As¨ª es el juez Antonin Scalia
El magistrado m¨¢s conservador de la Corte redacta una sentencia m¨¢s para la historia
El juez Antonin Scalia no ha desaprovechado la ocasi¨®n. El magistrado m¨¢s conservador del Tribunal Supremo vot¨® en contra de legalizar el matrimonio homosexual en Estados Unidos. En la sentencia conocida este viernes no le correspond¨ªa redactar el texto de la minor¨ªa, pero a¨²n as¨ª decidi¨® expresar su opini¨®n de manera individual ¡°para llamar la atenci¨®n sobre la amenaza de esta Corte a la Democracia americana¡±.
Esta dura afirmaci¨®n es la ¨²ltima en sumarse a la larga lista de frases pronunciadas por el juez, tanto en las sesiones orales de los juicios como en sus dict¨¢menes, y que ya le han convertido en el magistrado que m¨¢s pasiones desata entre los miembros del Supremo. Para sus seguidores entre la derecha m¨¢s conservadora, es el fiel defensor de la Constituci¨®n estadounidense. Para sus detractores, da vida con su pu?o y letra a los principales enemigos de las ideas progresistas.
Este juez de ascendencia italiana, cat¨®lico, conservador, casado desde hace 54 a?os, padre de nueve hijos y abuelo de 33 nietos asegura en el segundo p¨¢rrafo de su dictamen que ¡°la sustancia de este decreto no es de especial importancia¡± para ¨¦l. ¡°La ley puede reconocer como matrimonio cualquier tipo de combinaciones sexuales y arreglos habitacionales que quiera¡±, continua, ¡°para m¨ª lo importante es, sin embargo, qui¨¦n legisla sobre m¨ª¡±.
La amenaza para Scalia no es que las parejas homosexuales puedan casarse como hasta ahora solo pod¨ªan hacerlo las heterosexuales, sino que el Tribunal Supremo haya legislado algo que deber¨ªan regular cada estado de manera individual. Esta postura se basa en la interpretaci¨®n m¨¢s literal de la Constituci¨®n estadounidense, el 'originalismo' del que Scalia es el m¨¢ximo defensor, y que establece que el texto no debe ser le¨ªdo seg¨²n cambie la sociedad, sino en base a los principios que ten¨ªan en mente los padres fundadores de la naci¨®n.
Scalia ha construido una importante reputaci¨®n en el sector judicial desde que fuera nombrado por Ronald Reagan en 1986. La calidad y la argumentaci¨®n de sus dict¨¢menes, al margen de su posici¨®n en la Corte, son capaces de robar protagonismo a cualquier sentencia. El juez es una entidad en Washington, donde esta primavera inspir¨® una obra de teatro basada en su ¡®originalismo¡¯. Y su dureza no le ha impedido tener amigos entre los jueces m¨¢s progresistas, como Ruth Ginsburg. Los seguidores de la actualidad del Supremo, acostumbrados ya a la tradici¨®n, esperan los fragmentos del juez con la misma atenci¨®n que buscan la l¨ªnea decisiva de la sentencia.
Si yo hubiera tenido que firmar una sentencia como la de Kennedy esconder¨ªa mi cabeza en una bolsa¡±
Este viernes no defraud¨®. ¡°Si yo hubiera tenido que firmar una sentencia como la de Kennedy esconder¨ªa mi cabeza en una bolsa¡±, escribi¨® en referencia al juez Anthony Kennedy, responsable de redactar el texto de la mayor¨ªa y que pasar¨¢ a la historia de la lucha por los derechos de los homosexuales.
El juez hace alusi¨®n en su texto a las palabras del juez, quien argument¨® que "la naturaleza del matrimonio es que, a trav¨¦s de su lazo eterno, dos personas pueden encontrar otras libertades, como la de expresi¨®n, intimidad o espiritualidad¡±, independientemente de su orientaci¨®n sexual. ¡°?Qui¨¦n iba a pensar que la intimidad y la espiritualidad -sea lo que sea que significa esto- eran derechos?¡±, responde Scalia. ¡°Si la intimidad es una libertad, entonces considero que resulta limitada por el matrimonio, no ampliada. Preg¨²ntenselo a un hippie¡±.
Esas ¨²ltimas cuatro palabras han inspirado todo tipo de bromas este viernes y pueden distraer de la arquitectura del argumento elaborado por Scalia, experto en este tipo de giros. ¡°La expresi¨®n es una libertad, pero cualquiera en un matrimonio de varios a?os puede decir que ese estado de felicidad limita, no ampl¨ªa, lo que uno puede decir en alto¡±.
Al margen de la experiencia del juez en este campo -lleva casado m¨¢s de cinco d¨¦cadas- Scalia s¨ª es experto en justificar con argumentos puramente legales la interpretaci¨®n m¨¢s purista de la Constituci¨®n. Para ¨¦l es ¨¦sta, a trav¨¦s de los estados, la que debe regular el matrimonio, no los nueve jueces del Supremo.
Seg¨²n ¨¦l, la Corte no debe anteponerse legislando por encima de los parlamentos estatales ni acelerando un cambio que la sociedad estadounidense ya est¨¢ avanzando al margen de lo que diga la ley. La mayor¨ªa del Tribunal, sin embargo, opin¨® que los ciudadanos han reclamado un derecho que s¨ª reconoce la Constituci¨®n -el de la igualdad ante la ley- y que est¨¢ por encima de lo que digan los estados.
El razonamiento de Scalia sigue as¨ª: el debate sobre el matrimonio homosexual ha avanzado en las ¨²ltimas d¨¦cadas, haciendo ¡°la mejor demostraci¨®n¡± de lo que supone la democracia estadounidense en la pr¨¢ctica. Seg¨²n se?alaba el cambio, unos estados aprobaron el matrimonio gay mientras que otros lo prohib¨ªan. Pero la llegada de estos casos a la justicia, dice Scalia, ha interrumpido este debate. ¡°Los cinco jueces que componen hoy la mayor¨ªa se sienten plenamente c¨®modos cuando concluyen que todos los estados violaron la Constituci¨®n durante los 135 a?os transcurridos entre la ratificaci¨®n de la Decimocuarta Enmienda y la aprobaci¨®n del matrimonio homosexual en Massachusetts en 2003".
Y as¨ª es como el juez asegura que, desde hoy, seg¨²n el Supremo, y durante m¨¢s de un siglo, los estados habr¨ªan violado la Constituci¨®n de Estados Unidos. As¨ª es Scalia.
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