Una fundaci¨®n colombiana alerta sobre la cirug¨ªa pl¨¢stica
Miles de mujeres advierten de los riesgos de las operaciones
Todas lo hicieron por diferentes motivos, pero el resultado fue el mismo: da?os en su salud. Las m¨¢s de 30.000 mujeres en Colombia que, por fines est¨¦ticos o m¨¦dicos, recibieron pr¨®tesis mamarias de la marca PIP, cuyo uso fue prohibido en el 2010 despu¨¦s de que estall¨® el esc¨¢ndalo mundial sobre sus consecuencias para la salud, se unieron para hacer una campa?a. Quieren sensibilizar sobre los posibles efectos nocivos de las cirug¨ªas pl¨¢sticas.
Lo hacen ahora aunque ya pas¨® el estallido medi¨¢tico que oblig¨® a que la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria suspendiera la comercializaci¨®n de los implantes fabricados por la empresa Poly Implant Proth¨¨se, porque siguen sufriendo las consecuencias. Lucero Mej¨ªa tiene 49 a?os y vive en Barcelona desde hace cinco. En dos d¨ªas tendr¨¢ que volver a Colombia para una nueva cirug¨ªa. Desde el a?o 2010, cuando le diagnosticaron problemas con sus pr¨®tesis y le recomendaron extraerlas, esa ha sido la constante. Ex¨¢menes, cirug¨ªas, medicamentos. Tampoco pudo volver a trabajar. Perdi¨® parte de la movilidad de uno de sus brazos.
¡°Me diagnosticaron necrosis (muerte de c¨¦lulas y tejidos) en la areola izquierda y tambi¨¦n se me afect¨® un una parte del brazo con una epicondilitis¡±, cuenta la mujer, que decidi¨® unirse a otras y ser parte de la Fundaci¨®n H20, que asesora jur¨ªdicamente y acompa?a psicol¨®gicamente a mujeres que tuvieron implantes PIP y que a¨²n sufren sus consecuencias.
Generar conciencia
¡°Muchas personas porque queremos vernos mejor o por cualquier otra raz¨®n confiamos en un m¨¦dico. Es dif¨ªcil creer que en sus manos terminamos peor¡±, cuenta Mej¨ªa, que est¨¢ a la espera del resultado de una demanda contra el estado colombiano por los da?os que tuvo en su organismo. ¡°Es necesario reflexionar sobre los procedimientos est¨¦ticos. Es importante que se tome conciencia. No es un juego¡±, asegura.
Nancy Arcila es la directora de la Fundaci¨®n H20. Ella tambi¨¦n es parte de la lista de mujeres que tuvieron implantes con pr¨®tesis mamarias fraudulentas, hechas con silicona industrial que se comercializaron en varias partes del mundo.
¡°Empezamos a unirnos desde el a?o 2012, cuando se conoci¨® que ¨¦ramos muchas las afectadas y se arm¨® todo el esc¨¢ndalo mundial. Hemos crecido y muchas voces se han unido a la petici¨®n de que antes de someterse a las cirug¨ªas pl¨¢sticas se lo piense dos veces¡±, dice Arcila, que lider¨® una acci¨®n de grupo donde incluy¨® a miles de mujeres para demandar por falta de control y vigilancia al Ministerio de Salud, m¨¦dicos y cl¨ªnicas de Colombia.
Ella cuenta que aunque en el 2010 se prohibi¨® el uso de ese tipo de pr¨®tesis, los casos continuaron y nadie ha respondido. ¡°No hemos tenido una reparaci¨®n, esperamos que pronto se defina una demanda que interpusimos. Pedimos una ayuda psicol¨®gica y econ¨®mica por todos los costos que se han generado debido a los otros procedimientos que hemos tenido que buscar¡±, dice. La situaci¨®n m¨¢s complicada la viven las mujeres que est¨¢n fuera de Colombia.
¡°Es dif¨ªcil porque los sistemas de salud no se hacen cargo de las intervenciones m¨¦dicas generadas por cirug¨ªas est¨¦ticas sobre todo si fueron hechas en otro pa¨ªs¡±, dice Arcila, que present¨® a la Alcald¨ªa de su ciudad, Cali, un proyecto para que en los colegios se hable sobre los riesgos de las cirug¨ªas pl¨¢sticas y la importancia de la autoestima.
¡°Queremos generar conciencia en la juventud y mostrar que en algunos casos las cirug¨ªas est¨¦ticas puede acabar con una vida o dejando marcas que cuesta borrar¡±, dice. Por eso, varias mujeres de la fundaci¨®n aceptaron mostrar su cuerpo en unas fotos que fueron publicadas en un diario nacional. ¡°Somos v¨ªctimas de la est¨¦tica y ahora luchamos para que no haya una m¨¢s¡±, concluye Arcila.
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