La ¡®polic¨ªa pacificadora¡¯ de R¨ªo pasa por su peor momento
A 10 meses de la Juegos Ol¨ªmpicos, la mayor¨ªa de los agentes dice haber sufrido ofensas o agresiones de los vecinos de las favelas
![Mar¨ªa Mart¨ªn](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F8acfdade-2657-47f2-94e8-d767e5d0f7bf.png?auth=2d0ef5e5d4e100fce5173f68e36da7e1792982305b830491857e0f6d56ee0649&width=100&height=100&smart=true)
![Polic¨ªas de la UPP en la favela de Rocinha.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/MDDCQXTBSLJUFYXIOALXXQLLDI.jpg?auth=6ed276f9865a81fc52226831f97219a7a668b57003dcb109f1830e6f6304493e&width=414)
Gabriela pasa varias veces al d¨ªa al lado de uno de los veh¨ªculos de la Unidad de Polic¨ªa Pacificadora (UPP) de la favela de Vidigal, donde polic¨ªas armados con fusiles pasan buena parte de su jornada sentados en el coche, mirando sus m¨®viles. Ella los saluda y les ofrece agua en los d¨ªas de calor, pero se considera una excepci¨®n. Gran parte de los vecinos de Vidigal los ignora solemnemente. Algunos dicen que no conf¨ªan en ellos y otros creen que se marchar¨¢n tan pronto como se acaben los Juegos Ol¨ªmpicos de 2016. ¡°Conozco a cinco personas que saludan a los polic¨ªas, los dem¨¢s tienen miedo de sufrir represalias [por parte de los narcotraficantes] cuando se vayan¡±, cuenta Gabriela, de 27 a?os. Daniel y Vitor, dos hermanos de 16 y 13 a?os, tampoco tienen ning¨²n inter¨¦s en socializar con los agentes. ?ltimamente, incluso, los critican m¨¢s de lo habitual porque han empezado a abordar y cachear, sin justificativa y bajo las miradas de los vecinos, a sus amigos, con los que juegan al f¨²tbol a las puertas de la favela.
Si hablamos de la rutina de una comunidad m¨¢s conflictiva, como la de Manguinhos ¡ªen Vidigal, localizada en la zona rica de la ciudad y pacificada en 2012, no hay tiroteos ni graves conflictos¡ª, el discurso, as¨ª como la violencia, se radicaliza. ¡°Responden a una pol¨ªtica de exterminio. Somos un objetivo constante. Nuestros hijos son asesinados y encima tenemos que probar que no merec¨ªan morir¡±, lamenta Ana Paula de Oliveira, de 38 a?os, una de las 208 madres que perdieron un hijo a manos de la UPP desde 2009. Su primog¨¦nito, Jonatan, de 19 a?os, muri¨® de un disparo en la espalda en una operaci¨®n en mayo de 2014.
Un estudio apunta a un deterioro de la percepci¨®n de los polic¨ªas sobre su trabajo en las comunidades
El d¨ªa a d¨ªa nunca ha sido peor para los agentes de las UPPs, un programa de polic¨ªa comunitaria instaurado en las favelas de R¨ªo a partir de 2008 para reconquistar el territorio dominado por los traficantes de drogas, con vistas a los grandes eventos internacionales programados en la ciudad, como el Mundial y los Juegos Ol¨ªmpicos del a?o que viene. La conclusi¨®n es de una encuesta del Centro de Estudios de Seguridad y Ciudadan¨ªa de la Universidad Candido Mendes, que hace una radiograf¨ªa de las condiciones de trabajo y la rutina de los agentes desde 2010. Los polic¨ªas se?alan la antipat¨ªa, el miedo y hasta el odio que sienten por parte de los vecinos (el 60,1%), la formaci¨®n inadecuada (el 51,7%), las malas condiciones de trabajo (el 24,9%), la inseguridad (el 42,4%) y la opini¨®n negativa que tienen sobre el programa (el 35,9%).
Los datos, en general, apuntan a un deterioro de la percepci¨®n de los polic¨ªas sobre su trabajo en las comunidades en comparaci¨®n con encuestas anteriores, realizadas en 2010 y 2012.
Los datos del estudio muestran tambi¨¦n que quienes deber¨ªan ser polic¨ªas de proximidad y especialistas en la mediaci¨®n de conflictos en la comunidad est¨¢n cada vez m¨¢s distanciados de los vecinos. Las actividades que los polic¨ªas realizan con m¨¢s frecuencia est¨¢n cada vez m¨¢s pr¨®ximas de la polic¨ªa convencional, como el cacheo e identificaci¨®n de sospechosos (56,4%), el registro de denuncias en las comisar¨ªas (32,3%) o detenciones (29%). Hace cuatro a?os, esas actividades eran todav¨ªa m¨¢s habituales, pero la diferencia respecto a las actividades propias de una polic¨ªa comunitaria era mucho menor. Hoy, solo el 5,3% de los agentes dice reunirse con los vecinos, el 14% de los encuestados mantiene que participa en la mediaci¨®n de conflictos y el 25% busca estrechar lazos con los vecinos.
