Una matanza racista agita los peores fantasmas de Estados Unidos
La polic¨ªa detiene a Dylan Roof, un joven blanco de 21 a?os El asesino mat¨® a nueve personas negras a tiros en una iglesia
Estados Unidos revive en Charleston monstruos de su pasado y del racismo m¨¢s abyecto. Esta ciudad de Carolina del Sur amaneci¨® este jueves conmocionada despu¨¦s de que la noche del mi¨¦rcoles nueve personas, entre ellos un senador del Estado, murieran en una iglesia negra por los disparos de un joven blanco. Catorce horas despu¨¦s, la polic¨ªa detuvo a Dylann Roof, de 21 a?os, por cometer un ¡°crimen de odio¡± impulsado por motivos racistas. El tiroteo supone el m¨¢s grave en un centro religioso en EE UU junto a la matanza en 1991 de nueve personas en un centro budista en Arizona.
Un s¨ªmbolo de los afroamericanos
El ataque contra la Iglesia Africana Metodista Episcopal, conocida como Madre Emanuel y fundada en 1816 por el l¨ªder abolicionista Morris Brown, apunta a uno de los s¨ªmbolos de la comunidad afroamericana de EE UU.
Desde su constituci¨®n la iglesia se convirti¨® en un s¨ªmbolo de la lucha contra la esclavitud. En 1822, el templo fue investigado por su participaci¨®n en una revuelta de esclavos en Charleston. Nunca lleg¨® a demostrarse que Brown estuviera implicado.
El suceso revela el tortuoso camino hacia la reconciliaci¨®n racial en este pa¨ªs tras un ¨²ltimo a?o marcado por las protestas por las muertes de negros desarmados ¡ªuna de ellas en abril en el norte de Charleston¡ª a manos de la polic¨ªa. Y evidencia que, medio siglo despu¨¦s del fin oficial de la segregaci¨®n racial, se mantienen los ataques racistas a iglesias afroamericanas. La ¨²ltima matanza cometida en un centro religioso ocurri¨® en 2012, cuando un supremacista blanco mat¨® a seis fieles en un templo sij en el Estado de Wisconsin.
Uno de los peores antecedentes es la muerte en 1963 de cuatro ni?as negras en una iglesia de Alabama por un ataque del Ku Klux Klan. La quema y atentados contra iglesias negras eran una realidad en el siglo XIX y se intensificaron durante la ¨¦poca de lucha por los derechos civiles en la d¨¦cada de los cincuenta y sesenta del siglo pasado. M¨¢s tarde, revivieron en una oleada de ataques a mediados de los a?os noventa. En enero de 2009, el d¨ªa de la proclamaci¨®n de Barack Obama como presidente estadounidense, un hombre blanco atac¨® una iglesia negra de Massachusetts.
Roof escogi¨® como diana de su sinraz¨®n una iglesia hist¨®rica para la comunidad afroamericana en el antiguo sur esclavista. Alrededor de las ocho de la noche del mi¨¦rcoles, el joven ¡ªoriundo de Lexington, una ciudad a dos horas en coche de Charleston¡ª entr¨® a la Iglesia Episcopal Metodista Africana Emanuel, ubicada en una calle principal en el centro de Charleston, rodeada de cuidadas viejas casas de madera pintadas de blanco.
Roof, vestido con ropa informal, entr¨® por una de las puertas principales. Dentro de la iglesia, una de las m¨¢s antiguas de la comunidad negra en EE UU, el joven se uni¨® a un grupo que estaba en una sesi¨®n de estudio de la Biblia y permaneci¨® sentado durante una hora antes de empezar a disparar.
¡°Tengo que hacerlo. Viol¨¢is a nuestras mujeres y est¨¢is tomando nuestro pa¨ªs. Y ten¨¦is que iros¡±, dijo antes de abrir fuego, seg¨²n cont¨® a la cadena televisiva NBC una prima del reverendo fallecido, que se basaba en el testimonio de un superviviente. Ocho de las v¨ªctimas murieron en el interior del templo y una novena falleci¨® mientras era trasladada al hospital. Roof huy¨® en un coche.
Seis de las v¨ªctimas eran mujeres y tres eran hombres, seg¨²n anunci¨® en una rueda de prensa el jefe de la polic¨ªa local, Greg Mullen.?Las autoridades revelaron la identidad de los fallecidos, que ten¨ªan entre 26 y 87 a?os, pero no su raza. Uno de ellos, seg¨²n anunciaron sus allegados, es el reverendo Clementa Pinckney, de 41 a?os, pastor de la iglesia, senador dem¨®crata en el Legislativo estatal y un reconocido l¨ªder de la comunidad negra.
En su perfil de Facebook, Roof mantiene amistad con personas negras y aparece en una fotograf¨ªa luciendo una chaqueta con las banderas de dos antiguos reg¨ªmenes racistas: las de Sud¨¢frica del Apartheid y Rodesia (ahora Zimbabue). En otra, aparece junto a un coche con una matr¨ªcula decorada con una bandera de la Vieja Confederaci¨®n que representa a los Estados esclavistas del sur de EE UU que se enfrentaron a los unionistas del norte en la Guerra Civil (1861-1865). El conflicto se inici¨® en Charleston, de 127.000 habitantes.
El padre de Roof le regal¨® una pistola para su cumplea?os, seg¨²n revel¨® a la agencia Reuters un t¨ªo suyo, que lo describi¨® como un chico ¡°callado y de voz tranquila¡±. El joven fue detenido, sin resistencia, la ma?ana del jueves en una localidad de Carolina del Norte, a unos 300 kil¨®metros al norte de Charleston, tras recibir la polic¨ªa indicaciones de un ciudadano que lo hab¨ªa visto.
El 67% de la poblaci¨®n del condado de Charleston es blanca y el 29% es negra, seg¨²n los ¨²ltimos datos. Como buena parte del sur de Estados Unidos, Carolina del Sur tiene una reprobable historia de discriminaci¨®n racial hasta hace medio siglo.
Los alrededores de la iglesia Emanuel estaban el jueves tomados por periodistas y c¨¢maras. Una cinta policial amarilla imped¨ªa el acceso al per¨ªmetro del templo, al que solo pod¨ªa ingresar la polic¨ªa. En una esquina del per¨ªmetro, un hombre mayor negro luc¨ªa una pancarta que rezaba: ¡°Bajad las armas, gente joven¡±. En otra esquina, Bill Parson, blanco de 38 a?os, depositaba unas flores en un improvisado memorial. ¡°No lo entiendo. Es un sin sentido¡±, dec¨ªa. Parson relataba que vive en esa zona desde que es ni?o. Cuenta que se trata de un barrio en el que conviven blancos y negros, pero que en los ¨²ltimos a?os ha atra¨ªdo a m¨¢s residentes blancos al promoverse un plan de rehabilitaci¨®n de casas antiguas que ha disparado el precio de las viviendas.
Parson admite que hay ¡°tensi¨®n racial¡± en Charleston, pero esgrime que es la misma que en otras partes de EE UU. A pocos metros, Ernest Fields, negro de 62 a?os, lo pone en duda: ¡°Aqu¨ª, hay mucha disparidad racial¡±.
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