Un coraz¨®n bien dividido
La relaci¨®n de muchos barceloneses con Espa?a es como el lema ¡°Ni contigo ni sin ti¡±
Mi padre naci¨® en Barcelona y creci¨® en M¨¦xico. Regresaba a su ciudad natal por una ruta ejemplar: como no hab¨ªa vuelo directo, hac¨ªa escala en Par¨ªs o Londres para evitar Madrid. Sin embargo, si lo invitaban ah¨ª, disfrutaba su estancia con curiosa perplejidad.
La relaci¨®n de numerosos barceloneses con el resto de Espa?a se ha parecido al lema de tantos matrimonios: ¡°Ni contigo ni sin ti¡±. Siempre pens¨¦ que los catalanes luchar¨ªan por la independencia a condici¨®n de no conseguirla. Pero las cosas han cambiado. Mis parientes y mis amigos son en su mayor¨ªa separatistas. La crisis econ¨®mica, la pol¨ªtica excluyente del PP y una ilusi¨®n guiada por irrenunciables sentimientos han creado la posibilidad de que Catalu?a se convierta en una naci¨®n aparte.
Los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n (la familia Pujol, el caso Palau) no minaron la confianza en los pol¨ªticos locales, comenzando por el extra?o Artur Mas, quien prometi¨® otro pa¨ªs en vez de gobernar el suyo y no se entiende con Rajoy porque se le parece demasiado; aun as¨ª, tiene la popularidad de un superm¨¢n regionalista.
El amanecer de un pa¨ªs es fascinante pero acarrea costos: para respirar un viento m¨¢s ¡°tuyo¡±, necesitas un ej¨¦rcito. Ante la Irlanda independiente, W. B. Yeats escribi¨®: ¡°Una terrible belleza ha nacido¡±.
La voluntad de los catalanes es inapelable. M¨¢s all¨¢ de este respeto a la soberan¨ªa, ?conviene la independencia? La pregunta es ret¨®rica y casi metaf¨ªsica, pues los costos de la separaci¨®n son descartados por quienes obedecen a las pasiones, no a las estad¨ªsticas. Durante a?os se ha hablado en Catalu?a de los beneficios de un pa¨ªs futuro sin que haya un discurso oponente. Pocos quieren desentonar en ese coro; la bandera estelada es motivo de tal algarab¨ªa que rechazarla significa convertirse en aguafiestas.
¡°?C¨®mo ven el asunto los latinoamericanos?¡±, nos preguntan. El principal latinoamericano de Barcelona, Lionel Messi, empacar¨¢ sus maletas en cuanto su equipo quede fuera de la Liga, y quienes llegaron ah¨ª en busca del ambiente que propici¨® el boom, se decepcionar¨¢n de un pa¨ªs que, teniendo dos culturas, prescinde de una de ellas. Desde hace d¨¦cadas, el inter¨¦s por Am¨¦rica Latina se mide por la ubicaci¨®n de Casa Am¨¨rica Catalunya: un entresuelo.
Al quedar fuera de la Comunidad Econ¨®mica Europea y otros organismos internacionales, Catalu?a pasar¨¢ a un limbo financiero. ?C¨®mo encarar¨¢ el mercado mundial? Dos pa¨ªses le ser¨¢n imprescindibles como inversionistas: Rusia y China. En el sector de los servicios habr¨¢ otro socio: Pakist¨¢n, que ya controla buena parte de los taxis y las tiendas abiertas las 24 horas. Adem¨¢s, se enfrentar¨¢n urgencias geopol¨ªticas, como las migraciones de ?frica y Medio Oriente. ?Latinoam¨¦rica se reducir¨¢ a los peruanos y ecuatorianos que limpian casas y cuidan enfermos?
El embajador de Andorra en Madrid me dijo con elocuencia hace unos meses: ¡°La indepenencia es cuesti¨®n de escala: para lograrla conviene ser muy peque?o o muy grande¡±. La condici¨®n intermedia de Catalu?a requiere de alianzas no muy claras.
El consenso externo se aparta cada vez m¨¢s del consenso interno. ?Puede un pa¨ªs ser juzgado con tal bipolaridad?
¡°Aqu¨ª se hacen libros¡±, dice el Quijote al llegar a Barcelona. ?Cervantes se volver¨¢ extranjero en el basti¨®n editorial de Espa?a?
La cultura responde a la m¨¢s sencilla aritm¨¦tica: gana con las sumas y pierde con las restas. Pero el repudio ideol¨®gico a Madrid elimin¨® el castellano como lengua vehicular en las escuelas. El resultado: los nuevos catalanes hablan un espa?ol de televisi¨®n. Como otros triunfos ¡°pol¨ªticos¡±, este represent¨® un empobrecimiento voluntario.
?La Catalu?a biling¨¹e sobrevivir¨¢ a la decisi¨®n del domingo 27? No se necesitan dos corazones para amarla. Se necesita uno, en dos idiomas.
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