Contra la exclusi¨®n social, trabajo
De los casi 22 millones de j¨®venes que ni estudian ni trabajan en la regi¨®n, ¨²nicamente una peque?a parte correr¨ªa el riesgo de caer en la pobreza o la delincuencia, seg¨²n los expertos
Los avances de Am¨¦rica Latina son claros. ¡°Entre 2000 y 2012 m¨¢s de 80 millones de personas han pasado a formar parte de la clase media gracias a una subida del PIB del 4% anual. Algo que ha permitido que haya sido la ¨²nica regi¨®n del mundo donde la desigualdad ha bajado¡±, relata la secretaria general Iberoamericana, Rebeca Gryn?span, ¡°al complementar el crecimiento con pol¨ªticas p¨²blicas, que han ayudado a marcar la diferencia¡±. Y uno de estos cambios ha tenido que ver con la educaci¨®n, ¡°que sin duda ayuda a conseguir salarios m¨¢s elevados¡±, dice, al tiempo que aporta una cifra reveladora: ¡°el 70% de la poblaci¨®n universitaria actual de la regi¨®n lo es por primera vez en su familia, y m¨¢s de la mitad son mujeres de sectores pobres de la poblaci¨®n¡±.
Pero, junto a esta realidad, se da otra que resulta muy preocupante. En Am¨¦rica Latina hay cerca de 22 millones de j¨®venes de entre 15 y 24 a?os que ni estudian ni trabajan, seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT), y forman un colectivo conocido como ninis. Los pa¨ªses que sufren m¨¢s este problema son Bolivia, Nicaragua, Honduras y Guatemala, donde el porcentaje se sit¨²a entre el 25% y 28% del total de personas de este grupo de edad. Colombia, Chile, M¨¦xico y Brasil est¨¢n en la media, en tanto que Uruguay, Paraguay y Ecuador son los que gozan de mejor situaci¨®n, con el 16% y 17% del total de j¨®venes inactivos, explica Daniela Trucco, miembro de la divisi¨®n de Desarrollo Social de la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe (CEPAL).
La denominaci¨®n ¡®ninis¡¯ estigmatiza a una poblaci¨®n sobredimensionada por las encuestas
Aunque siempre que se habla de ninis, un t¨¦rmino que los expertos en juventud consideran poco agraciado, vienen las matizaciones. Pues esta denominaci¨®n no solo esconde distintas realidades, como que la mitad de sus integrantes son mayoritariamente mujeres que han tenido que ocuparse del cuidado dom¨¦stico o del de sus hijos y, por lo tanto, no est¨¢n inactivas; o que otro porcentaje de j¨®venes tampoco desde?able realiza trabajos eventuales que no reconocen las encuestas, explica Pablo Vammaro, investigador del Consejo Latino?americano de Ciencias Sociales. ¡°Si desagreg¨¢ramos esos dos grupos, adem¨¢s de un 3% de j¨®venes que ni estudian ni trabajan y son de clase alta, nos quedar¨ªamos con que solo entre el 6% y el 8% de los j¨®venes latinoamericanos son efectivamente ninis, lo cual quita espectacularidad a la estad¨ªstica, ya que no es lo mismo hablar de un tercio de la juventud que del 6%, en general j¨®venes de zonas perif¨¦ricas de las grandes ciudades afectados por segregaciones urbanas¡±, contin¨²a el doctor en Ciencias Sociales, al tel¨¦fono desde Buenos Aires.
Desde la capital uruguaya, el soci¨®logo y director de la ONG Centro Latinoamericano sobre Juventud, Ernesto Rodr¨ªguez, apoya el razonamiento: ¡°Los ninis son una simple construcci¨®n estad¨ªstica, a la que los medios de comunicaci¨®n y los dirigentes han puesto un plus, al vincularlos con los problemas de inseguridad y violencia que sufre Am¨¦rica Latina, estigmatiz¨¢ndolos¡±. ¡°Los j¨®venes se enfrentan a una falta grande de oportunidades, pero tambi¨¦n a esta estigmatizaci¨®n, que agrava el problema¡±, agrega.
A juicio del soci¨®logo uruguayo, la inactividad ser¨ªa preocupante ¨²nicamente para menos de una cuarta parte de la juventud, que es la podr¨ªa enfrentarse a la temida exclusi¨®n social.
