Las lenguas period¨ªsticas (I)
La expansi¨®n hist¨®rica, cultural y geogr¨¢fica de los idiomas condiciona el alcance de su prensa
Todas las lenguas son igual de v¨¢lidas, no las hay mejores ni peores, y expresan, grandes o no tanto, una visi¨®n del mundo que es la que sirve a sus hablantes. Pero las hay con mayor capacidad de registros, probablemente a tenor de la realidad que han construido y que se ha construido a su alrededor, y mayormente por la irradiaci¨®n que han alcanzado en la historia. Desde ese punto de vista hay tres lenguas mayores en el mundo occidental que son ingl¨¦s, franc¨¦s y espa?ol, las tres imperiales, con todas las atrocidades que ello pudiera acarrear. ?Pero qu¨¦ pasa con el alem¨¢n, el ruso, o el italiano, por ejemplo? En nada tienen que envidiar a las citadas, pero la gran trilog¨ªa anterior ha creado realidades por n¨²mero de hablantes, expansi¨®n hist¨®rica y cultural, diversidad de condicionamientos geogr¨¢ficos, que le han dado una irradiaci¨®n mayor que otras. Y por ello esas son las tres grandes lenguas period¨ªsticas de un mundo que comprende Europa, Am¨¦rica, de norte a sur, y parajes antiguamente brit¨¢nicos del resto del planeta. Un periodista alem¨¢n o b¨²lgaro, pongamos por caso, puede ser t¨¦cnica y culturalmente tan bueno o mejor que cualquiera, pero sus posibilidades de expansi¨®n y conocimiento internacional no son igual de grandes que la de un Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez, argentino, pongamos por caso. El propio Ryszard Kapuscinski, reputado como el mejor o como uno de los mejores reporteros de nuestro tiempo, tuvo que aparecer en lengua inglesa ¡ªy hablaba bastante bien el castellano¡ª para convertirse en quien fue.
Si nos centramos en el espa?ol ¡ªque no es de Espa?a, sino de todos sus hablantes¡ª las cifras son elocuentes
Si nos centramos en el espa?ol ¡ªque no es de Espa?a, sino de todos sus hablantes¡ª las cifras son elocuentes. Unos 550 millones de ciudadanos del planeta lo hablan como primera o segunda lengua, y de ellos tres cuartas partes como lengua propia, un 6,7% de la poblaci¨®n mundial, al tiempo que 21 millones ¡ªseg¨²n datos del Instituto Cervantes¡ª lo estudian en el mundo entero. El Instituto Caro y Cuervo ¡ª?qu¨¦ har¨ªa la lengua castellana sin Colombia!¡ª apunta que hacia 2025 habr¨¢ 30 millones de brasile?os que conozcan el espa?ol, y si, con el ingl¨¦s como indiscutible primus inter pares, todav¨ªa hay m¨¢s estudiantes de franc¨¦s que de espa?ol, la brecha no deja de colmarse. Como corolario de todo lo anterior, por fin se ha creado el mecanismo e instituci¨®n que le da al castellano el mejor contenedor posible de cara al exterior: el Servicio Internacional de Evaluaci¨®n de la Lengua Espa?ola, creado por el Instituto Cervantes, la Universidad Aut¨®noma de M¨¦xico y la universidad de Salamanca, que, recordemos, junto con Bolonia, Par¨ªs y Oxford, fue una de las cuatro primeras universidades fundadas en Occidente, all¨¢ por el siglo XIII. Al igual que la titulaci¨®n de la universidad de Cambridge, el llamado proficiency, el sistema establece los niveles que garantizan que los ajenos a la lengua puede decirse que la conocen con el rigor y la academia necesarios.
Hacia 2025 habr¨¢ 30 millones de brasile?os que conozcan el espa?ol
El espa?ol es una gran lengua period¨ªstica porque lo tiene todo: el amor, el odio, la fuerza, la ternura, la compasi¨®n, la paz y la guerra. Como las dem¨¢s, se dir¨¢, pero cada una, con sus caracter¨ªsticas y oportunidades, dif¨ªcilmente contienen, como el espa?ol, tanto la expansi¨®n reseca de Castilla como las humedeces del Mediterr¨¢neo; las frondosidades de la selva amaz¨®nica como la feracidad de la Pampa o el mar de la pirater¨ªa, de la esclavitud y de los tesoros que en su fondo reposan de las naciones ribere?as del Caribe; y, de remate, la ret¨ªcula de valles, cumbre y mesetas que constituye el mundo andino. Todo ello engendra literatura y periodismo.
El castellano, sin¨®nimo perfecto de espa?ol, como en su d¨ªa estableci¨® la Academia, contiene originalidades poderosas como los sonidos de jota y erre, que le dan una dureza diamantina de la que me siento muy devoto y que Am¨¦rica Latina ha mantenido. Y no nos pongamos nerviosos por los sonidos c o z, porque su variada pronunciaci¨®n ceceante o tendiendo hacia la ese es tan espa?ola como latinoamericana. En mis clases de periodismo en tierra americana suelo advertir que en modo alguno piensen los alumnos que trato de imponer el espa?ol peninsular, sino que todos debemos escribir en la variante de nuestra ¨¢rea cultural, y no en un idioma abstracto y fr¨ªo como un t¨¦mpano. Tanto la gram¨¢tica como el propio diccionario se han ido deslizando en los ¨²ltimos tiempos de lo normativo a lo descriptivo, con lo que el uso es lo que hoy manda, parando mientes, si acaso, en lo que el diccionario panhisp¨¢nico de dudas recomienda como uso preferente de cada t¨¦rmino, pero en mi breviario particular, ustedes perdonen, excluyo del espa?ol period¨ªstico aquellas aportaciones innecesarias procedentes de otras lenguas, cuando tenemos en la propia todo aquello que hemos menester.
El espa?ol es una gran lengua period¨ªstica porque lo tiene todo: el amor, el odio, la fuerza, la ternura, la compasi¨®n, la paz y la guerra
?Periodistas de todo el mundo ¡ªhisp¨¢nico¡ª, un¨ªos!, para hacer que la lengua nos identifique en nuestra variedad con todo aquello que de unitario contiene.
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