Solo los d¨¦spotas prefieren la victoria a la democracia
Sospechas leg¨ªtimas ante los comicios de diciembre en Venezuela
Dec¨ªa Przeworski que la democracia es un sistema en donde los partidos pol¨ªticos pierden elecciones. Esto es, que solo en una democracia las agrupaciones pol¨ªticas se encuentran genuinamente al amparo de la voluntad popular: pueden ser aplaudidas, pueden ser aclamadas, pero nunca podr¨¢n asegurar su permanencia en el mando. La verdadera medida de un sistema democr¨¢tico no es el respaldo popular que reciba un l¨ªder o un r¨¦gimen, sino la posibilidad de que ese mismo l¨ªder y ese mismo r¨¦gimen pierdan el poder si una mayor¨ªa de ciudadanos desaprueba su desempe?o.
Quien tenga un compromiso real con la democracia debe entonces someterse a un juego de resultados inciertos, a un juego en que el futuro es desconocido para todos los actores pol¨ªticos. No hay forma de asegurar esa incertidumbre que no sea otorg¨¢ndole independencia al ¨¢rbitro: un pueblo sabe que su voluntad ser¨¢ respetada ¨²nicamente si las instancias de control y las autoridades electorales tienen autonom¨ªa para hacer valer el mandato popular.
La verdadera medida de un sistema democr¨¢tico no es el respaldo popular que reciba un l¨ªder o un r¨¦gimen
El Partido Socialista Unido de Venezuela enfrentar¨¢ el 6 de diciembre su mayor desaf¨ªo electoral desde el ascenso al poder de Hugo Ch¨¢vez. Los niveles de apoyo del gobierno de Nicol¨¢s Maduro se encuentran en n¨²meros rojos. El desabastecimiento se ha convertido en el viacrucis cotidiano de los venezolanos. La econom¨ªa colapsa bajo el peso de la irresponsabilidad, el populismo y la corrupci¨®n. Los presos pol¨ªticos constituyen un signo innegable de autoritarismo en un gobierno al que no le alcanzan las teor¨ªas conspirativas para explicar la extensi¨®n de sus calamidades.
Si Venezuela fuera una democracia como cualquier otra en el mundo, el oficialismo no tendr¨ªa m¨¢s recurso que preparar una estrategia para amortizar el golpe electoral. Se enfocar¨ªa en las circunscripciones m¨¢s leales y se abocar¨ªa a atraer el voto indeciso. El PSUV est¨¢ haciendo todo esto, pero dispone adem¨¢s de herramientas que resultan incompatibles con un proceso electoral democr¨¢tico: el despliegue de un masivo aparato de comunicaci¨®n estatal, frente a una prensa censurada y sistem¨¢ticamente debilitada; el encarcelamiento de l¨ªderes de la oposici¨®n, que sin duda ser¨ªan protagonistas de una elecci¨®n equitativa; la manipulaci¨®n cumulativa de las normas electorales; el control de los tribunales de justicia y de las instancias contraloras; y la complicidad del Consejo Nacional Electoral.
Un pueblo sabe que su voluntad ser¨¢ respetada ¨²nicamente si las instancias de control y las autoridades electorales tienen autonom¨ªa
Dif¨ªcilmente existe alguien que crea que las autoridades electorales venezolanas act¨²an de manera imparcial frente al poder pol¨ªtico. Y esto es riesgoso en un escenario tan polarizado. Cuando existen elecciones en contextos de crisis ¨Ccomo es el caso de Venezuela en la actualidad¨C la estabilidad se preserva a trav¨¦s de la confianza en la institucionalidad. Tirios y troyanos deben sentir que el juego es limpio y que todos participan en igualdad de condiciones.
Me preocupa que el resultado electoral no sea reconocido por el grupo perdedor, sin importar cu¨¢l sea. Me preocupa que el descontento popular no logre canalizarse por las v¨ªas institucionales y se exprese, en cambio, por v¨ªas violentas e inconstitucionales. Me preocupa que Venezuela no encuentre la forma de realizar una transici¨®n pol¨ªtica pac¨ªfica y profundice a¨²n m¨¢s su crisis institucional, econ¨®mica y social.
Dif¨ªcilmente existe alguien que crea que las autoridades electorales venezolanas act¨²an de manera imparcial frente al poder pol¨ªtico
A¨²n hay tiempo para asegurar que las elecciones legislativas sean un mecanismo de reconciliaci¨®n y transici¨®n, y no uno de enfrentamiento y sujeci¨®n al poder. A¨²n hay tiempo para generar confianza en el proceso electoral. Si el gobierno de Nicol¨¢s Maduro tuviera perspectiva de largo alcance; si el PSUV comprendiera que todo poder democr¨¢tico es, por naturaleza, transitorio, entonces permitir¨ªa la visita de observadores internacionales de car¨¢cter imparcial, como la Organizaci¨®n de los Estados Americanos (OEA) y la Uni¨®n Europea, y nombrar¨ªa en el Consejo Nacional Electoral a personas sin preferencia partidaria, personas que cuenten con el respaldo de las distintas tendencias pol¨ªticas.
Por supuesto que esto requiere madurez pol¨ªtica, pues uno siempre quisiera que el ¨¢rbitro pite a su favor. Pero un dem¨®crata sabe que su triunfo solo es v¨¢lido si es justo. Un dem¨®crata sabe que el ¨¦xito de un gobierno depende de su legitimidad. Esto lo creemos profundamente en mi pa¨ªs. Luego de la guerra civil de 1948, Costa Rica cre¨® una autoridad electoral cuyo rasgo distintivo es la autonom¨ªa. Los magistrados y magistradas del Tribunal Supremo de Elecciones son electos en virtud de su imparcialidad, con el apoyo de las distintas tendencias pol¨ªticas y bajo el entendido de que servir¨¢n a un ¨²nico amo: el pueblo de Costa Rica. Es por eso por lo que el TSE se ubica siempre en los primeros lugares de confiabilidad en Am¨¦rica Latina. Por esa raz¨®n en Costa Rica los resultados electorales son recibidos por todos, ganadores y perdedores, como la expresi¨®n indiscutible de la voluntad popular.
Si el gobierno de Nicol¨¢s Maduro tuviera perspectiva de largo alcance; si el PSUV comprendiera que todo poder democr¨¢tico es, por naturaleza, transitorio
Ojal¨¢ Venezuela comprenda la lecci¨®n que encierra el ejemplo de Costa Rica. Ojal¨¢ comprenda que su negativa a recibir misiones de observaci¨®n internacional incita sospechas leg¨ªtimas. Ojal¨¢ comprenda que la parcialidad del CNE confirma todas las acusaciones de la oposici¨®n y de la comunidad internacional. Ojal¨¢ comprenda que hay cosas m¨¢s sagradas que cualquier proyecto pol¨ªtico y cosas m¨¢s funestas que cualquier resultado electoral. Todos quisi¨¦ramos ganar, pero solo los d¨¦spotas prefieren la victoria a la democracia.
?scar Arias S¨¢nchez es expresidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz 1987.
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