Educaci¨®n Secundaria
Para evitarla o al menos en parte, Daniela Trucco aboga por promover la educaci¨®n secundaria obligatoria en toda la regi¨®n, puesto que en muchos pa¨ªses centroamericanos solo llega hasta los ocho o nueve a?os de edad y, en el cono Sur, hasta los 11 o 12. ¡°Los j¨®venes deber¨ªan estar incluidos en el sistema escolar entre los 15 y 19 a?os. Ha de hacerse un trabajo muy profundo en el sistema educativo, sobre todo en secundaria, que est¨¢ concebida para la ¨¦lite y act¨²a como expulsor de las masas de alumnos con escasos recursos, que la abandonan de forma temprana y ese es el verdadero handicap¡±, advierte la representante de la CEPAL.
En el caso de los j¨®venes m¨¢s mayores, Trucco suma al problema educativo las barreras de entrada que tienen al mercado laboral, por eso recomienda que los pa¨ªses desarrollen estrategias de trayectorias no lineales, es decir, en las que alumnos y/o trabajadores j¨®venes puedan entrar y salir de los centros educativos y laborales conforme a su situaci¨®n personal. ¡°Necesitamos sistemas p¨²blicos m¨¢s flexibles¡±, indica.
Mientras que en Europa el problema es el paro juvenil, en Am¨¦rica Latina es la informalidad
Una reflexi¨®n que comparte Pablo Vommaro, quien cree que el mercado laboral tambi¨¦n expulsa a los j¨®venes con menos recursos, ¡°y no por su edad sino porque no est¨¢n capacitados y las empresas les piden competencias que no tienen, les discriminan, de ah¨ª que hayan surgido movimientos contra la discriminaci¨®n invisible de la juventud en distintos puntos de la regi¨®n¡±.
¡°En los pa¨ªses industrializados el problema de los j¨®venes es el paro. En Am¨¦rica Latina [donde la tasa de desempleo de este colectivo es del 13%, seg¨²n la OIT] es el trabajo informal, que afecta al 55% de ellos, sobre todo en Centroam¨¦rica y el ¨¢rea andina¡±, explica Ernesto Rodr¨ªguez. Se trata de empleos precarios, eventuales, sin contrato, de muchas horas, con salarios exiguos, sin Seguridad Social¡ Por eso no es de extra?ar, dice, que los adolescentes de pa¨ªses como Brasil, M¨¦xico, Colombia o de Centroam¨¦rica declaren en las encuestas que si tuvieran oportunidades no recurrir¨ªan a la droga o a la delincuencia.
Existen programas p¨²blicos para atajar la problem¨¢tica de los ninis que est¨¢n obteniendo resultados positivos en distintos pa¨ªses de la regi¨®n. Especialmente dos, indica Rebeca Grynspan, las transferencias condicionadas de ingresos que funcionan en M¨¦xico o Brasil y que permiten a los estudiantes de secundaria contar con unos ahorros cuando empiezan a trabajar, y las incubadoras de empresas dirigidas a j¨®venes, a los que ofrecen oportunidades.
En opini¨®n de Vommaro, las soluciones p¨²blicas que se est¨¢n dando a la inserci¨®n de los j¨®venes son parciales, pero algunas s¨ª est¨¢n surtiendo efecto en determinadas ciudades o zonas. Medell¨ªn, en Colombia, ¡°es un claro ejemplo de que las pol¨ªticas de formaci¨®n, empleo y fortalecimiento comunitario son eficaces para una juventud que estaba tomada por las bandas de narcos¡±. La ciudad brasile?a de Sao Paulo, que ha promovido estrategias integrales de empleo, educaci¨®n, cultura y espacio p¨²blico es otro ejemplo, igual que Buenos Aires con el proyecto de empleabilidad juvenil, al que se han apuntado 200.000 j¨®venes, de los que el 60% ha encontrado trabajo, dice el doctor en Ciencias Sociales.
Iniciativas
Trucco a?ade otras iniciativas. Por ejemplo, hay estados que han eliminado o prohibido la repetici¨®n de curso, que es uno de los factores que m¨¢s alumnos expulsa del sistema escolar, reconociendo las dificultades de aprendizaje y abord¨¢ndolas, como Chile, donde la financiaci¨®n p¨²blica destinada a la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable se ha reforzado, algo ahora replica Belice. En Argentina, el programa de escuelas de reinserci¨®n de Buenos Aires, donde los centros se adaptan a las necesidades de los estudiantes, llev¨¢ndoles las clases a su barrio y adapt¨¢ndose a sus horarios y ritmos, es otro ejemplo a seguir. ¡°Han participado m¨¢s de 40.000 j¨®venes en este programa¡±, explica Vommaro quien, al igual que la representante de CEPAL, considera que es muy importante que los planes sean flexibles y din¨¢micos y vayan al territorio de los j¨®venes para impactar en su d¨ªa a d¨ªa.
