La campa?a del Ramad¨¢n
El califa Al Bagdadi celebra su primer aniversario con una ofensiva terrorista que alcanza desde Nigeria hasta Kuwait
El califato proclamado por Abu Bakr Al Bagdadi en Mosul ha cumplido ya un a?o. El Estado Isl¨¢mico no ha retrocedido desde entonces, al contrario. Mantiene en su poder grandes ciudades como Mosul o Ramadi (Irak) y sigue con su capital en Rakka (Siria). No le faltan los suministros, la principal materia prima de la que se nutre el monstruo: j¨®venes de todo el mundo dispuestos a dejar la vida en la yihad. Obtiene petr¨®leo de los pozos que conquista y cuenta con los abundantes arsenales de armas y munici¨®n, adem¨¢s de veh¨ªculos e incluso blindados, que van cayendo en sus manos. Y tiene delante unos enemigos a veces ineptos, como el Ej¨¦rcito iraqu¨ª; y en cualquier caso siempre reticentes y divididos.
En este a?o se ha ensanchado su mapa internacional, que divide en gobernaciones o wilayats, seg¨²n la expresi¨®n ¨¢rabe, y anula las fronteras internacionales reconocidas, desde Pakist¨¢n hasta Nigeria, desde el C¨¢ucaso hasta Somalia. Aunque todos exhiben las credenciales del vasallaje (o baia en ¨¢rabe), no era seguro hasta ahora que existiera una coordinaci¨®n efectiva entre los grupos violentos, cada uno con autonom¨ªa para aterrorizar a sus anchas en la regi¨®n donde act¨²an.
A pesar del car¨¢cter difuso de este imperio en ciernes, la intensificaci¨®n de sus actividades terroristas de las dos ¨²ltimas semanas permite pensar que algo ha sucedido con esos grupos acostumbrados a actuar cada uno por su cuenta. Desde finales de junio se han producido combates abiertos o atentados masivos con centenares de muertos en Nigeria, en el Sina¨ª, Siria, Irak, Chad, Mali, Somalia y Yemen y atentados individuales de enorme repercusi¨®n en Francia, T¨²nez, Egipto y Kuwait, siguiendo una especie de inteligencia colectiva detr¨¢s de la selecci¨®n de los objetivos.
El Estado Isl¨¢mico tiene delante enemigos a veces ineptos,como el Ej¨¦rcito iraqu¨ª; y siempre reticentes
La decapitaci¨®n de Saint-Quentin Fallavier, cerca de Grenoble, recuerda a los europeos que nos hallamos bajo amenaza permanente de los lobos solitarios. El ataque al centro tur¨ªstico tunecino de Susa da?a la principal industria del ¨²nico pa¨ªs salido de la primavera ¨¢rabe que se mantiene en el camino democr¨¢tico. La batalla del Sina¨ª, junto al atentado mortal que ha costado la vida al fiscal general egipcio, quiere atraer hacia el yihadismo a los millares de Hermanos Musulmanes que han pasado a la clandestinidad y se han radicalizado por efecto del golpe de Estado militar, justo cuando se cumplen los dos a?os del derrocamiento de Morsi. El atentado de Kuwait, como los atentados en semanas anteriores en Arabia Saud¨ª, en mezquitas chi¨ªes, quieren atizar la guerra civil entre las mayor¨ªas sun¨ªes de los pa¨ªses ¨¢rabes y los chi¨ªes y extender los tent¨¢culos hacia la Pen¨ªnsula Ar¨¢biga.
