Los desaf¨ªos de Almagro en la OEA
El nuevo Secretario General debe revitalizar a la organizaci¨®n como foro de di¨¢logo
Luis Almagro, el nuevo Secretario General de la OEA, enfrenta significativos retos para revitalizar la organizaci¨®n continental cuya credibilidad y relevancia han sido cuestionadas en los ¨²ltimos a?os por el manejo desprolijo de sus recursos y por su d¨¦bil actuaci¨®n en defensa de la democracia y los derechos humanos en estados miembros con franco deterioro de su institucionalidad democr¨¢tica. El desaf¨ªo estrat¨¦gico es c¨®mo revitalizar a la organizaci¨®n como el principal foro de di¨¢logo para promover y garantizar la seguridad, la paz, la democracia y los derechos humanos en el hemisferio. As¨ª, Almagro enfrenta por lo menos ocho desaf¨ªos:
1. Construir consenso alrededor de una visi¨®n estrat¨¦gica es quiz¨¢s el primer y el m¨¢s dif¨ªcil reto. Esto requiere mucho m¨¢s que presentar un plan de trabajo. Requiere liderazgo, creatividad, energ¨ªa y capacidad de negociar constantemente con los 34 estados miembros para que la aprueben y financien. Nada f¨¢cil dado la divisi¨®n geopol¨ªtica existente en el hemisferio que se refleja en el cuestionamiento y/o desinter¨¦s en la organizaci¨®n ¡ªpor diferentes razones¡ª por parte de miembros cruciales como Brasil, Bolivia, Ecuador, Venezuela y el mismo Estados Unidos.
2. Descartar la noci¨®n de que el nuevo SG/OEA es como un nuevo presidente de un pa¨ªs que, por haber ganado una elecci¨®n, puede hacer o deshacer a piacere y puede imponer su visi¨®n del hemisferio y de la organizaci¨®n. El SG es simplemente el secretario, con limitadas atribuciones, de una organizaci¨®n cuyos miembros son los que pagan y deciden por la misma. Su funci¨®n es ejecutar los mandatos de los mismos. El SG no puede siquiera visitar un pa¨ªs o enviar una observaci¨®n electoral sin el permiso de su gobierno.
3. Concentrar los esfuerzos de la OEA en los pillares en que tiene ventaja comparativa: la paz, la seguridad, la democracia y los derechos humanos, y hacer de esto las verdaderas prioridades de la organizaci¨®n. La OEA no tiene los recursos financieros ni humanos (como en la ¨¦poca de la Alianza para el Progreso) para dedicarse a promover el desarrollo socio-econ¨®mico, la lucha contra la inequidad y la pobreza o las inversiones, como plantea Almagro. Esto ya lo hacen bien el BID, el IICA, la OPS, la CEPAL y otros. La OEA s¨ª pueda actuar como foro pol¨ªtico y de coordinaci¨®n hemisf¨¦rica para la identificaci¨®n de grandes lineamientos de cooperaci¨®n en la materia. No m¨¢s.
El desaf¨ªo estrat¨¦gico es c¨®mo revitalizar a la organizaci¨®n como el principal foro de di¨¢logo
4. Defender con firmeza y fortalecer los instrumentos ejecutivos para la aplicaci¨®n de la normativa existente como la Carta Democr¨¢tica Inter-Americana. Se pueden restaurar los programas de cooperaci¨®n para el fortalecimiento de las instituciones democr¨¢ticas y a la promoci¨®n de sus valores y pr¨¢cticas de la ex Unidad para la Promoci¨®n de la Democracia (1991-2004), que fueron eliminados por la administraci¨®n previa. Promover la democracia es m¨¢s que observar elecciones. Pero crear una Escuela de Gobierno en la OEA, como propone Almagro, no procede; la OEA no es una instituci¨®n acad¨¦mica. S¨ª se puede apoyar iniciativas nacionales o regionales en ese sentido.
5. Resistir y contrarrestar el intento de ciertos gobiernos de creciente tinte autoritario/populista de impedir el involucramiento de la OEA en la soluci¨®n o siquiera el an¨¢lisis de situaciones pol¨ªticas que amenazan los derechos humanos y el orden democr¨¢tico, o de obstruir su observaci¨®n electoral, o de debilitar la Comisi¨®n Inter-Americana de Derechos Humanos, como han tratado Bolivia, Ecuador y Venezuela.
6. Convertir la OEA en un verdadero foro de di¨¢logo inclusivo y democr¨¢tico, pero no s¨®lo entre los poderes ejecutivos de sus miembros, a los que siempre se atiende y defiende, sino incorporando a la mesa la voz de las instituciones legislativas, las organizaciones de la sociedad civil, los partidos de oposici¨®n y la prensa independiente. En situaciones de crisis pol¨ªtica urge el di¨¢logo entre gobierno y la oposici¨®n; ello puede evitar golpes de estado como el de Honduras en 2009, o puede terminar con la polarizaci¨®n y la violaci¨®n de los derechos humanos de prisioneros pol¨ªticos en Venezuela, o con la persecuci¨®n de la prensa en Ecuador.
7. Resolver graves y urgentes problemas administrativos y de d¨¦ficit financiero estructural, en base a las recomendaciones del Plan Estrat¨¦gico para la Modernizaci¨®n Administrativa, preparado por el consultor Canadiense y presentado al Consejo Permanente a fines del 2014. Esto implica ajustar y redimensionar la burocracia de la organizaci¨®n a sus verdaderas prioridades y revalorar su capital humano (con frecuencia menospreciado y mal utilizado), cuyo compromiso con la OEA se ha erosionado en los ¨²ltimos a?os. Tambi¨¦n implica manejar adecuadamente la interacci¨®n (tensas con frecuencia) con los Embajadores en el Consejo Permanente, cuyo consenso es indispensable para lograr un necesario aumento y rebalanceo de cuotas que permita solucionar el d¨¦ficit financiero y cumplir con los mandatos de la organizaci¨®n.
8. No insistir con la reinserci¨®n de Cuba a la organizaci¨®n antes que el r¨¦gimen dictatorial castrista comience una apertura interna democr¨¢tica. Sugerir que la OEA debe hacer un mea culpa por el tratamiento a Cuba es desconocer o tergiversar la historia. Al r¨¦gimen se le abri¨® la puerta en 2009, pero no ha querido entrar porque tendr¨ªa que adherir a los principios y prop¨®sitos de la OEA, lo que significar¨ªa resignar su dogmatismo comunista.
De c¨®mo se manejan estos desaf¨ªos depende el ¨¦xito o no de la gesti¨®n administrativa y diplom¨¢tica de Almagro.
Rub¨¦n M. Perina es exfuncionario de la OEA y profesor en la George Washington University.
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