Esperando otra guerra en Gaza
Un a?o despu¨¦s del ¨²ltimo conflicto, el Ej¨¦rcito israel¨ª vigila a las milicias de Ham¨¢s
Entre la algarab¨ªa de las bocinas de los coches siempre a punto de colisionar en la ciudad de Gaza y el silencio de paisaje de terremoto en los barrios machacados por los bombardeos solo hay un paseo en taxi. Un a?o despu¨¦s del inicio de la Operaci¨®n Margen Protector, la tercera ofensiva general del Ej¨¦rcito israel¨ª contra la Franja en cinco a?os, la vida cotidiana parece intentar abrirse camino en las calles, comercios y playas, pese a los m¨¢s de 2.200 muertos y la destrucci¨®n de unas 18.000 viviendas tras 50 d¨ªas de guerra. Enclaustrados por tierra y mar por Israel y bloqueados por Egipto en el sur, los 1,8 millones de habitantes del enclave costero palestino dif¨ªcilmente pueden sustraerse a la sensaci¨®n de hallarse en un presidio a cielo abierto de 360 kil¨®metros cuadrados desde hace m¨¢s de ocho a?os.
Naji Sharan detalla con precisi¨®n de ingeniero formado en Estados Unidos la magnitud del desastre: ¡°Los refugios de la ONU han cerrado por falta de fondos y seguimos teniendo 144.000 desplazados sin hogar. La comunidad internacional prometi¨® 1.300 millones de d¨®lares, pero apenas se han edificado unos centenares de viviendas¡±. Sharan, viceministro de Econom¨ªa palestino a cargo de la reconstrucci¨®n de Gaza, admite que un a?o despu¨¦s, solo ha entrado en la Franja un 5% del cemento necesario.
Sharan menea la cabeza y se ajusta las gafas de pasta mientras constata que Gaza ha perdido el 50% del PIB que ten¨ªa en 2007, antes a de que se estrechara el cerco del bloqueo, y que el Banco Mundial asigna al territorio una tasa de desempleo del 43%, la m¨¢s elevada del planeta.
Una familia se dedica a recuperar restos met¨¢licos entre los escombros de Beit Hanun, un distrito pr¨¢cticamente arrasado por la aviaci¨®n y los carros de combate en el noreste de la Franja, desde el que se divisan las torres de vigilancia del Ej¨¦rcito israel¨ª. Sus hijos juegan entre placas de hormig¨®n a ras de suelo cerradas con lonas. ¡°Era nuestra casa; el tercer piso¡±, explica uno de los hombres que recoge hierros retorcidos, ¡°los otros dos quedaron bajo tierra con las bombas¡±.
Al otro lado de esa tierra de nadie, de ese ¡°margen protector¡± que ahora se extiende entre los l¨ªmites de las edificaciones de Gaza y los kibutz (granjas colectivas) del Estado jud¨ªo, el Ej¨¦rcito israel¨ª patrulla ante la sospecha de que Ham¨¢s, el movimiento islamista hegem¨®nico en la Franja, sigue construyendo t¨²neles para lanzar un contraataque. ¡°Por all¨ª pasa una patrulla de Ham¨¢s¡±, explica d¨ªas despu¨¦s con el fusil de asalto en bandolera el comandante Nir Peled, de 29 a?os, veterano de las tres ofensivas israel¨ªes contra Gaza. Desde los 18 a?os solo ha conocido el oficio de las armas, ahora como jefe de operaciones de la Divisi¨®n Sur. ¡°En Gaza ha entrado material de construcci¨®n, pero apenas ha habido edificaci¨®n. Ha sido desviado a la excavaci¨®n de t¨²neles. Ellos se est¨¢n preparando para la guerra, y nosotros tambi¨¦n¡±, alega el oficial.
La teniente Eden Ben Ami tambi¨¦n est¨¢ a punto de licenciarse con 21 a?os. Su unidad de inteligencia est¨¢ encargada de dar la alerta a los kibutz de la zona ante la inminencia de un ataque. ¡°Aqu¨ª vivimos con los refugios siempre a mano, tras una alarma por lanzamiento de cohetes solo tenemos 30 segundos para ponernos a salvo¡±, asegura Eden. Un proyectil mat¨® a un ni?o. El conflicto se cobr¨® la vida de 67 soldados israel¨ªes y de seis civiles.
De vuelta a Gaza ¡ªdonde murieron unos 1.500 civiles y 700 combatientes, seg¨²n la ONU¡ª, los ni?os han vuelto a jugar a la playa cercana al hotel Al Deira, en la capital del enclave. La organizaci¨®n Save de Children afirma en su ¨²ltimo informe que el 70% de los peque?os de la Franja tienen miedo de que haya otra guerra como la del a?o pasado, en la que murieron 551 ni?os. Muchos menores muestran ahora estr¨¦s emocional severo, como Montacer Baker, de 12 a?os, que perdi¨® a un hermano y a tres de sus primos en un ataque de la aviaci¨®n israel¨ª con misiles cuando jugaban al f¨²tbol en la playa del Al Deira. El Ej¨¦rcito israel¨ª asegura que fueron confundidos con milicianos de Ham¨¢s.
Cualquiera que haya observado la mirada perdida y las reacciones airadas de Montacer, que apenas recibe atenci¨®n psicol¨®gica, intuir¨¢ la imagen del horror que vivi¨® el chico el pasado verano.
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