El repunte de muerte y violencia que se ha producido desde el 18 de junio, fecha en que empez¨® el Ramad¨¢n, conduce a pensar que el califato ha decretado una campa?a para celebrar su primer aniversario y a la vez festejar con una org¨ªa de muerte el mes musulm¨¢n del ayuno y la oraci¨®n. Si los musulmanes devotos y pac¨ªficos redoblan sus pr¨¢cticas religiosas durante este mes santo, tambi¨¦n lo hacen los creyentes que identifican el islam con la yihad violenta contra los descre¨ªdos. Abu Muhammad Al Adnani, lugarteniente y portavoz del EI, ha hecho este a?o, como ya hizo en 2014, un llamamiento a intensificar la yihad y buscar el martirio como la forma m¨¢s eficaz de piedad isl¨¢mica durante el mes. De ah¨ª que quepa esperar m¨¢s atentados y alguna nueva ofensiva militar antes de la fiesta del Eid el Fitr, el 18 de julio, en la que se celebra el final del ayuno.
Mientras funcione la divisi¨®n sectaria, encabezada por Teher¨¢n y Ryad, no aparecer¨¢ la coalici¨®n isl¨¢mica que pueda acabar con el monstruo
Seg¨²n la experta libanesa Lina Khateb, del Carnegie Endowment (The Islamic State Strategy. Lasting and Expanding), el Estado Isl¨¢mico es un h¨ªbrido entre la ideolog¨ªa radical de Al Qaeda, la estructura de mando centralizada de Hezbol¨¢ y los m¨¦todos de organizaci¨®n territorial de los Talibanes. Si es as¨ª, la experiencia acumulada se remonta al Afganist¨¢n ocupado por los sovi¨¦ticos en 1979 y sintetiza el historial de casi todas las ramas del terrorismo sagrado, a las que todav¨ªa hay que a?adir la sabidur¨ªa terrorista de los servicios secretos, polic¨ªas e incluso militares de las dictaduras ¨¢rabes. Son muchos los expertos (la propia Khateb o el franc¨¦s Jean¨CPierre Filiou en su reciente libro From Deep State to Islamic state) que no dudan en atribuir el crecimiento del Estado Isl¨¢mico a la siembra estrat¨¦gica realizada por las autocracias para crear una amenaza mayor que justificara su papel como guardianes del orden occidental en la regi¨®n.
Hay una diferencia respecto a Al Qaeda, que explica su car¨¢cter territorial y la localizaci¨®n de su n¨²cleo en Siria e Irak. Mientras que la organizaci¨®n de Bin Laden se dedicaba obsesivamente al enemigo lejano occidental, el Estado Isl¨¢mico ataca a su enemigo pr¨®ximo, como son las minor¨ªas religiosas, los cristianos y sobre todo los chi¨ªes, a los que considera los peores herejes. Con la sectarizaci¨®n del terrorismo, el EI hace un gui?o a los sun¨ªes y, sobre todo, a su rama m¨¢s radical y cercana, representada por los wahabitas, hegem¨®nicos en la Pen¨ªnsula Ar¨¢biga.
La ¨²nica resistencia terrestre que ahora encuentra el EI es de car¨¢cter local: los chi¨ªes y los kurdos, con el apoyo a¨¦reo de Estados Unidos, en las respectivas regiones donde dominan en Irak y Siria. Turqu¨ªa apenas se ocupa del califato, que le preocupa menos que los kurdos, sobre todo los del ilegal PKK, que es quien resiste en la zona fronteriza siria. Erdogan ha hecho hasta ahora la vista gorda con la entrada de yihadistas y el contrabando petrolero. No es el ¨²nico con intereses geoestrat¨¦gicos divergentes. Arabia Saud¨ª y Qatar consideran al r¨¦gimen de Teher¨¢n como un peligro existencial, casi al mismo t¨ªtulo que lo considera Israel, y de ah¨ª su inhibici¨®n a la hora de combatir al EI.
Mientras funcione la divisi¨®n sectaria, encabezada por Teher¨¢n y Ryad, no aparecer¨¢ la coalici¨®n isl¨¢mica que pueda terminar con el monstruo. La actual ofensiva de Ramad¨¢n es en todo caso una demostraci¨®n preocupante de la fuerza y la persistencia del Estado Isl¨¢mico, que contrasta con las divisiones y dudas de los pa¨ªses que le combaten y conduce a concluir que hay califato para rato.
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