T¨²nez se encalla entre huelgas, protestas y la amenaza libia
Una campa?a en redes sociales que exige transparencia en la pol¨ªtica energ¨¦tica desaf¨ªa al Gobierno laico del pa¨ªs donde surgi¨® la primavera ¨¢rabe
¡°?D¨®nde est¨¢ el petr¨®leo?¡± La frase ten¨ªa toda la contundencia necesaria para triunfar en las redes sociales de T¨²nez. Y as¨ª fue: a finales de mayo comenzaron a surgir p¨¢ginas en Facebook que bajo ese lema que combina ¨¢rabe y franc¨¦s -Winou El p¨¦trole- exig¨ªan transparencia y lucha contra la corrupci¨®n en la pol¨ªtica energ¨¦tica. La campa?a deriv¨® en manifestaciones tanto en la capital como en varias ciudades del sur. Las protestas pusieron en evidencia m¨¢s de una vez la mano de hierro que emplea la polic¨ªa contra los manifestantes. Y finalmente el Gobierno decret¨® esta semana el toque de queda en la ciudad sure?a de Douz (50.000 habitantes).
De poco ha servido que el ministro de Minas y Energ¨ªa, Zakaria Hamad, explique que desde 1932 se han descubierto en el pa¨ªs 750 pozos y ahora solo se encuentra 39 en explotaci¨®n. De poco ha servido promover campa?as oficiales donde se informa de que el pa¨ªs produce 55.000 barriles diarios, el 1% de la producci¨®n de Argelia. Las manifestaciones, como las de este s¨¢bado en la capital tunecina, siguen convoc¨¢ndose, con pancartas que pregonan: ¡°El petr¨®leo es un derecho, banda de ladrones¡±, ¡°El pueblo quiere su parte del petr¨®leo¡±.
Todo naci¨® en mayo con algunos tuits y unas p¨¢ginas de Facebook. Sin embargo, muchos columnistas tunecinos opinan que detr¨¢s de estas protestas aparentemente an¨¢rquicas y espont¨¢neas se esconde la oposici¨®n. Para Nida Tounes, el partido mayoritario en el Gobierno, se trata de una ¡°campa?a antipatri¨®tica que llega en un periodo delicado donde el pa¨ªs tiene necesidad de afrontar los peligros del terrorismo, de la crisis econ¨®mica asfixiante y de las reivindicaciones sociales constantes¡±.
El periodo, como bien asume el Gobierno, es delicado. Cuatro a?os despu¨¦s de que naciera la primavera ¨¢rabe, el pasado diciembre fue elegido presidente el laico Beyi Caid Essebsi, de 88 a?os. Y desde enero hasta mayo se han convocado ya 106 huelgas en el pa¨ªs. Ha habido paros en casi todo el sector p¨²blico: escuelas, institutos, hospitales, juzgados¡ Los docentes de primaria no hicieron los ex¨¢menes del ¨²ltimo trimestre a sus alumnos y el Gobierno se ha visto obligado a aprobar a todos los estudiantes en el curso 2014-2015. A muchos de los huelguistas el Gobierno no les retiraba el sueldo por los d¨ªas de paro. Y ahora que ha retenido el salario de cinco d¨ªas de huelga en mayo, los sindicatos de ense?anza amenazan con boicotear el inicio del curso 2015-2016 si no se les abona esas cinco jornadas.
A todo eso se suma una deuda p¨²blica que aument¨® un 58% en los ¨²ltimos cuatro a?os. Y se suma tambi¨¦n la crisis del sector tur¨ªstico, despu¨¦s de que el 18 de marzo varios yihadistas matasen a 20 turistas en un atentado contra el Parlamento tunecino y el Museo Nacional del Bardo. Aquellos d¨ªas triunf¨® en las redes sociales el lema ¡°Yo soy T¨²nez¡±, que apelaba a la solidaridad con el pa¨ªs. Pero lo cierto es que las reservas de los turistas europeos para este verano han descendido en torno al 40% respecto al a?o pasado.
¡°El fen¨®meno del terrorismo yihadista es global¡±, explica a este diario un ministro tunecino. ¡°Ha habido atentados en Nueva York, Londres, Par¨ªs, Madrid¡ Puede ocurrir en cualquier parte del mundo. ?Por qu¨¦ hemos sido nosotros los ¨²nicos que pagamos las consecuencias econ¨®micas del terror yihadista?¡±.
Y en medio de todo esto, la amenaza libia. El pa¨ªs comparte con Libia 500 kil¨®metros de frontera, en buena parte inmersa en el insondable S¨¢hara. Y eso, de momento, significa problemas. El jueves fueron secuestrados en el consulado tunecino de Tr¨ªpoli diez funcionarios. Y este domingo secuestraron en la capital libia a otros ocho ciudadanos de T¨²nez. Ning¨²n grupo ha asumido p¨²blicamente la responsabilidad. Pero esos hechos tal vez tengan mucho que ver con la detenci¨®n en T¨²nez el mes pasado de Walid Kalib, miembro de una milicia de las que apoyan el gobierno de Tr¨ªpoli, no reconocido internacionalmente.
A pesar de todo, T¨²nez sigue siendo para muchos la prueba palpable de que es posible la vida democr¨¢tica y pac¨ªfica en un pa¨ªs de mayor¨ªa musulm¨¢n.
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