Rousseff viaja a EE UU para reconciliarse con Obama
La presidenta de Brasil busca inversores para su pa¨ªs y zanjar la pol¨¦mica a ra¨ªz del espionaje que sufri¨® a manos de la NSA
Hay muchos expertos que coinciden que lo mejor de la hist¨®rica visita de la presidenta brasile?a Dilma Rousseff a Washington que comienza este lunes y dura hasta el mi¨¦rcoles es, m¨¢s all¨¢ de eventuales acuerdos a¨²n imprecisos y difuminados, la visita en s¨ª. En 2013, cuando ya estaba previsto y anunciado un viaje oficial de Rousseff, por entonces en su primer mandato, a Washington, todo salt¨® por los aires: el antiguo t¨¦cnico de comunicaciones de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense, Edward Snowden, revel¨® que dicho organismo hab¨ªa espiado el tel¨¦fono m¨®vil de Rousseff. La revelaci¨®n desat¨® un enfrentamiento diplom¨¢tico may¨²sculo cuya primera consecuencia fue que la presidenta brasile?a, indignada, cancelara fulminantemente la visita. Desde entonces, la presencia del vicepresidente Joe Biden a Brasilia en enero para asistir a la toma de posesi¨®n de la segunda legislatura de Rousseff y algunos encuentros cara a cara entre Obama y la presidenta brasile?a en cumbres internacionales en los ¨²ltimos meses han despejado el camino para la paz definitiva.
Pero Rousseff, que inicia la visita el lunes en Nueva York, que visitar¨¢ el martes la Casa Blanca y que volar¨¢ el mi¨¦rcoles a California, ya no es la misma que en 2013. Y Brasil tampoco: la popularidad de la presidenta es la m¨¢s baja que jam¨¢s haya registrado (un 65% de rechazo, seg¨²n una reciente encuesta de Folha de S. Paulo). El pa¨ªs acabar¨¢ el a?o con un retroceso del PIB de al menos 1,2%. Y la inflaci¨®n, desbocada a pesar de los esfuerzos del Gobierno, escala a un 9%, tambi¨¦n una cifra alarmante que Rousseff no hab¨ªa conocido en su primer mandato.
Parad¨®jicamente, y por las mismas razones, la visita a EE UU se antoja ahora m¨¢s oportuna que en 2013. La presidenta brasile?a, en Nueva York, hablar¨¢ a un grupo escogido de empresarios estadounidenses a los que presentar¨¢ el ya muy difundido en Brasil Plan de Infraestructuras, por valor de 200.000 millones de reales (66.000 millones de d¨®lares), que su Gobierno ha dise?ado para erigir autopistas, puertos, v¨ªas f¨¦rreas y aeropuertos y cuyo principal objetivo estrat¨¦gico es el de animar la alica¨ªda econom¨ªa brasile?a. El ¨¦xito del plan depende de que los inversores privados ¨Cbrasile?os y extranjeros- vean negocio ah¨ª en la explotaci¨®n de dichas infraestructuras y participen (el Gobierno brasile?o sOlo adelanta parte de la inversi¨®n a base de pr¨¦stamos). De modo que convencer a los estadounidenses, cuya econom¨ªa, en contra de la brasile?a, se recupera, se antoja clave.
El martes, en Washington, Barack Obama y Rousseff discutir¨¢n d e econom¨ªa y de cambio clim¨¢tico (los dos tratar¨¢n de dar pasos adelante de cara a la cumbre de Par¨ªs de finales de a?o sobre este asunto), entre otras cosas, pero sobre todo, tratar¨¢n de dejar atr¨¢s, de una vez, el enojoso tema del m¨®vil espiado. Hay especialistas que aseguran que el ¨¦xito de la visita depender¨¢, en ¨²ltima instancia, de la qu¨ªmica personal entre los dos presidentes de los dos gigantes americanos.
EEUU es consciente de que la influencia china en Brasil ¨Cy en toda Latinoam¨¦rica- gana terreno. De hecho, el primer socio comercial de Brasil es China, que desbanc¨® hace unos a?os a EE UU. El intercambio comercial entre EE UU y Brasil es ingente: m¨¢s de 62.000 millones de d¨®lares en 2014. Pero en mayo pasado el primer ministro chino, Li Kepuiang visit¨® Brasilia con la chequera humeante y firm¨® acuerdos econ¨®micos por valor de 50.000 millones de d¨®lares, incluido el anuncio del proyecto de una v¨ªa f¨¦rrea que unir¨¢ a Brasil con el Pac¨ªfico a trav¨¦s de Per¨² con el objeto de facilitar las exportaciones de brasile?as de soja hacia Oriente. Y hace un a?o, los presidentes de los denominados pa¨ªses emergentes o BRICS (China, India, Sur¨¢frica, Rusia y Brasil) se reunieron en Fortaleza, en el Nordeste de Brasil, y decidieron crear un Banco de Inversi¨®n que sirviera de alternativa al FMI que comenzar¨¢ a funcionar a partir de 2016 y que contar¨¢ con un desembolso de 50.0000 millones de d¨®lares.
De la visita de Rousseff a EEUU no se esperan, en principio, acuerdos tan contundentes. Pero hay quien recuerda que el sitio de Brasil no est¨¢ al lado de unos socios tan dis¨ªmiles y ajenos como Rusia o China s¨ª con democracias occidentales m¨¢s transparentes que pueden ayudar al gigante latinoamericano a redimir mejor el lastre de los casos de corrupci¨®n que minan su credibilidad.
Adem¨¢s, la ca¨ªda del precio de las materias primas (sobre todo la soja y el hierro), con la consecuente menor factura al gigante chino que todo lo compra y la asfixia econ¨®mica por la que atraviesan los pa¨ªses del Mercosur, en especial Argentina (otro de sus socios econ¨®micos preferentes) ha causado que Rousseff busque nuevos mercados para insuflar m¨¢s ox¨ªgeno a su econom¨ªa. Un ejemplo de ello ocurri¨® en mayo, cuando la presidenta brasile?a vol¨® a M¨¦xico en una visita oficial para impulsar la relaci¨®n con la otra gran econom¨ªa latinoamericana.
Rousseff, poco amiga en su primer mandato de salir al exterior, se fuerza ahora por abrir mercados y buscar salidas. Y sin embargo ¨Cotra paradoja- los problemas dom¨¦sticos la perseguir¨¢n durante toda la visita. Ricardo Pessoa, socio mayoritario de la empresa contratista UTC Ingenier¨ªa, envuelto en el esc¨¢ndalo de Petrobras, acusado de sobornar a altos cargos de la petrolera para obtener contratos jugosos, ha involucrado en la trama al ministro de la Casa Civil, Aloizio Mercadante. Pessoa, que testifica a cambio de rebaja en la condena, mantiene que parte de la campa?a electoral de Mercadante para Gobernador de S?o Paulo en 2010 se financi¨® con dinero que entreg¨® ¨¦l como intercambio de favores en contratos con Petrobras y que lo mismo ocurr¨ªa con la campa?a presidencial de Lula en 2006. Mercadante, que ten¨ªa pensado viajar junto con la decena de ministros que acompa?a a Rousseff a EE UU, ha optado por quedarse en Brasil por asegurar la retaguardia y defenderse de las acusaciones. El s¨¢bado, en vez de estar preparando el viaje, dio ya una rueda de prensa para asegurar que todas las donaciones efectuadas por Pessoa a su campa?a eran legales.
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