El resultado de esos n¨²meros es una enorme brecha entre polic¨ªas y habitantes de las favelas. De los 2.002 polic¨ªas entrevistados, el 65,8% declara que ha sido insultado por los moradores y el 55,8% dice qu han lanzado alg¨²n objeto contra ¨¦l. Las fricciones se revelan en las normas m¨¢s b¨¢sicas de educaci¨®n: aproximadamente el 60% de los polic¨ªas relata que se ha sentido ignorado al saludar a alg¨²n vecino. En 2010, m¨¢s del 60% de los agentes se sent¨ªa bien acogido por la poblaci¨®n, mientras que hoy solo es el 25%.
Los polic¨ªas comunitarios realizan cada vez funciones m¨¢s pr¨®ximas a las la polic¨ªa convencional, como el cacheo e identificaci¨®n de sospechosos
¡°Hay una crisis de modelo. Antes, las UPPs enfrentaban problemas de reputaci¨®n, de credibilidad, pero ahora observamos un problema estructural, que si no se resuelve pone en riesgo el programa¡±, dice Silvia Ramos, una de las coordinadoras del estudio. ¡°Hay que retomar el programa. Hay una serie de actividades, como reuniones con l¨ªderes comunitarios o estrategias de comunicaci¨®n con la comunidad en las redes sociales que no cuestan dinero y acercan a la polic¨ªa a la esencia del programa. No se est¨¢n realizando y cuanto m¨¢s tenso es el ambiente en la comunidad, m¨¢s necesarias son esas pr¨¢cticas¡±, lamenta Ramos.
Pehkx Jones, subsecretario de Educaci¨®n, Prevenci¨®n y Valoraci¨®n, un ¨¢rea adscrita a la secretar¨ªa de Seguridad Ciudadana, los datos son importantes, pero deben interpretarse con cautela, porque retratan un per¨ªodo espec¨ªfico de 2014. ¡°Hoy los resultados ser¨ªan distintos¡±, se?ala Jones, que reconoce, sin embargo, que hay deficiencias en la formaci¨®n de los agentes. ¡°Percibimos que hay una demanda reprimida de capacitaci¨®n y estamos invirtiendo en cursos para mejorar las estrategias de proximidad y mediaci¨®n de conflictos.¡± Para explicar por qu¨¦ al 59% de los agentes les gustar¨ªa trabajar fuera de las UPPs, el subsecretario se?ala la dificultad de los polic¨ªas de valorar como propias de una polic¨ªa tradicional las acciones de mediaci¨®n, t¨ªpicas de la polic¨ªa comunitaria. ¡°Todos creen que ser polic¨ªa comunitaria es ser menos polic¨ªa, y a¨²n m¨¢s cuando son j¨®venes. Pero eso no pasa solo en R¨ªo, o en Brasil. La literatura sobre la actividad policial de proximidad revela que los polic¨ªas infravaloran ese modelo¡±, explica Jones.
El presente y el futuro de las UPPs en 38 favelas de R¨ªo es uno de los principales debates de las ¨²ltimas semanas, alimentado por la proximidad de los Juegos Ol¨ªmpicos que se celebrar¨¢n en la ciudad en agosto del a?o que viene. Varios episodios violentos han colocado el asunto en primer plano. Mientras en lo que va de a?o han matado a ocho agentes de las UPPs (el doble que en todo el a?o pasado), se repiten los casos de asesinatos y abusos cometidos por polic¨ªas, que ponen en evidencia las muertes de ni?os y adolescentes en operaciones contra el narcotr¨¢fico. Desde de la desaparici¨®n de Amarildo Dias de Souza, un alba?il muerto en 2013 tras una sesi¨®n de tortura en la comisar¨ªa de la UPP en la favela de la Rocinha, el programa lucha por mantener la imagen que inspir¨® su creaci¨®n: reconquistar de forma menos agresiva el territorio controlado por el narcotr¨¢fico. Escenas recientes como la de la favela de Providencia, en el centro de R¨ªo, donde cinco agentes de la UPP adulteraron la escena del presunto asesinato de un joven de 17 a?os, abren un abismo aun mayor entre la realidad y el papel.
Detalles de la encuesta
N¨²mero de encuestados: 1.896 soldados y 106 cabos (el 90,3%, hombres)
Per¨ªodo de la encuesta: del 30 de julio al 19 de noviembre de 2014
Error de muestreo: 4%
Raza de los entrevistados: el 67,6% se declara negro o mestizo
Solo el 15,2% tiene carrera universitaria completa. El 57,4% tiene el bachillerato completo.
El 52% se queja de la falta de experiencia o de conocimiento sobre la realidad de las favelas.
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