Un nuevo tablero regional
El Acuerdo de Asociaci¨®n del Pac¨ªfico (TTP) ayuda a percibir mejor la polarizaci¨®n latinoamericana
El Acuerdo de Asociaci¨®n del Pac¨ªfico, que se acaba de firmar, se integra a una cadena de fen¨®menos que est¨¢n reconfigurando Am¨¦rica Latina.
La liberalizaci¨®n que supone el TTP ¡ªsus siglas en ingl¨¦s¡ª involucra el 40% de la econom¨ªa y el 33% del comercio global. Re¨²ne a 12 pa¨ªses de Am¨¦rica, Asia y Ocean¨ªa, entre los cuales figuran tres de la Alianza del Pac¨ªfico: M¨¦xico, Per¨² y Chile. Sin embargo, carece del sesgo pronorteamericano que la izquierda regional imputa a esa alianza, denunciada por el vicepresidente de Bolivia, ?lvaro Garc¨ªa Linera, como ¡°la represalia de Washington a la autonom¨ªa regional¡±. No s¨®lo el imperio no estuvo entre sus fundadores, sino que en Washington el TTP desat¨® una controversia. Hillary Clinton, por ejemplo, lament¨® ¡°que no sirva para aumentar los salarios y el nivel de empleo¡±.
El acuerdo del Pac¨ªfico se entiende tambi¨¦n por un contraste. Encuentra a los pa¨ªses del Atl¨¢ntico en plena turbulencia
El TTP re¨²ne a actores como Jap¨®n, Australia, Nueva Zelanda y Singapur, que le otorgan una diversidad desconocida en la regi¨®n. Liberaliza el comercio, pero adem¨¢s fija reglas para la circulaci¨®n de capitales, que ser¨¢n decisivas para la inversi¨®n.
El acuerdo del Pac¨ªfico se entiende tambi¨¦n por un contraste. Encuentra a los pa¨ªses del Atl¨¢ntico en plena turbulencia. En los ¨²ltimos doce meses, Brasil registr¨® un d¨¦ficit fiscal del 9% del PBI y depreci¨® en 55% su moneda. Este a?o, su econom¨ªa se contraer¨¢ un 2,8%. Argentina registra una inflaci¨®n del 23%, un d¨¦ficit fiscal del 8%, y una ca¨ªda de reservas monetarias que oblig¨® a limitar las importaciones e intervenir el mercado de cambios. La brecha entre el d¨®lar oficial y el paralelo es del 70%. Venezuela es una caricatura de los otros dos pa¨ªses. Seg¨²n el FMI, este a?o la inflaci¨®n superar¨¢ el 150%, el PIB caer¨¢ un 10% y el paro alcanzar¨¢ el 15%.
Las tres naciones integran, con Paraguay y Uruguay, el Mercosur, que experimenta una agon¨ªa interminable. Argentina ha bloqueado el comercio con Brasil debido a que carece de d¨®lares para pagar importaciones. La recesi¨®n brasile?a determina una ca¨ªda en la demanda. Venezuela se ha cerrado hasta provocar una crisis fronteriza con Colombia. En vez de liberalizar el comercio, este tr¨ªo suscribi¨® acuerdos Estado-Estado con China que, a cambio de cr¨¦dito, captur¨® grandes negocios sin licitaci¨®n. El TTP plantea un desaf¨ªo a este encapsulamiento: incluye a pa¨ªses como Australia y Nueva Zelanda, productores de alimentos que compiten con Argentina y con Brasil.
El otro rasgo de familia de los socios del Atl¨¢ntico es que sus Gobiernos est¨¢n carcomidos por la corrupci¨®n. El caso m¨¢s notorio es el de Brasil. Por la dimensi¨®n asombrosa de los caudales desviados, pero tambi¨¦n porque all¨ª la justicia es independiente. La corrosi¨®n moral desestabiliza la pol¨ªtica y determina que las reformas se vuelvan m¨¢s costosas.
El TTP se inscribe sobre esta fractura. Ayuda a percibir mejor la polarizaci¨®n latinoamericana entre estrategias de apertura y tendencias al encierro. La ca¨ªda en el precio de las commodities acelerar¨¢ la divergencia.
En este marco es comprensible que, presionada por el empresariado, Dilma Rousseff pretenda firmar un tratado de libre comercio entre Mercosur y la Uni¨®n Europea antes de fin de a?o. Ser¨ªa un milagro de la diplomacia. El Acuerdo Transpac¨ªfico hace juego con otras novedades. El restablecimiento de relaciones con Cuba aproxima a Estados Unidos con toda la regi¨®n. Sobre todo, porque las declamaciones nacionalistas est¨¢n siendo sofocadas por el derrumbe bolivariano.
El giro cubano coincide con un mayor aislamiento de Venezuela. No es por casualidad. Las relaciones entre Ra¨²l Castro y Nicol¨¢s Maduro est¨¢n muy deterioradas. Castro suele quejarse de que el venezolano no le visite cuando pasa por la isla: la agenda se reduce a un encuentro con Fidel. Adem¨¢s, el iracundo heredero de Ch¨¢vez deton¨® el conflicto con Colombia sin preguntarse qu¨¦ consecuencias tendr¨ªa para la negociaci¨®n entre Juan Manuel Santos y las FARC. Cuba es el garante de ese proceso, que promete a Colombia un papel estelar en el vecindario. Otro cambio a registrar.
La entrop¨ªa del chavismo siembra el desasosiego. El papa Francisco rechaz¨® por tercera vez un pedido de entrevista de Maduro. Fue en La Habana. Canciller¨ªas amigas, como la de Brasil o Chile, advirtieron a Caracas su inquietud porque las elecciones de diciembre desencadenen una nueva tormenta. En tal caso, se les volver¨¢ insostenible la culposa tolerancia que han exhibido frente a la deriva autoritaria del chavismo.
Reducir el Acuerdo de Asociaci¨®n Transpac¨ªfico a su significado comercial es, entonces, un error. Se trata tambi¨¦n de un signo de la nueva configuraci¨®n del tablero regional.
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