Francia investiga si el islamista Salhi recibi¨® ¨®rdenes del exterior
El perfil de Yassin Salhi, de 35 a?os, es muy similar al de anteriores yihadistas franceses. Se niega a responder a la polic¨ªa
Yassin Salhi, de 35 a?os, el presunto terrorista que el viernes estamp¨® su furgoneta de reparto en una f¨¢brica con el cad¨¢ver decapitado de su jefe a bordo, tiene un perfil similar al de varios yihadistas franceses autores de ataques previos en los tres ¨²ltimos a?os. Detenido tras su supuesta acci¨®n suicida en un centro gas¨ªstico en Saint-Quentin-Sallavier (departamento de Is¨¦re), Salhi se niega a responder a las preguntas de la polic¨ªa, que analizan si el atacante recibi¨® ¨®rdenes del exterior para cometer su acci¨®n. S¨ª se ha conocido hoy otro detalle escabroso del crimen del viernes: Salhi se hizo un selfie con la cabeza de su v¨ªctima y envi¨® la foto por WhatsApp a un n¨²mero norteamericano. Fuentes de la investigaci¨®n han confirmado el dato esta tarde a AFP.
Hijo de un argelino y una marroqu¨ª, Salhi naci¨® el 25 de marzo de 1980 en Pontarlier, en el departamento de Doubs, fronterizo con Suiza. Su padre muri¨® cuando ¨¦l era adolescente y su madre opt¨® por regresar a Marruecos. Se educ¨® en colegios franceses y comenz¨® pronto a trabajar. No consta que hubiera recibido ayudas sociales en los ¨²ltimos a?os. Desde el pasado marzo, era conductor de la empresa de distribuci¨®n ATC, radicada en la cercana localidad de Chassieu, en Lyon, bajo las ¨®rdenes de Herv¨¦ Cornara, de 54 a?os, el director comercial decapitado.
Los vecinos de Salhi, padre de tres hijos, en la localidad de Saint Priest, a unos 20 kil¨®metros de Saint-Quentin, coinciden en que es ¡°discreto y hasta hura?o¡±. Cuentan que es ¡°muy religioso¡± porque a diario abandonaba a mediod¨ªa su trabajo para ir a la mezquita con su mujer, pero nunca sospecharon que fuera un radical. Su vecino del primero ¡ªSalhi ocupaba el bajo izquierda, ahora con todas las persianas bajadas¡ª comenta que vest¨ªa ¡°ropa muy normal¡± y que hace unas semanas se cort¨® la barba y hab¨ªa adelgazado mucho.
Sin embargo, Salhi s¨ª hab¨ªa llamado la atenci¨®n de la polic¨ªa en reiteradas ocasiones. Entre 2006 y 2008 estuvo fichado por su relaci¨®n con ¡°el movimiento salafista¡±, como ha se?alado el fiscal antiterrorista de Par¨ªs, Fran?ois Molins. Tambi¨¦n en los a?os 2011 y 2014, porque manten¨ªa estrechas conexiones con destacados salafistas en Besan?on, la localidad donde hab¨ªa vivido hasta hace medio a?o, y desaparec¨ªa temporadas sin que la polic¨ªa conociera sus actividades durante esas ausencias.
Franc¨¦s, crecido y educado en Francia. Y sin s¨ªntomas obvios de radicalizaci¨®n, pero bajo vigilancia de los servicios de informaci¨®n. Igual que Mohamed Merah, el islamista que asesin¨® a siete personas en Toulouse y Montauban en 2012. Igual que Mehmi Nemmouche, que asesin¨® a cuatro en el museo jud¨ªo de Bruselas el a?o pasado. Igual que los hermanos Kouachi y Amedy Coulibaly, los autores de los ataques yihadistas de enero en Par¨ªs.
La acci¨®n de Salhi reviste las caracter¨ªsticas de los ataques ordenados por el Estado Isl¨¢mico en pa¨ªses occidentales
La acci¨®n de Salhi, por otro lado, reviste las caracter¨ªsticas de los ataques ordenados por el Estado Isl¨¢mico en los ¨²ltimos meses, aunque en este caso la identidad del asesinado incluye unas connotaciones personales a¨²n no aclaradas este s¨¢bado por los investigadores. Pero tanto la decapitaci¨®n como el intento de hacer estallar el centro gas¨ªstico de AirProducts, frustrado gracias a un bombero que inmoviliz¨® a Salhi despu¨¦s de que estallara su furgoneta de reparto contra unas bombonas, responden al tipo de consignas lanzadas por el EI.
Una de las m¨¢s contundentes se produjo el 22 de septiembre del a?o pasado, cuando Abu Mohamed al Adnani, portavoz del EI, difundi¨® este mensaje a los musulmanes: ¡°Si pod¨¦is matar a un imp¨ªo americano o europeo, en particular a los malvados y sucios franceses, contad con Al¨¢ y hacerlo de la manera que sea. No pregunt¨¦is a nadie ni busqu¨¦is su veredicto¡±. El llamamiento fue hecho tres d¨ªas despu¨¦s de que Francia anunciara su participaci¨®n, la primera de un pa¨ªs europeo, en los bombardeos contra el EI en Irak.
Nadie en Saint Priest sospech¨® lo m¨¢s m¨ªnimo de Salhi, como ahora insisten sus vecinos y vecinas. Viv¨ªa a solo 300 metros de la comisar¨ªa de la polic¨ªa municipal y del ayuntamiento, donde su portavoz, Guillaume de Cock, se niega a facilitar el m¨¢s m¨ªnimo dato ¡°para no interrumpir las investigaciones¡±.
Mientras, los servicios antiterroristas analizan y destripan todos los tel¨¦fonos y aparatos electr¨®nicos intervenidos en la casa de Salhi, incluidos los de su mujer, una hermana y una cuarta persona detenida. Intentan destapar a todo el que se relacionara con ellos, pero tambi¨¦n si pudo recibir consignas u ¨®rdenes del exterior. Este era el caso del anterior presunto yihadista detenido, Sid Ahmed Ghlam, de 24 a?os, tambi¨¦n nacido en Francia, acusado de intentar atacar iglesias cat¨®licas en Par¨ªs tras matar a una entrenadora de gimnasia.
Ghlam tambi¨¦n fue vigilado como supuesto islamista radicalizado. La historia se repite.
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