George de Paris, el sastre de los presidentes de Estados Unidos
Durante los ¨²ltimos 40 a?os, el costurero marsell¨¦s tom¨® las medidas a todos los mandatarios, desde Johnson hasta Obama
George de Paris, el sastre marsell¨¦s que vivi¨® su versi¨®n personal del sue?o americano, pasando de vivir en la calle a vestir a los presidentes de Estados Unidos durante los ¨²ltimos 40 a?os, falleci¨® el pasado fin de semana a los 81 a?os de edad. Uno de sus amigos declar¨® a la agencia France Press que De Paris hab¨ªa sido diagnosticado con un tumor cerebral hace dos a?os y falleci¨® en un hospicio en Arlington (Virginia) cerca de la capital.
De Paris tom¨® las medidas a todos, desde el presidente Lyndon B. Johnson hasta Barack Obama, con quien pos¨® en una foto tomada el a?o pasado, la cinta de medir al cuello y una sonrisa en el rostro. No hay declaraciones suyas sobre el presidente dem¨®crata, aunque s¨ª se pronunci¨® en varias ocasiones sobre sus predecesores.
El sastre asegur¨® en 2005 a EL PA?S que era ¡°el ¨²nico franc¨¦s en el que confiaba¡± George W. Bush. Tambi¨¦n dijo que el mandatario republicano era ¡°uno de los m¨¢s agradables y elegantes¡± junto a Ronald Reagan, quien ¡°hablaba mucho y sab¨ªa c¨®mo apreciar la calidad de las telas¡±. ¡°Me daba gominolas y siempre ten¨ªa miedo de que le pinchara con mis agujas cuando le tomaba las medidas¡±.
El siguiente por orden de preferencia era Richard Nixon, que siempre le preguntaba por su familia y si, como inmigrante, le gustaba Estados Unidos. Jimmy Carter ¡°nunca dec¨ªa nada¡±, Gerald Ford ¡°me tomaba el pelo por mi estatura, pregunt¨¢ndome si hab¨ªa jugado en un equipo de f¨²tbol americano¡± y Bill Clinton era, seg¨²n el sastre, ¡°el menos agradable de todos¡±.
Emigrante a los 27 a?os
El carism¨¢tico franc¨¦s, de apenas 1,60 de altura y con una larga cabellera blanca, conserv¨® siempre su sastrer¨ªa a varias manzanas de la Casa Blanca. Hab¨ªa aprendido su profesi¨®n en Francia antes de emigrar, a los 27 a?os, con 4.000 d¨®lares ahorrados en el bolsillo y el sue?o de reencontrarse con una novia americana de origen franc¨¦s.
Al llegar a EE UU, en la d¨¦cada de los cincuenta, la relaci¨®n fracas¨® y De Paris vivi¨® en la calle hasta que logr¨® un empleo para un sastre de origen canadiense. Siguiendo el plan de ruta de tantos otros inmigrantes, alquil¨® una habitaci¨®n y ahorr¨® hasta que pudo comprar su propia m¨¢quina de coser, las primeras puntadas de una aventura que le llevar¨ªa a abrir su propia sastrer¨ªa y vestir desde los l¨ªderes de EE UU a Kofi Annan, ex secretario general de Naciones Unidas o Tony Blair, ex primer ministro brit¨¢nico.
El golpe de suerte lleg¨® despu¨¦s de una conversaci¨®n con un legislador de Luisiana. De Paris convenci¨® a Otto Passman para que llevara uno de sus trajes y este le recomend¨® a Lyndon B. Johnson, entonces vicepresidente de Estados Unidos. En 1963, tras la muerte de John F. Kennedy, Johnson asumi¨® la presidencia y decidi¨® conservar a De Paris.
La carrera del sastre franc¨¦s, entrelazada con la historia de EE UU durante m¨¢s de cuatro d¨¦cadas, solo cont¨® con una peque?a mancha en su trayectoria. Ocurri¨® en 2004, durante el primer debate electoral que enfrent¨® a Bush con John Kerry. Cuando las c¨¢maras de televisi¨®n enfocaron la espalda del candidato republicano, un extra?o bulto junto a una de las costuras despert¨® sospechas. Las primeras teor¨ªas apuntaban a un transmisor. La Casa Blanca dijo que pod¨ªa ser un traje mal cortado. De Paris, enfadado, explic¨® a este diario que ¡°el servicio secreto no hab¨ªa dicho nada, pero el presidente llevaba un chaleco de seguridad¡±.
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