¡°Articular el sistema educativo y el laboral en el ¨¢mbito de la formaci¨®n t¨¦cnica profesional, que est¨¢ abandonada en la regi¨®n, es otro de los desaf¨ªos¡±, seg¨²n la portavoz de la CEPAL. Y ah¨ª Nicaragua es la gu¨ªa, pues ha fortalecido su formaci¨®n t¨¦cnica, permitiendo la salida de los j¨®venes y su posterior reingreso, as¨ª como facilitado mayor n¨²mero de certificaciones profesionales y con la creaci¨®n del centro de reconocimiento de certificaciones de toda Latinoam¨¦rica.
Uruguay es referente en la construcci¨®n de un sistema nacional de cuidado, que reconoce el trabajo de las mujeres en el hogar, ¡°es la apuesta central del nuevo Gobierno a la que se destinar¨¢n 2.000 millones de d¨®lares en cinco a?os, y que Chile y Costa Rica est¨¢n intentando¡±, se?ala Rodr¨ªguez. Este experto explica que en Am¨¦rica Latina se han puesto en marcha multitud de iniciativas para facilitar la permanencia juvenil en el sistema educativo y su inserci¨®n laboral. ¡°Los programas de transferencias condicionadas que en algunos Estados como Ecuador tienen cobertura masiva y en otros como Costa Rica se centran en la adolescencia, han sido la principal respuesta de la regi¨®n en la ¨²ltima d¨¦cada. Desde el punto de vista del empleo, se han hecho muchas pruebas. Ha fracasado la exoneraci¨®n de impuestos a los empresarios que contraten j¨®venes, que en Colombia llegaban a multar a las compa?¨ªas que practicaban la informalidad. Se han promovido programas de pasant¨ªas para las primeras experiencias laborales, que han funcionado, aunque no con j¨®venes excluidos. El Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo han lanzado programas de ¨¦xito con un enfoque desde la demanda¡¡±, prosigue.
El programa de transferencias condicionadas de ingresos ha sido el de mayor ¨¦xito
Aunque ha habido muchas respuestas, el impacto ha sido escaso porque el problema es complejo y hay que atajarlo desde distintos frentes, y los mandatos gubernamentales son cortos, afirma el director general del Centro Latinoamericano sobre la Juventud. Rodr¨ªguez cree que, al final, ¡°la mejora en la inserci¨®n laboral de la juventud se ha dado m¨¢s por las pol¨ªticas econ¨®micas que por los programas dirigidos a la juventud¡±. Es el caso de su pa¨ªs, Uruguay, donde el crecimiento econ¨®mico ha llevado al paro juvenil del 38% a cerca del 20% desde 2005.
¡°Se deber¨ªan promover marcas legales que aseguren el empleo decente para los j¨®venes, pues solo el 30% de los que trabajan est¨¢n afiliados a la Seguridad Social. Tendr¨ªa que haber control y sanciones para que se evitara la informalidad¡±, afirma Trucco, para quien se deben vincular las pol¨ªticas laborales con los sectores productivos para que haya conexi¨®n con las empresas y sus necesidades.
Las cifras
Am¨¦rica Latina se sit¨²a a mitad de camino entre las regiones del mundo con mayor n¨²mero de j¨®venes que ni estudian ni trabajan y las que menos. Estos son sus datos:
- De los 108 millones de personas de 15 a 24 a?os, 37,4 millones solo estudia; 35,2 millones solo trabaja; 13,4 millones combina ambas cosas y 21,7 millones ni estudia ni trabaja, acorde con la OIT.
- El 54% de los ninis se ocupan de los quehaceres dom¨¦sticos (siete de cada diez son mujeres), el 21,3% est¨¢n inactivos, el 16,6% han cesado en su puesto y el 8,1% buscan su primer empleo.
- La fuerza laboral joven es de 56,1 millones, de los que 48,3 millones est¨¢n ocupados y 7,8 millones parados. De los que trabajan, 30,4 millones lo hacen sin Seguridad Social y 27 millones en empleos informales.
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