Tres miradas del exilio chileno
El relato de los que llegaron a M¨¦xico aquellos a?os convulsos
El exilio chileno en M¨¦xico despu¨¦s del golpe de estado del que este 11 de septiembre se cumplen 42 a?os fue muy diverso. Asilados pol¨ªticos, miembros del gabinete del presidente Salvador Allende, obreros, intelectuales, ingenieros, sindicalistas, presos pol¨ªticos... Nos acercamos a su diversidad a trav¨¦s de tres chilenos que llegaron a M¨¦xico aquellos a?os convulsos.
LUCY BALTIANSKY, 83 a?os | La bandera de M¨¦xico como escudo
¡°De aquellos d¨ªas despu¨¦s del golpe solo recuerdo oscuridad. Supongo que habr¨¢ salido el sol alguna vez, pero yo lo veo todo negro. Ser¨ªa de la angustia, de ver c¨®mo mataban a la gente por la calle. Fusilaron a mi cu?ado y nunca se encontr¨® el cuerpo. Mi marido, Jaime Faivovich, estaba muy perseguido, fue subsecretario de Transportes con Allende. Llegu¨¦ a la embajada de M¨¦xico el 19 de octubre, no sab¨ªa qu¨¦ pod¨ªan tener en mi contra, pero s¨ª sab¨ªa que si yo ca¨ªa, Jaime se entregaba. Mi hija Karen y yo nos fuimos a M¨¦xico el 19 de enero, Jaime se qued¨® porque ten¨ªan que operarlo de un c¨¢ncer, del que se acab¨® muriendo en M¨¦xico en el 85. Para llevarlo al hospital desde la embajada tuvieron que envolverlo en una bandera mexicana para que no se le acercaran los milicos. Los mexicanos se portaron con nosotros incre¨ªblemente bien. Despu¨¦s del 91 volv¨ª varias veces a Chile pero solo de visita. Yo tengo un nieto mexicano, tengo los huesos de los m¨ªos enterrados aqu¨ª y la sociedad chilena no es tan sensacional como se cree. Yo no es que les pida nada, solo que los militares est¨¦n presos para siempre. Si hubiera tenido oportunidad de ver a Pinochet, creo que lo mato con mis propias manos. La verdad es que a m¨ª me encanta M¨¦xico¡±.
JOS? ILLESCA, 66 a?os | Preso pol¨ªtico
¡°Yo era dirigente sindical y pertenec¨ªa al Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR). Me detuvieron tres veces. La segunda vez, una noche en medio del toque de queda, nos prepararon a 26 para dejarnos en libertad. Dijeron ?a correr! y sent¨ª los balazos. Me met¨ª en unas alcantarillas que estaban llenas de excremento y me arrastr¨¦ hasta casa de mis suegros. Ten¨ªa los pies rotos, me los hab¨ªan golpeado mucho. El 3 de diciembre me volvieron a agarrar. Sufr¨ª todo tipo de torturas, pero yo me declar¨¦ el due?o del tesoro, que si se muere no hay tesoro. No les entregu¨¦ a nadie, a sabiendas de que me iban a matar igual. Un d¨ªa trajeron a mi compa?era y las dos ni?as y les dijeron: ¡®desp¨ªdanse porque es la ¨²ltima vez que lo van a ver, est¨¢ condenado a muerte por traici¨®n a la patria y altos niveles de terrorismo¡¯. Estaba convencido de que me iban a matar, pero el 24 de diciembre del 74 estaba preso en el Estadio Chile cuando Pinochet hace una alocuci¨®n en cadena nacional y dice que le manda a M¨¦xico a ¡®200 terroristas¡¯. Yo era uno de ellos. Me atrever¨ªa a decir que el 70% no quer¨ªamos ir. Hab¨ªa mucha amargura por la expulsi¨®n, pero tambi¨¦n sentimientos encontrados: me voy en libertad, pero qui¨¦n sabe d¨®nde. Yo soy obrero, de M¨¦xico solo sab¨ªa lo que lo que me hab¨ªan contado de la revoluci¨®n. Un compa?ero nos dijo una cosa que record¨¦ siempre: ¡®cuando est¨¦n exiliados van a echar de menos la c¨¢rcel¡¯. Y fue verdad. Hubo muchos sinsabores. Cost¨® mucho conseguir trabajo. Y una cosa que nos duele: el exilio se divid¨ªa entre los asilados y los presos pol¨ªticos. En m¨¢s de una oportunidad nos trataron de delincuentes pol¨ªticos. Hoy d¨ªa que ha pasado tanto tiempo se olvida, pero hay mentes que no lo olvidan. Yo s¨ª soy muy agradecido del pueblo mexicano, pero no le puedo dar agradecimientos a gobiernos dominantes. Sigo siendo sindicalista, el activismo pol¨ªtico es mi vida. Tuve un hijo y una ni?a en M¨¦xico. Ya siento como sienten los mexicanos¡±.
GUIDO CAM?, 43 a?os, funcionario de Naciones Unidas | Los ojos de un ni?o
"Nac¨ª en el puerto chileno de Valpara¨ªso en 1972 y ten¨ªa poco m¨¢s de un a?o para el Golpe. Mis padres militaban en el Partido Socialista y colaboraban con mi t¨ªo: Arnoldo Cam¨², asesor laboral de Allende, miembro de la direcci¨®n del PS y jefe de su aparato militar, asesinado el 24 de septiembre de 1973. Salimos al exilio y despu¨¦s de un paso breve por Argentina nos radicamos en Cuba. Viv¨ª en La Habana hasta los seis, hasta que ellos se separaron y con mi madre nos fuimos a Ciudad de M¨¦xico. Fue un golpe cultural: los olores, sabores y colores, todo nuevo. Recuerdo que al comienzo extra?aba el mar habanero y me impresion¨® la inmensidad del DF. Nunca en mi vida hab¨ªa visto a tanta gente junta. De inmediato, sin embargo, sent¨ª la enorme acogida y solidaridad. La expresi¨®n de la diversidad del pa¨ªs se sent¨ªa en el barrio donde viv¨ªa, en la colonia del Valle. Ser exiliado chileno en M¨¦xico era una carta de presentaci¨®n que garantizaba calidez y comprensi¨®n. Pero los ni?os exiliados sab¨ªamos que ¨¦ramos distintos: nuestras familias estaban lejos. Los t¨ªos eran los adultos exiliados a los que ve¨ªamos en la Casa Chile, esa embajada informal que nos proporcion¨® el Gobierno de M¨¦xico para reuniones y realizar activismo pol¨ªtico en la distancia. En ese lugar me encontraba con muchos ni?os en la misma condici¨®n. ?ramos una especia de boy scouts de la infancia exiliada a la que, sin embargo, nunca se nos habl¨® directamente de la dimensi¨®n traum¨¢tica del Golpe. Chile estaba en el horizonte pero yo pronto me sent¨ª cautivado por la historia de M¨¦xico. Comenc¨¦ a hacer periodismo a los 16 a?os y el 1 de enero de 1994, cuando estall¨® la revoluci¨®n zapatista, me toc¨® cubrir el fen¨®meno. Fui coautor de la primera historia sobre el EZLN. M¨¦xico es mi segunda patria".
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