Los turcos ponen a prueba el poder absoluto del islamismo de Erdogan
El sue?o del presidente de situarse al frente de una Rep¨²blica presidencialista a trav¨¦s de una reforma constitucional corre el riesgo de desvanecerse en las urnas
Los turcos acuden hoy a las urnas en una atm¨®sfera de cambio de tercio, de giro pol¨ªtico marcado por la incertidumbre. Por primera vez en 13 a?os, la victoria por mayor¨ªa absoluta del islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, en sus siglas en turco) no se da por segura en los sondeos para las legislativas. La calculada estrategia del fundador del partido gubernamental y actual presidente, Recep Tayyip Erdogan, para acaparar el control del poder ejecutivo tras una reforma constitucional ha chocado con la emergencia de una corriente de voto de castigo a su deriva autocr¨¢tica y a la p¨¦rdida de empuje econ¨®mico. El nacionalismo kurdo, que quiere ganar peso en la escena nacional, aspira a sacar partido de este declive.
Nadie discute en Turqu¨ªa que el AKP ser¨¢ hoy el m¨¢s votado, aunque su actual cabeza de lista, el primer ministro Ahmet Davutoglu, dif¨ªcilmente alcanzar¨¢ el list¨®n cercano al 50% de los sufragios con el que Erdogan firm¨® en 2011 su tercera victoria consecutiva en unos comicios generales. Previsiblemente, Davutoglu podr¨¢ volver a formar Gobierno con mayor¨ªa simple, incluso con algunos esca?os por encima de los 276 que garantizan la mayor¨ªa absoluta. Pero el sue?o de Erdogan de situarse al frente de una Rep¨²blica presidencialista frente al vigente modelo parlamentario corre el riesgo de desvanecerse si se confirma el retroceso en las urnas de su partido, al que las encuestas asignan una horquilla de entre 270 y 278 diputados con menos del 45% de los sufragios.
Recorte de libertades con el AKP al mando
A partir de la tercera legislatura en el poder, el partido islamista AKP increment¨® su autoritarismo, restringiendo las libertades, no tanto a trav¨¦s de la aprobaci¨®n de nuevas leyes como del f¨¦rreo control de las estructuras del Estado a trav¨¦s de fieles colaboradores.
Justicia. La reforma constitucional aprobada en refer¨¦ndum en 2010 permiti¨® al Gobierno extender su mano sobre la justicia gracias a la ampliaci¨®n del n¨²mero de miembros del Tribunal Constitucional y del Consejo Supremo de Jueces y Fiscales nombrados por el Parlamento (donde el AKP tiene mayor¨ªa absoluta) y por la Jefatura de Estado. Cientos de togados que investigaban los casos contrarios a los intereses del Gobierno han sido relegados e incluso procesados.
Internet. La Autoridad de Telecomunicaciones (TIB) goza cada vez de un poder mayor para restringir el acceso a p¨¢ginas web sin necesidad de ¨®rdenes judiciales. Controlada por representantes favorables al AKP, ha censurado el acceso a redes como Twitter, Facebook o YouTube. 81.181 webs est¨¢n bloqueadas en Turqu¨ªa.
Prensa. El pa¨ªs disfrutaba de una gran variedad de medios de comunicaci¨®n de todos los colores pol¨ªticos. Sin embargo, el Gobierno ha forzado cambios en las estructuras de propiedad y ofrecido incentivos a los barones medi¨¢ticos para que redujesen el tono de sus cr¨ªticas. Cientos de periodistas han sido despedidos. La apertura de juicios por difamaci¨®n ha sido otro de los m¨¦todos para controlar a periodistas d¨ªscolos.
Mujer y familia. Durante el Gobierno del AKP se han disparado los asesinatos machistas: de 83 en 2003 a 294 en 2014, con picos cercanos a un millar en algunos a?os. Las organizaciones feministas achacan este incremento a las pol¨ªticas conservadoras de los islamistas. El propio presidente Erdogan ha afirmado que hombres y mujeres "no son iguales". Otros miembros del AKP han asegurado que "las mujeres no deber¨ªan re¨ªr en p¨²blico" o que maquillarse es "pecado".
