Donald Trump secuestra la campa?a del Partido Republicano
La disparatada campa?a del empresario atrapa a los candidatos en un torbellino medi¨¢tico que nada tiene que ver con la pol¨ªtica
El Partido Republicano se ha rendido al fen¨®meno Donald Trump. Incapaces de competir con la atenci¨®n medi¨¢tica que despierta el empresario gracias a una verborrea incontrolable, los otros 15 candidatos luchan por respirar. Incluso un hombre fuerte del establishment republicano como Jeb Bush, con 114 millones de d¨®lares en los cofres de su campa?a, necesita atacar a Trump para sacar un titular estos d¨ªas. Lo que empez¨® como una broma a la que nadie dio importancia es hoy un torbellino alrededor del que gira el Partido Republicano.
¡°Lo que est¨¢ pasando es m¨¢s grande que ¨¦l y m¨¢s grande que esta elecci¨®n. Esto puede definir el futuro del Partido Republicano¡±, dice H¨¦ctor Barreto, estratega republicano especialista en el voto latino y socio de Latino Coalition. Trump ni siquiera es republicano. En el pasado contribuy¨® generosamente a las campa?as de los Clinton. Se ha declarado a favor del aborto, uno de los temas principales de los republicanos en esta campa?a. ¡°Hay quien dice que es un agente de los dem¨®cratas para da?ar a los republicanos. Sus insultos obviamente van a tener un impacto¡±, dice Barreto.
Trump es uno de los bufones oficiales de EE UU. ¡°No hay estrategia, se levanta cada d¨ªa pensando a ver a qui¨¦n insulta¡±, dice Barreto. Pero para el p¨²blico republicano parece ser muy atractivo. No solo va primero en las encuestas, sino que se le perdona todo. Hace una semana, ante un p¨²blico de evang¨¦licos conservadores, no pudo contestar a si hablaba con Dios o si ped¨ªa perd¨®n por sus pecados. Adem¨¢s, insult¨® a los veteranos de guerra hechos prisioneros. Da igual. El p¨²blico lo recibi¨® con una ovaci¨®n y lo despidi¨® con otra.
Daniel Cole es el secretario general de los republicanos de Colorado Springs, un distrito republicano hasta el tu¨¦tano, un aut¨¦ntico basti¨®n del partido. En su trabajo de organizador, conoce bien al republicano de la calle, el militar o el cristiano evang¨¦lico del sur de Colorado. ¡°Hace dos semanas que estoy recibiendo muchas llamadas de gente que quiere ser voluntaria del partido¡±, dice Cole por tel¨¦fono. ¡°En este tiempo, lo ¨²nico que ha pasado nuevo es la entrada de Trump. Est¨¢ inyectando energ¨ªa a las bases¡±. Por otra parte, dice Cole, ¡°la otra noche hubo una reuni¨®n aqu¨ª en la que el organizador pregunt¨® qui¨¦n votar¨ªa por Trump. Nadie levant¨® la mano¡±.
"Esto puede definir el futuro del Partido Republicano", dice H¨¦ctor Barreto, estratega republicano
Las bases republicanas le quieren. Quiz¨¢ no le voten, pero valoran que haya espabilado al partido, una labor que est¨¢ cumpliendo con creces. ¡°La gente a la que le gusta Trump busca un contraste con lo que percibe como un liderazgo let¨¢rgico en el partido. Es m¨¢s la actitud que el contenido de sus declaraciones lo que agrada¡±, dice Cole. ¡°En general, en pol¨ªtica yo creo que lo que le gusta a la gente le gusta por alguna raz¨®n. Hay una raz¨®n por la que Trump gusta, y eso es una lecci¨®n para el resto del plantel¡±.
¡°Las personas que aplauden lo que dice de M¨¦xico no necesariamente est¨¢ de acuerdo en que los mexicanos sean violadores y asesinos, sino que valoran el hecho de que rompa el silencio en temas que son tab¨²es en pol¨ªtica y que para ellos son importantes¡±, razona Cole.
Las mamarrachadas de Trump est¨¢n dando la vuelta al mundo. Nadie escucha a los candidatos republicanos hablar de Hillary Clinton o de Barack Obama. ¡°Nadie habla de los otros candidatos. Si quieres atenci¨®n tienes que atacar a Trump¡±, dice Barreto.
Las mamarrachadas de Trump est¨¢n dando la vuelta al mundo. Nadie escucha a los candidatos republicanos hablar de Clinton o de Obama
Los discursos y presentaciones son sistem¨¢ticamente enterrados por Trump. ¡°Es el factor m¨¢s importante en la t¨¢ctica de los otros candidatos ahora mismo¡±, asegura Daniel Cole. ¡°Los dem¨¢s tienen que averiguar c¨®mo navegar a su alrededor¡±. El caso paradigm¨¢tico es Rick Perry, que ha llamado a Trump ¡°c¨¢ncer¡± para el partido y con ello ha conseguido su mayor cobertura hasta el momento. Compite en virulencia antiTrump con Lindsay Graham. Jeb Bush, Marco Rubio o Scott Walker, candidatos serios y bien situados, han criticado duramente a Trump, pero siempre con distancia. Ted Cruz no lo ha criticado, seg¨²n Cole, porque ¡°se est¨¢ situando como posible heredero de sus seguidores¡± en caso de que Trump caiga de la carrera.
Unas primarias en las que el partido de Nixon y Reagan se puede jugar su futuro, convertidas en una discusi¨®n de pub sobre si los mexicanos son violadores o no. La carcajada final de Donald Trump. La pesadilla del Partido Republicano.
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