Corbyn se afianza en la lucha por liderar el laborismo
El ascenso del veterano izquierdista genera un terremoto pol¨ªtico en Reino Unido
Jeremy Corbyn, veterano izquierdista de la vieja escuela, se afianza como firme candidato al liderazgo del laborismo brit¨¢nico y protagonista de un terremoto pol¨ªtico que inquieta no s¨®lo al establishment centrista de su partido, sino tambi¨¦n al mundo financiero y a sus rivales conservadores. La pujanza de un movimiento comparado al espa?ol Podemos o al griego Syriza, aunque nacido en el seno de una de las dos grandes fuerzas que copan la opci¨®n de gobierno en Reino Unido, amenaza con trastocar el mapa pol¨ªtico de las islas.
Un im¨¢n para j¨®venes y sindicalistas
Jeremy Corbyn es un rara avis de la pol¨ªtica brit¨¢nica o, en el lenguaje de los sesudos analistas, un populista. Un personaje que siempre dice lo que piensa sin atender a los r¨¦ditos, aunque ahora se trate de la liza para elegir al sucesor de Ed Miliband como l¨ªder del maltrecho laborismo. Ha subrayado su discurso radical para animar a j¨®venes y a sindicatos a exhibir sus frustraciones sobre esta tercera v¨ªa que procur¨® a Blair la victoria en tres elecciones. Su mensaje: el fin no justifica los medios.
El ¨²ltimo sondeo difundido antes del cierre de las inscripciones de electores para que los laboristas brit¨¢nicos elijan a su nuevo l¨ªder, este mi¨¦rcoles por la tarde, confirma un panorama inimaginable pocos meses atr¨¢s: un socialista sin disimulo, denostador de la tercera v¨ªa que centr¨® a un partido hasta entonces consagrado a los intereses de la clase trabajadora, aparece como el caballo ganador de la liza, cuyos resultados no se conocer¨¢n hasta el 12 de septiembre. Un desenlace que, de confirmarse, puede abrir una brecha de consecuencias imprevisibles en el Partido Laborista y desmontar el cl¨¢sico escenario pol¨ªtico de Reino Unido.
El propio sistema de votaciones de la militancia laborista ilustra las tensiones que atenazan a una formaci¨®n todav¨ªa no recuperada de la humillaci¨®n que le supuso ser vencida por los tories de forma arrolladora en las legislativas del pasado mayo. Desbordada por un alud de demandas que se tradujo en ¡°problemas t¨¦cnicos¡±, la p¨¢gina web del partido se vio forzada este mi¨¦rcoles a prolongar durante unas horas el registro de electores, circunstancia que dio alas a los otros tres rivales de Corbyn, todos ellos de corte centrista, para denunciar que una serie de ¡°infiltrados¡± ajenos al partido intentaban garantizar su victoria.
Ning¨²n responsable de las primarias laboristas avalaba este mi¨¦rcoles esa ¡°conspiraci¨®n¡± denunciada por el diputado Graham Stringer ¡ªy que sustent¨® en el alud de demandas para votar, presumiblemente de los seguidores de Corbyn¡ª, pero la idea de que sectores extremistas han secuestrado el proceso ya ha cobrado cuerpo.
Candidatura testimonial
El responsable de la trifulca es Jeremy Corbyn, diputado laborista por la circunscripci¨®n londinense de Islington North desde 1983 (elegido en siete comicios consecutivos) y defensor de un discurso que a sus 66 a?os apenas ha cambiado a lo largo del tiempo, que defiende la renacionalizaci¨®n de sectores estrat¨¦gicos, la subida de impuestos a las rentas m¨¢s altas y reniega de las pol¨ªticas de austeridad dictadas desde Berl¨ªn.
Primero fueron los propios dirigentes laboristas, procedentes de diversas facciones, quienes alertaron sobre el peligro de sucumbir a la fascinaci¨®n de Corbyn y arriesgarse con ello a que el partido acabe condenado al ostracismo, es decir, a verse incapaz de ganar otras elecciones que, seg¨²n sus c¨¢lculos, siempre se dirimen en el centro del espectro pol¨ªtico. Pero hasta los sectores m¨¢s conservadores, que hasta hace poco se frotaban las manos ante la perspectiva de un rival demasiado a la izquierda para tener perspectivas de victoria electoral, advierten ahora al partido sobre las consecuencias de erigir en l¨ªder a una suerte de pol¨ªtico antisistema. Que Corbyn defienda la recuperaci¨®n por el Estado de la gesti¨®n de sectores estrat¨¦gicos para el inter¨¦s nacional como la electricidad y el gas, y que haya recabado con ese discurso el 53% del voto de los militantes laboristas, seg¨²n la ¨²ltima encuesta de YouGov, inquieta sobremanera al mundo empresarial. Un movimiento al estilo del espa?ol Podemos o el griego Syriza, aunque nacido de una fuerza tradicional, amenaza con trastocar el mapa pol¨ªtico de las islas.
La iron¨ªa del asunto est¨¢ en que Corbyn se present¨® a las primarias laboristas con car¨¢cter meramente testimonial. Frente a la candidatura del m¨¢s socialdem¨®crata de sus rivales, Andy Burnham, ministro de Sanidad en la sombra; de Yvette Cooper, figura ascendente del laborismo que puede beneficiase del voto femenino; o de la blairista sin ambages Liz Kendall, el ¡°viejo zorro del laborismo¡±, Corbyn siempre tocado con una gorra azul, consigui¨® los avales necesarios para concurrir en el ¨²ltimo minuto.
Algunos de los que le prestaron la firma s¨®lo para animar los debates en el partido ¡ªpero sin intenci¨®n de votarle¡ª ya se han arrepentido: porque Corbyn va a ganar, seg¨²n todos los sondeos. Y si sus seguidores, la mayor¨ªa j¨®venes y sindicalistas, persisten en apoyarle con todas las consecuencias, la fractura del Partido Laborista, tal y como hoy lo conocemos, resultar¨ªa inevitable.
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