¡°Turqu¨ªa solo ha vivido dos elecciones tan decisivas como estas¡±, apunta Yavuz Baydar, columnista pol¨ªtico turco. ¡°La de 1983, en la que los ciudadanos dieron la espalda a los candidatos promovidos por los militares tras el golpe de Estado de 1980, y la de 2002, en la que el AKP expuls¨® del Parlamento al 80% de las fuerzas pol¨ªticas que hab¨ªan sumido al pa¨ªs en una larga d¨¦cada de corrupci¨®n y caos econ¨®mico¡±, explica. ¡°La corrupci¨®n, una vez m¨¢s, y el autoritarismo, sobre todo, parecen haber dado ahora al traste con la esperanza que supuso la llegada de Erdogan al poder, un modelo para el mundo isl¨¢mico que intentaba mostrar que el islam puede ser compatible con la democracia y la modernidad¡±.
Protagonista del cambio
Ninguna de las dos fuerzas tradicionales de oposici¨®n al islamismo puede ser ahora protagonista del giro pol¨ªtico en Turqu¨ªa. El socialdem¨®crata y laico Partido Republicano del Pueblo (CHP) no supera en los sondeos el 30% de los sufragios ni los 130 esca?os. Mientras el ultraderechista y religioso Partido del Movimiento Nacionalista (MHP) no alcanza el 20% de intenci¨®n de voto y sus expectativas se sit¨²an por debajo de los 95 esca?os.
¡°A pesar de sus promesas, el l¨ªder hist¨®rico del AKP no ha tenido la voluntad real de impulsar una nueva Constituci¨®n, ya que la elaborada por la Junta Militar en 1982 para mantener la tutela sobre el poder civil le ha permitido gozar de un amplio margen de control pol¨ªtico¡±, argumenta Akin ?z?er, exdiplom¨¢tico con larga experiencia en Europa y analista pol¨ªtico en la prensa turca. Erdogan gan¨® el pasado mes de agosto con cerca del 52% de los votos los primeros comicios en los que los turcos eligieron directamente a su presidente. Pero los poderes que le atribuye la vigente ley fundamental son b¨¢sicamente moderadores y representativos.
¡°El AKP necesita lograr al menos 330 esca?os, la mayor¨ªa cualificada que permite reformar la Constituci¨®n y someter al refer¨¦ndum de los ciudadanos el modelo presidencialista con plenos poderes que Erdogan quiere asumir¡±, puntualiza ?z?er antes de advertir: ¡°Ahora bien, no ser¨¢ lo mismo un modelo con contrapesos, como la Francia de Fran?ois Hollande, que un sistema de concentraci¨®n de poder, como en la Rusia de Vlad¨ªmir Putin¡±.
El ¨²nico dirigente turco que puede evitar que el sue?o presidencialista de Erdogan llegue a convertirse en una pesadilla es Selahattin Demirtas, al frente del Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP, nacionalista kurdo). Demirtas, que ya estuvo a punto de alcanzar el 10% de los votos en las presidenciales de agosto, aspira a romper hoy ese mismo list¨®n constitucional, que en Turqu¨ªa permite acceder al Parlamento. De aplicarse en Espa?a el mismo porcentaje del 10% de los sufragios nacionales al sistema D¡¯Hondt, tan solo el Partido Popular y el PSOE podr¨ªan tener representaci¨®n en el Congreso, seg¨²n los resultados de las legislativas de 2011 (e incluso de las europeas de 2014).
Si el HDP supera hoy por primera vez esa barrera puede llegar a sumar m¨¢s de 60 esca?os. Demirtas entrar¨¢ en la historia del nacionalismo kurdo al tiempo que se convierte en actor determinante de la pol¨ªtica nacional, al impedir que el AKP pueda reformar la Constituci¨®n. Por ello ha apelado al voto de los indignados turcos que se alzaron contra Erdogan en 2013.
?Y si el HDP no alcanza el 10%? Entonces Demirtas ser¨¢ historia y su partido se convertir¨¢ en extraparlamentario. Y comenzar¨¢ en cambio una era del sultanato de Erdogan, quien podr¨¢ aspirar a sumar dos largas d¨¦cadas al frente del m¨¢ximo poder ejecutivo. M¨¢s que Mustaf¨¢ Kemal, Atat¨¹rk, fundador de la Turqu¨ªa moderna.
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