De Lawrence al ISIS
Pese a las tecnolog¨ªas, la guerra de guerrillas sigue vigente como estrategia
En un cap¨ªtulo de su c¨¦lebre Estrategia, publicado en 1954, Basil Liddell Hart analiz¨® el efecto que tuvieron los movimientos partisanos en la lucha contra las potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial, y concluy¨® que fue m¨¢s bien negativo.
La estrategia guerrillera resultaba, para Liddell Hart, particularmente nociva para la posguerra antes que para la guerra en s¨ª. Un curioso cambio en el autor que, dos d¨¦cadas atr¨¢s, hab¨ªa escrito una virtual hagiograf¨ªa militar de la campa?a guerrillera de T.E. Lawrence en los desiertos de Arabia.
Veinte a?os despu¨¦s Liddell Hart record¨® con cierto pesar la estimulante influencia que su libro tuvo en l¨ªderes de fuerzas de comando y de guerrilla en la Segunda Guerra, al ver los deprimentes efectos que sufr¨ªan las ¨¢reas en las que Lawrence logr¨® esparcir la revuelta ¨¢rabe. Despu¨¦s de todo, escribi¨®, ¡°la guerra es siempre un asunto de hacer el mal en la esperanza de que alg¨²n bien emerja de ello¡±.
ISIS surgi¨® y creci¨® en una situaci¨®n que pareciera dise?ada para satisfacer simult¨¢neamente a las teor¨ªas m¨¢s opuestas sobre el origen y crecimiento de las revoluciones
En Siria, hoy, en las mismas ¨¢reas por las que Lawrence avanz¨® victorioso hacia Damasco con las tropas de Faisal, la ca¨ªda de Palmira en manos del ISIS, muestra que, pese a la capacidad de las tecnolog¨ªas para mirar, escuchar, predecir y tambi¨¦n para matar m¨¢s o menos selectivamente desde miles de kil¨®metros de distancia, la guerra de guerrillas sigue vigente como estrategia a¨²n en geograf¨ªas desprovistas de bosques y monta?as.
Las victorias recientes del ISIS, en Palmira y Ramadi, junto con la expansi¨®n de su influencia (en Libia, Nigeria, Afganist¨¢n, sobre todo), parecen una validaci¨®n m¨¢s bien sarc¨¢stica de los reparos de Liddell Hart. Puesto que para el ISIS, como otros movimientos totalitarios en el pasado, no importa la destrucci¨®n que ocasione, en tanto su objetivo requiere precisamente la demolici¨®n del orden previo.
ISIS surgi¨® y creci¨® en una situaci¨®n que pareciera dise?ada para satisfacer simult¨¢neamente a las teor¨ªas m¨¢s opuestas sobre el origen y crecimiento de las revoluciones. Invasi¨®n extranjera inconclusa y corrosiva, que deja en el poder una ¨¦lite corrupta y despreciada sobre un pa¨ªs ferozmente dividido (Irak); primaveras democr¨¢ticas fallidas; alzamiento contra autocracias homicidas pero ineficientes (Siria, Libia) por grupos balcanizados, tan absortos en el odio entre s¨ª como en enfrentar los enemigos comunes.
Al Quaeda, ISIS y los otros movimientos integristas provienen de una genealog¨ªa militar que empieza en la guerra contra la invasi¨®n sovi¨¦tica en Afganist¨¢n, donde las armas y el entrenamiento a yihadistas proporcionado por los servicios secretos de Estados Unidos, junto con los sauditas y paquistan¨ªes, les permiti¨® crecer y organizarse.
De ese Frankestein, armado en la parte final de la lucha contra el comunismo, surgi¨® ¡ªa?os e invasi¨®n y retirada de Irak despu¨¦s¡ª el ISIS, cuya actualizaci¨®n de los usos primitivos de la guerra: el aniquilamiento de los soldados rendidos; la esclavitud de poblaciones sojuzgadas; la rapi?a sin culpa de las guerras ancestrales, llevadas a cabo con destreza militar, adquiere un perfil particularmente terror¨ªfico cuando sus perpetradores son ciudadanos del siglo XXI, que viajan a la Edad Oscura llevando consigo los admin¨ªculos de Silicon Valley.
Las brigadas internacionales de la yihad no peregrinan hacia los campos de batalla de Siria y Mesopotamia para traer el futuro sino para infligir un pasado con recarga: el medioevo en youtube, las decapitaciones en redes sociales.
En la batalla de Kobane, y en el rescate previo de los yazid¨ªes, los kurdos marxistas del PKK, mostraron que el ISIS era vencible y que la crueldad sirve de poco ante combatientes diestros y decididos en la batalla. El problema es que, por lo menos por ahora, parece haber m¨¢s drones que ese tipo de combatientes enfrentando al ISIS en las cercan¨ªas de Ramadi o de Palmira.
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