La gesta del c¨®nsul Bosques
Pe?a Nieto y Hollande rinden homenaje al diplom¨¢tico mexicano que se enfrent¨® a los nazis y salv¨® la vida a miles de exiliados espa?oles
En Marsella ha habido este mi¨¦rcoles 15 de julio una cita con la historia. El presidente franc¨¦s Fran?ois Hollande y el mexicano Enrique Pe?a Nieto han rendido un peque?o homenaje a un gran h¨¦roe que salv¨® la vida a cientos de jud¨ªos y antifascistas y, sobre todo, a miles de exiliados espa?oles que huyendo del franquismo se toparon con la Francia sometida al dictado de Hitler. El c¨®nsul mexicano Gilberto Bosques se uni¨® con las eficaces armas de la diplomacia a la Resistencia. Su hija, Laura Bosques, no ha podido acudir a un homenaje que considera sobradamente merecido y que retrotrae a una ¨¦poca gloriosa de M¨¦xico como libertador del fascismo.
Federica Montseny, Max Aub, Manuel Altolaguirre, Abraham Polanco, pero tambi¨¦n perseguidos alemanes, polacos o austriacos figuran en las listas de las miles de personas que pudieron contar con la ayuda de M¨¦xico gracias a las gestiones de su c¨®nsul Gilberto Bosques entre 1939 y 1942. El maestro franc¨¦s y doctor en lengua y literatura espa?ola G¨¦rard Malgat, autor de un documentado libro sobre Bosques, no tiene dudas sobre la valent¨ªa de sus acciones: ¡°Se jug¨® el pellejo¡±.
Bosques vivi¨® el final de la guerra, durante un a?o y tres meses, preso en Bad Godesberg (Alemania) junto a su esposa, Mar¨ªa Luis Manjarrez, y sus tres hijos Gilberto, Laura y Teresa. ¡°Me acuerdo perfectamente¡±, explica desde Ginebra Laura Bosques, 90 a?os. ¡°Primero nos llevaron al refugio de Montgrand [junto a Marsella] y de all¨ª a Alemania, donde est¨¢bamos presos de los nazis todos los latinoamericanos. Finalmente, nos canjearon en Lisboa por prisioneros alemanes¡±.
Gilberto Bosques (1892-1995) fue nombrado por el presidente L¨¢zaro C¨¢rdenas c¨®nsul general en Francia en 1939. Desembarc¨® en el pa¨ªs en enero de ese a?o a bordo de un transatl¨¢ntico de nombre premoritorio sobre el famoso desembarco posterior: Normand¨ªa. La misi¨®n encomendada por C¨¢rdenas: ayudar a los republicanos espa?oles tras la guerra civil. La pronta ocupaci¨®n alemana le oblig¨® a dejar Par¨ªs y trasladar el consulado a Marsella, zona dominada por el gobierno colaboracionista del mariscal Philippe P¨¦tain.
All¨ª, en Marsella, con unas oficinas estrechamente vigiladas por la Gestapo, despleg¨® todo su oficio diplom¨¢tico para lograr lo que la cineasta mexicana Lillian Liberman llama los ¡°visados al para¨ªso¡±. Se estima que logr¨® rescatar a 40.000 perseguidos. Malgat prefiere no ser tan preciso. ¡°Los alemanes destruyeron los archivos. El propio Bosques elimin¨® muchos documentos para que no cayeran en manos de los nazis¡±.
La avalancha de refugiados (muchos de ellos confinados en campos de concentraci¨®n franceses) era tan enorme que Bosques lleg¨® a habilitar dos castillos para organizar el exilio: el de Reynarde para hombres y el de Montgrand para mujeres y ni?os. En ellos terminar¨ªa su propia familia camino de la c¨¢rcel alemana despu¨¦s. Malgat, autor de Gilberto Bosques. La diplomacia al servicio de la libertad y de Max Aub y Francia o la esperanza traicionada (ediciones L¡¯atinoir), cree que su acci¨®n desbord¨® la mera misi¨®n diplom¨¢tica encomendada. ¡°Hay testimonios que aseguran que incluso acompa?aba a algunos refugiados hasta los barcos para evitar su detenci¨®n¡±. C¨¢rdenas ofreci¨® a todos la opci¨®n de nacionalizarse en M¨¦xico.
Bosques instituy¨® en Marsella, con abogados espa?oles y franceses, una oficina jur¨ªdica. Franco exig¨ªa a Francia la extradici¨®n de los republicanos m¨¢s notables y Bosques le plant¨® cara desde el derecho. ¡°Ni siquiera la Francia de P¨¦tain permit¨ªa tales extradiciones sin mandato judicial¡±, explica Malgat. ¡°La oficina ganaba casi todos los pleitos porque los expedientes franquistas eran d¨¦biles, cargados de falsas acusaciones que la justicia francesa desenmascaraba¡±. El dinero para mantener toda la estructura de la labor de Bosques la aport¨® M¨¦xico, pero tambi¨¦n en una gran parte el gobierno espa?ol en exilio.
Laura Bosques no ha podido acudir a Marsella. Una mala ca¨ªda le ha impedido el viaje. Est¨¢ en Ginebra, en casa de su hermana Teresa. En el homenaje oficial de este mi¨¦rcoles, consistente en la emisi¨®n de sellos conmemorativos del diplom¨¢tico mexicano, no ha habido ning¨²n representante de la familia. Tampoco los tres pa¨ªses que se dan la mano en esta historia son hoy los mismos de anta?o. ¡°Bosques era maestro, como yo, y en su lucha estaba muy comprometido con la educaci¨®n¡±, dice Malgat. ¡°No se le puede rendir homenaje sin compartir la exigencia de justicia y de verdad de las familias de los 43 estudiantes [asesinados en Iguala en septiembre pasado] y de tantos mexicanos que sufren la vulneraci¨®n de los derechos humanos¡±. Son los que defendi¨® en Europa el M¨¦xico de C¨¢rdenas a trav¨¦s de su c¨®nsul Bosques, que dej¨® escrito: ¡°A veces hay que salirse de la legalidad para entrar en el derecho¡ ?Cu¨¢l derecho? El derecho que tienen los hombres a la libertad¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.