Sobrevivir en las faldas del volc¨¢n

La alerta amarilla por la actividad volc¨¢nica del nevado Cotopaxi se manten¨ªa este martes en las provincias de Cotopaxi y Pichincha y cre¨® un cr¨¢ter de inquietud entre las 300.000 personas que viven al pie de sus faldas, a unos 50 kil¨®metros de Quito, la capital ecuatoriana. Estas zonas, el cant¨®n Latacunga (Cotopaxi) y el Valle de los Chillos (Pichincha), ser¨ªan las m¨¢s afectadas porque est¨¢n ba?adas por r¨ªos que nacen del volc¨¢n, uno de los m¨¢s activos del pa¨ªs con 5.897 metros, y, en caso de erupci¨®n arrastrar¨ªan los lahares, formados tras el deshielo de los glaciares y el material volc¨¢nico. Corren hasta 70 kil¨®metros por hora y su capacidad de destrucci¨®n es alta.

La ¨²ltima informaci¨®n del Ministerio Coordinador de la Seguridad, que por decreto presidencial es el ¨²nico organismo autorizado para emitir boletines, una decisi¨®n del presidente Rafael Correa que ha sido muy criticada, se?alaba que hubo varias emisiones de vapor y cenizas, pero no superaron los 700 metros sobre el cr¨¢ter. Adem¨¢s, inform¨® de que la actividad interna del volc¨¢n segu¨ªa estable, por lo que se pidi¨® calma a la poblaci¨®n. Los mensajes llegan a las zonas de riesgo, pero no parecen suficientes. ¡°La gente est¨¢ con miedo, con temor, se ve en el comportamiento de los que van saliendo¡±, dec¨ªa Mario Rocha, presidente del gobierno parroquial de Mulal¨®. En esta parroquia, a 17 kil¨®metros en l¨ªnea recta desde el volc¨¢n, donde viven 14.000 personas, se dice que el ¨²nico sitio seguro es una iglesia que se construy¨® en 1826 y que sobrevivi¨® a la ¨²ltima gran erupci¨®n en 1877. Aunque solo sea porque es un sitio de fe est¨¢ en la mente de los parroquianos. Los lugare?os han vuelto a mirar las enormes piedras que rodean los caser¨ªos y que fueron expulsadas por el coloso. Una fue bautizada como la Chilintosa o piedra chillona, de ocho metros de alto y 15 metros de di¨¢metro. En una de sus caras est¨¢ pintada la Virgen de la Merced, que alguien bautiz¨® como la virgen del volc¨¢n. Se ha convertido en un atractivo tur¨ªstico.

En la memoria de los parroquianos est¨¢ la destrucci¨®n del siglo pasado, cuando los flujos de lava arrasaron todo y luego hubo una penumbra que dur¨® nueve d¨ªas. Hoy el peligro es m¨¢s grande porque hay m¨¢s habitantes y m¨¢s ocupaci¨®n. En Mulal¨® hay 28 haciendas, 16 flor¨ªcolas, y cinco empresas forestales que estos d¨ªas siguen su rutina con recelo del volc¨¢n, y que tambi¨¦n piensan en un escenario de futuro en el que si todo desaparece no habr¨ªa sitio para trabajar.

Los m¨¢s asustados son los empleados de las madereras que tienen que ir hasta casi las faldas del volc¨¢n para conseguir madera, los bosques m¨¢s alejados ya han sido talados. Uno de los problemas graves es evacuar el ganado que habita la zona. Cada vecino tiene algunas vacas, borregos, y chanchos (cerdos) para su sustento y si no se han marchado es por sus animales.

Rocha calcula que hay un total de 5.000 cabezas de ganado. ¡°La gente me presiona, quiere saber a d¨®nde ir con su ganado¡±, dice el presidente de la parroquia. Las brigadas de informaci¨®n se han centrado en indicar qu¨¦ se debe llevar en la mochila durante la evacuaci¨®n, pero nada m¨¢s, aseguran los lugare?os. ¡°El s¨¢bado que hubo un rumor, cog¨ª a mis hijos, a uno de los perros que asom¨®, y me fui a una parte alta, pero fue por instinto¡±, asegura Patricio Alvear que tiene una camioneta de alquiler y se siente afortunado porque al menos podr¨¢ marcharse cuando llegue la hora.