?Y si no se puede?

Los viejos partidos se resisten a desaparecer e incluso los nuevos quieren parecerse a ellos. Prosigue la pol¨ªtica de austeridad. La crisis de los refugiados echa una nueva luz a las impotencias europeas, incluso sobre el papel y la imagen de Alemania. Lo sabe bien Grecia y lo dicen a las claras sus urnas.

La victoria de Tsipras lo es tambi¨¦n del tercer rescate y de sus condiciones. El Gobierno griego se halla desbordado y sin instrumentos para acoger debidamente a quienes huyen de la guerra y la muerte.

No se puede, esta es la dura, sencilla y clara conclusi¨®n. No se puede hacer tabula rasa y empezar de nuevo como si fuera el primer d¨ªa del mundo. No se puede estar en el euro y eludir las pol¨ªticas europeas de austeridad que exige mantenerse dentro de la moneda ¨²nica. No hay forma de acoger a los refugiados debidamente con los escasos medios nacionales de cada uno de los socios europeos y con unos rid¨ªculos medios europeos comunes.

Dar la voz a los ciudadanos siempre est¨¢ muy bien, pero no basta para resolver los problemas; ni del sistema pol¨ªtico, ni del euro y de su pol¨ªtica de austeridad, ni mucho menos de los refugiados: solo un insensato lo someter¨ªa a votaci¨®n. A veces, quiz¨¢s ahora, sirve para repartir de nuevo las cartas y facilitar nuevos consensos. Pero en otras ocasiones sirve incluso para complicarlos y evitar que se resuelvan. As¨ª sucedi¨® con el refer¨¦ndum convocado s¨²bitamente por Tsipras para rechazar el rescate. Al final solo sirvi¨® para que el primer ministro griego cabalgara el tigre del pueblo soberano con la voluntad de domesticarlo en una torturada maniobra que muchos han tachado de traici¨®n.

La soberan¨ªa nacional hace ya tiempo que se ha convertido en una sustancia incons¨²til y vol¨¢til, ¨²til y controlable solo en la medida en que se comparte. La ahora denostada Uni¨®n Europea se invent¨® con este motivo, aunque sean muchos los que luego se hagan los olvidadizos. Tsipras lo sabe, porque ha ido aprendiendo y aceptar¨¢ a gusto el reformismo, la solidaridad y el m¨¦todo europeos que antes hab¨ªa rechazado. No lo quiere saber Orb¨¢n, cada vez m¨¢s cerca de Putin y de la fea faz autocr¨¢tica. Salir de la UE, como predica una cierta izquierda radical, es lanzarse en brazos de la democracia soberana tal como se estila en Rusia.

Tsipras enfila la lista de los pol¨ªticos capaces de rectificar y traicionar a los suyos, los aut¨¦nticos l¨ªderes domesticadores de mayor¨ªas. Hans Magnus Enzensberger, pensando sobre todo en Gorbachov, les llam¨® hace muchos a?os h¨¦roes de la retirada. Inspir¨¢ndose en esta idea, Javier Cercas escribi¨® su Anatom¨ªa de un instante acerca del 23-F y de tres espa?oles que respond¨ªan al prototipo como Adolfo Su¨¢rez, Santiago Carrillo y Manuel Guti¨¦rrez Mellado. Para ser un aut¨¦ntico l¨ªder hay que dirigir a los tuyos, a la gente, al pueblo, en direcci¨®n contraria a la que pretenden llevarte. Prudentes reformas en vez de gloriosas rupturas. Alexis Tsipras sigue teni¨¦ndolo muy dif¨ªcil pero puede aspirar a conseguirlo.