vez que tres escolares musulmanes brit¨¢nicos van a Siria se convierte en noticia de primera p¨¢gina y abre los informativos de la televisi¨®n. Los medios siguen el juego, pero son los gobiernos los que lo hacen. Mucha gente implicada en supuestos intentos de atentado son m¨¢s bien individuos pat¨¦ticos que no representan nada pero obtienen una publicidad gigantesca.
P. ?Tiene miedo cuando va a esas zonas?
R. S¨ª, claro, todo el mundo deber¨ªa tener miedo. Si no, no est¨¢s tomando las precauciones adecuadas. Yo pensaba que en estos sitios suelen morir los periodistas j¨®venes y entusiastas que intentan hacerse un nombre, freelancers, pero en realidad la mayor¨ªa de los que yo conozco que han muerto eran reporteros con mucha experiencia, gente como Mary Colvin, amigos como David Blundy. Cuantas m¨¢s veces vas a sitios peligrosos m¨¢s oportunidades hay de que te maten.
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