Las exc¨¦ntricas primarias argentinas
Los comicios obligatorios delinean el futuro de la elecci¨®n presidencial definitiva
El pr¨®ximo domingo se celebrar¨¢n en Argentina unas elecciones muy curiosas. Se las llama PASO: primarias abiertas, simult¨¢neas y obligatorias. En ellas ser¨¢n seleccionados los candidatos que los partidos postular¨¢n para los comicios generales del 25 de octubre. Entre ellos, el que suceder¨¢ a Cristina Kirchner en la presidencia.
El torneo presenta varias excentricidades. La primera es que est¨¢n obligadas a intervenir todas las fuerzas pol¨ªticas. Aun aquellas que cuentan con un solo candidato. Es decir, donde no hay competencia. Tambi¨¦n est¨¢n obligados a intervenir todos los ciudadanos. De modo que de estas primarias surgir¨¢ un mapa indicativo de c¨®mo ser¨¢ la elecci¨®n definitiva. Es relevante, porque en el pa¨ªs los sondeos de opini¨®n se han vuelto muy inseguros.
Aun as¨ª, se da por supuesto que el domingo el candidato a presidente m¨¢s votado ser¨¢ Daniel Scioli, del Frente para la Victoria, el oficialismo. Scioli carece de rival. El segundo ser¨ªa el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, del PRO. Macri competir¨¢ con los l¨ªderes de otras dos variantes no peronistas: Ernesto Sanz, del radicalismo, y Elisa Carri¨®, de la Coalici¨®n C¨ªvica. El tercero ser¨ªa Sergio Massa, que se enfrenta a otro peronista disidente, el gobernador de C¨®rdoba, Jos¨¦ Manuel De la Sota.
La verdadera inc¨®gnita est¨¢ en la diferencia que pueda obtener Scioli respecto de Macri. De ella depende que en octubre haya o no segunda vuelta. Entenderlo exige conocer otra rareza: para convertirse en presidente sin necesidad de balotaje, en la Argentina hay que conseguir el 45% de los votos, o entre 40 y 45% pero sacando una ventaja de m¨¢s de 10 puntos sobre el segundo.
La verdadera inc¨®gnita est¨¢ en la diferencia que pueda obtener Scioli respecto de Macri. De ella depende que haya o no segunda vuelta
De modo que ser¨¢ crucial el margen por el cual Scioli supere a Macri. Scioli disfruta de un piso alto: alrededor del 40% de intenci¨®n de voto. Pero su techo es r¨ªgido: le costar¨ªa mucho conseguir nuevos electores y alcanzar el 45%. Sobre todo porque la econom¨ªa se deteriora cada vez m¨¢s, pero ¨¦l no atina a diferenciarse de la pol¨ªtica de Cristina Kirchner. Scioli tambi¨¦n tiene vedado hablar de corrupci¨®n. Por un lado, por las sospechas que pesan sobre su impresionante enriquecimiento durante el ejercicio del poder. Por otro, porque acaba de estallar otro caso escandaloso: An¨ªbal Fern¨¢ndez, que es uno de los candidatos a gobernador de Scioli para la provincia de Buenos Aires, fue acusado de proteger a una banda de narcotraficantes. Fern¨¢ndez es el jefe de Gabinete de Cristina Kirchner.
Macri, que arrancar¨¢ con un piso m¨¢s bajo, de alrededor del 33%, tiene un techo m¨¢s elevado. Para provocar el balotaje debe inducir a una gran polarizaci¨®n. Esto es: debe lograr que los simpatizantes de las dem¨¢s fuerzas opositoras lo vean como el mejor instrumento para desplazar al kirchnerismo.
Macri se enfrenta para esto con un problema estructural. El monumental ajuste recesivo que se produjo entre 1998 y 2001 enfureci¨® a los sectores medios, pulverizando su estructura de representaci¨®n tradicional: el radicalismo. Ese partido, que cubr¨ªa todo el territorio nacional y serv¨ªa de contrapunto al peronismo, qued¨® muy reducido. La clase media lo reemplaz¨®, en alguna medida, por fuerzas distintas en distintos territorios. El gran continente peronista se enfrenta a un archipi¨¦lago. El desaf¨ªo de Macri es elaborar una propuesta y desarrollar una campa?a capaz de producir en la base electoral la s¨ªntesis que no se registra en la superestructura partidaria.
Macri debe lograr que los simpatizantes de las dem¨¢s fuerzas opositoras lo vean como el mejor instrumento para desplazar al kirchnerismo
Para ese prop¨®sito ser¨¢ crucial saber adonde se dirigen los votantes de Massa y De la Sota. ?Ir¨¢n a Scioli, por peronistas? ?O ir¨¢n a Macri, por opositores?
Si Macri consigue provocar el balotaje, Scioli estar¨¢ en problemas. Si no lo logra es porque el espacio no peronista de la pol¨ªtica argentina mantiene su fragmentaci¨®n. Buena parte del poder del kirchnerismo se debi¨® a esa ventaja: delante de s¨ª no tuvo un bloque sino un mosaico. Por eso la se?ora de Kirchner triunf¨® en 2011 con una diferencia de 37 puntos respecto de su segundo. En toda Am¨¦rica Latina los populismos prosperan gracias a que sus rivales no logran vertebrarse.
El nivel de s¨ªntesis del voto opositor ser¨¢ clave no s¨®lo para desentra?ar el desenlace electoral. De ¨¦l depende que la Argentina recupere un m¨ªnimo equilibrio de poder. Es decir, que su democracia se vuelva m¨¢s competitiva. Si ese horizonte no se alcanza, el pa¨ªs seguir¨¢ atrapado en una hegemon¨ªa.
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