Negociaci¨®n nuclear en Viena: la cumbre de los achaques
Los negociadores estadounidenses e iran¨ªes llegan al tramo final del pacto exhaustos
Llegan a la recta final como si hubieran corrido un marat¨®n. Uno va con muletas. Otra se ha torcido el tobillo y se ha roto la nariz y el dedo me?ique. Otro est¨¢ convaleciente por una operaci¨®n quir¨²rgica. Y otro sufre dolores de espalda y en alg¨²n momento se ha visto obligado a moverse en silla de ruedas.
Despu¨¦s de m¨¢s de un a?o y medio de negociaciones sobre el programa nuclear de Ir¨¢n, los representantes estadounidenses e iran¨ªes llegan a la ronda final en Viena (Austria) exhaustos y con las facultades f¨ªsicas mermadas, pero dispuestos a prolongarlas unos d¨ªas m¨¢s all¨¢ de la fecha l¨ªmite del 30 de junio.
Ali Akbar Salehi, jefe de la Organizaci¨®n de la Energ¨ªa At¨®mica de Ir¨¢n, y figura clave en el equipo negociador iran¨ª, fue operado en mayo y no ha pedido acudir, este fin de semana, al reinicio de las negociaciones en el Palacio Coburg del centro de Viena. Este martes finalmente vol¨® a Viena y se incorpor¨® al di¨¢logo.
En la negociaci¨®n del pasado marzo en Lausana (Suiza), la contribuci¨®n de Salehi, en sinton¨ªa con su hom¨®logo estadounidense, Ernest Moniz, fue decisiva. Salehi y Moniz, ambos cient¨ªficos nucleares de formaci¨®n, coincidieron en los a?os setenta, aunque nunca llegaron a conocerse, en el Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts, el c¨¦lebre MIT, vivero de sabios y premios Nobel.
Cuando a finales de mayo el secretario de Estado, John Kerry, de 71 a?os, se cay¨® de una bicicleta cerca de Ginebra y se fractur¨® el f¨¦mur derecho, la prensa y algunos m¨¦dicos se?alaron que el accidente amenazar¨ªa el calendario para el acuerdo nuclear.
Si Kerry¡ªel hombre que ha visitado 63 pa¨ªses y ha recorrido m¨¢s de un mill¨®n de millas desde que en 2013 asumi¨® el cargo¡ª quedaba paralizado, parec¨ªa claro que las negociaciones tambi¨¦n. Pero no. Tras 12 d¨ªas ingresado en el hospital y un reposo breve en su casa de Boston, el viernes Kerry vol¨® a Viena con un m¨¦dico, un fisioterapeuta y sus muletas, o ¡°palos¡±, como ¨¦l les llama.
El tercer enfermo es Javad Zarif, ministro iran¨ª de Asuntos Exteriores. Zarif sufre de dolores de espalda. a veces acentuados por el estr¨¦s. El episodio m¨¢s conocido ocurri¨® en octubre de 2013, cuando EE UU, las potencias mundiales (Rusia, China, Francia, Reino Unido, Alemania y la UE) e Ir¨¢n preparaban el acuerdo interino que ha permitido negociar desde entonces. Zarif, de 53 a?os, lleg¨® a una reuni¨®n en Ginebra en silla de ruedas.
"Me duele mucho", confes¨® el diplom¨¢tico a la agencia Reuters. "No hay uno entre nosotros que no tenga un problema de espalda", dijo despu¨¦s una fuente estadounidense. "Todos ten¨ªamos una an¨¦cdota para ¨¦l, libros que deb¨ªa leer, cosas que pod¨ªa intentar, porque todos lo hemos sufrido".
La negociadora oficial del Departamento de Estado, Wendy Sherman, tambi¨¦n arrastra una historia de achaques. "Desde que las negociaciones nucleares han empezado, he sufrido de un tobillo torcido, la nariz rota y una rotura del dedo me?ique", dijo el pasado oto?o en un acto p¨²blico, seg¨²n el diario Politico.
Nadie quiere ser menos en estas reuniones en las que ocasionalmente los asistentes comparan dolencias. Porque los achaques crean complicidades. Humanizan a los negociadores. Sin human touch, sin toque humano, no hay diplomacia.
Kerry y Zarif, por ejemplo, se dirigen el uno al otro como John y Javad. Estadounidenses e iran¨ªes, que se pasaron 34 a?os sin casi dirigirse la palabra, llevan casi dos hablando al nivel m¨¢s alto.? Acabe como acabe la ronda de Viena, este solo hecho ya es extraordinario.
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