¡°Me ha costado l¨¢grimas tomar esta decisi¨®n¡±

El drama existencial que para muchos griegos ha supuesto la convocatoria del refer¨¦ndum se plasmaba este domingo en el desgarro de Petrula Diamantopulu, profesora de instituto jubilada y vecina de Kipseli, un barrio de clase media de Atenas, el mismo en el que reside ¡ªy vota¡ª el primer ministro, Alexis Tsipras. La opci¨®n de Diamantopulu no fue entre el s¨ª y el no, sino entre la cabeza y el coraz¨®n. Votante habitual de Syriza, un partido al que asegura que seguir¨¢ votando en pr¨®ximos comicios, se inclin¨® por el s¨ª tras una discusi¨®n de tintes casi ¨¦picos consigo misma, con su ideolog¨ªa y su trayectoria, "y a favor de un espejismo".

"Me ha costado l¨¢grimas tomar esta decisi¨®n y vot¨¦ s¨ª con tristeza, porque adem¨¢s creo que las dos opciones son igual de malas para el pa¨ªs, s¨®lo que la del s¨ª, a mi juicio, nos puede dar un poco de aliento para superar esta cat¨¢strofe", contaba en el vest¨ªbulo del instituto n¨²mero 15 de Atenas. "Vot¨¦ s¨ª aun sabiendo perfectamente que las medidas que plantean los acreedores son muy duras, y que este pa¨ªs no tiene resistencia alguna, ni econ¨®mica ni an¨ªmica, para aguantar m¨¢s recortes... Pero votar no era directamente dar un portazo en nuestra propia cara. En contra de lo que me ped¨ªa el cuerpo, he votado de esta manera s¨®lo por que exista alguna posibilidad de enderezar la situaci¨®n. Y en las elecciones generales seguir¨¦ votando a Syriza", a?ad¨ªa, visiblemente cariacontecida, trag¨¢ndose el sapo de su voto.

En el mismo colegio electoral, Nina, otra jubilada de 80 joviales a?os, expon¨ªa sus razones para votar igual. "En la familia somos todos de Nueva Democracia [defensor del s¨ª en la consulta] desde hace generaciones ... As¨ª que c¨®mo no iba a votar que s¨ª, con esta situaci¨®n tan desastrosa, en la que el Gobierno ni siquiera sabe tomar decisiones... Tsipras se ha echado a un lado y nos ha cargado el muerto a nosotros".

Pero la raz¨®n ¨²ltima de su voto era, en realidad, el miedo al futuro y el porvenir de los suyos. "Tambi¨¦n he votado que s¨ª porque tengo hijos y nietos, y me preocupa todo esto, pinta muy mal", admit¨ªa. De improviso se suma a la conversaci¨®n Eli, otra pensionista, de 82 a?os. "?Y los dem¨¢s no tenemos hijos o nietos? ?S¨®lo los votantes del s¨ª tienen derecho a preocuparse por el futuro?".

La r¨¦plica de Nina no tarda en convertirse en un intenso, pero educado, intercambio de opiniones entre las dos mujeres, en el que aparece repetidas veces un concepto que ha marcado la campa?a y, con toda probabilidad, el futuro inmediato de Grecia: la divisi¨®n, la escisi¨®n del pa¨ªs en dos mitades, la polarizaci¨®n, en suma. "He vivido la guerra civil, por eso no tengo ning¨²n miedo a una nueva divisi¨®n del pa¨ªs", sosten¨ªa Eli, que admit¨ªa abiertamente haber votado no "porque no quiero, ni para m¨ª ni para los m¨ªos, otro lustro, como m¨ªnimo, de nuevas medidas de austeridad y recortes, de esa medicina ya hemos tenido bastante".

Las dos mujeres se enzarzan en un apasionado, pero cort¨¦s, debate, que concluye cuando Nina agita el fantasma guerracivilista que durante la campa?a ha impregnado incluso algunas cabeceras serias de prensa, o muchas tertulias televisivas. "Con estos planteamientos, es mejor no perder el tiempo, no nos vamos a entender", explica una discreta Eli.

La divisi¨®n del pa¨ªs en dos mitades era tambi¨¦n la mayor preocupaci¨®n, "incluso m¨¢s que la situaci¨®n econ¨®mica", de Georg¨ªa, de 39 a?os, una parada de larga duraci¨®n que a mediod¨ªa de este domingo votaba en un colegio del barrio de Exarjia. "No he decidido a¨²n mi voto, se lo digo de verdad", explicaba en el patio. "Y lo voy a hacer con el coraz¨®n, no con la cabeza, frente a la urna", explicaba. A Georg¨ªa las dos opciones le parec¨ªan iguales, "ninguna entra?a nada bueno, s¨®lo una nueva etapa de dificultades, pero a eso ya estamos acostumbrados... Lo que m¨¢s me preocupaba es la divisi¨®n del pa¨ªs, fue la primera sensaci¨®n que tuve cuando Tsipras convoc¨® el refer¨¦ndum. Afortunadamente el pueblo griego est¨¢ dando una lecci¨®n de serenidad, no ha habido ni un incidente, s¨®lo calma y sensatez. Pero a ver qu¨¦ sucede...".

En otro colegio de las afueras, dos veintea?eros, Dimitris (arquitecto en un estudio, cobra 8.000 euros al a?o como aut¨®nomo) y Petros (estudiante universitario en Escocia), que se confiesan "fervientes partidarios del euro y de Europa", revelaban su voto, negativo. "Creemos en la democracia, y la actitud de los socios no es en absoluto democr¨¢tica. Creemos en el valor del di¨¢logo y de la negociaci¨®n, que siempre es algo positivo, y estamos seguros de que a partir de hoy se retomar¨¢ el proceso de una forma m¨¢s decisiva y, por primera vez, en pie de igualdad", contaba Dimitris. "Si gana el no, claro", apostillaba Petros.