El hombre vendado
Hac¨ªa un siglo que no se ve¨ªan paisajes de hombres colgados como el de Iztapalapa, una escena com¨²n de la revoluci¨®n mexicana
![El cuerpo encontrado en un puente de Iztapalapa](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/E3Y4NU64KB6OCJO7246PFMU2BU.jpg?auth=2162b15fe4489d7c73ab7f4d77468cab3cdeaca0a502189e1727b3f037d6f9bb&width=414)
Al parecer, el olvido se instala con un v¨¦rtigo inversamente proporcional a la velocidad de la informaci¨®n. La imagen del peque?o Aylan dormido ya para siempre en su cama de arena y espumas ha pasado a la c¨®moda amnesia de la culpa digerida y el gobierno de M¨¦xico se ampara en ese mismo v¨¦rtigo para nombrar C¨®nsul General en Barcelona a un exgobernador del estado de Veracruz cuyo curriculum y legado pol¨ªtico no es sino la vergonzosa lista de fechor¨ªas, culpas y sangr¨ªas que tambi¨¦n han pasado ya al ancho pret¨¦rito de la impunidad. En ambos casos, los o¨ªdos sordos y la vista gorda justifican el paso de p¨¢ginas y la vida sigue como si nada. A nadie importa confirmar ahora si ese se?or pol¨ªtico pact¨® o no con el crimen organizado, si de veras gan¨® por puro azar el premio gordo de la Loter¨ªa Nacional cuando ocupaba el cargo de gobernador y a nadie importa si el naufragio de un ni?o sirio en aguas del Mediterr¨¢neo debe ayudar a la comprensi¨®n del infierno terrenal de donde hu¨ªan sus padres y miles de sus compatriotas, esa tierra ya de nadie que pocos se han preocupado por ubicar en los mapas de sus tel¨¦fonos inteligentes.
Lastimosamente, algo similar ocurre con la imagen de un hombre vendado, colgando de un puente en Iztapalapa que durante unas horas le dar¨¢ la vuelta al mundo para despu¨¦s empolvarse en el ¨¢lbum amarillento de todas las fotograf¨ªas en sepia donde quedan retratados para nada los colgados de M¨¦xico. Hac¨ªa casi un siglo que no se ve¨ªan paisajes de hombres colgados, deslenguados y descalzos, en filas de ¨¢rboles callados; ali?o com¨²n de los senderos entrecruzados de la Revoluci¨®n Mexicana, ya no se ve¨ªan colgados en los peri¨®dicos hasta que las iras y sa?as del actual narcotr¨¢fico y eso que llaman el crimen organizado resucitaron a ese tipo de fantasmas. Ahora, a nadie sorprende que de vez en cuando aparezcan oscilando en los puentes, con o sin letreros que honran y confirman el imperio de la ignorancia en sus faltas de ortograf¨ªa. En el siniestro ecumenismo de las diferentes bandas, no es castigo exclusivo de un solo c¨¢rtel este af¨¢n por ahorcar a sicarios rivales o a sus propios miembros traidores o a soplones ocasionales o simples v¨ªctimas inocentes, enredadas de qui¨¦n sabe cu¨¢ntas maneras en la telara?a que se amarra con dogal.
Durante estas horas ¨Cprevias a que se instale su respectivo olvido¡ªda mucho de que hablar la aparici¨®n ins¨®lita de ese hombre vendado que cuelga de un puente en Iztapalapa y el lector promedio de los diarios que m¨¢s o menos se interesa por todo lo que se hable de M¨¦xico de pronto cae en la cuenta de que existe un pa¨ªs dentro de la Ciudad de M¨¦xico cuyo nombre lleno de s¨ªlabas encierra no m¨¢s que enigmas en cuanto uno le rasca un poco al mapa: efectivamente, es un pa¨ªs dentro de una ciudad cuya inmensa microeconom¨ªa se basa principalmente en el tr¨¢fico y concentraci¨®n de un ancho y amplio mercado de narcotr¨¢fico (tipificado en gr¨¢ficas y f¨®rmulas como narcomenudeo), sobre un enredado laberinto de calles y colonias enteras donde se reproduce fielmente el modelo mexicano de la convivencia entre lo paup¨¦rrimo y la opulencia, los muertos de hambre y los coches de lujo, los pepenadores de basura y los que lavan dinero de las drogas con la econom¨ªa informal de los electrodom¨¦sticos, calzado deportivo, juguetes de la China y todo lo que se compra y vende en las aceras, lejos de todo impuesto.
El hombre vendado revela que Iztapalapa tiene Via Crucis ocultos durante todo el a?o y no solamente sobre la multitudinaria recreaci¨®n anual de la Pasi¨®n de Cristo, donde la televisi¨®n embrutecedora de millones de espectadores nos marea cada Semana Santa con el perfil de los actores que han de representar al Nazareno, su madre y sus ap¨®stoles. Hubo ya un a?o en que ¨Cquiz¨¢ por el abuso de ciertos brindis con el vino de consagrar¡ªel Pedro en turno se hizo de palabras con el elegido como Judas y terminaron a golpes varios ap¨®stoles en la Delegaci¨®n donde consta que se lanzaban acusaciones de traici¨®n y deslealtad. Algo de lo mismo que se escuchar¨ªa en el mazmorra donde asesinaron y vendaron a un hombre que sigue an¨®nimo, colgado de un puente en Iztapalapa sin que se sepa o interese si la raz¨®n de su pasi¨®n sea la rendici¨®n de cuentas, el ajuste de las mismas o el aviso oportuno de que ese pa¨ªs llamado Iztapalapa es en realidad una comarca ya tomada o disputada por la enredadera incontenida del crimen organizado.
Oscila como p¨¦ndulo vendado la clara se?al de que por algo se refugiaron en Iztapalapa los alcaldes de Iguala en cuanto creci¨® en su ebullici¨®n el horror desatado por la desaparici¨®n y muerte de los 43 estudiantes de Ayotzinapa; por algo abundan m¨¢s que rumores de que all¨ª mismo abundan las bodegas para el abasto y tr¨¢nsito fluido de todo tipo de estupefacientes y de que all¨ª mismo se encuentran las direcciones postales de qui¨¦n sabe cu¨¢ntos cuentahabientes de jugosas inversiones bancarias (tambi¨¦n en d¨®lares) que no se corresponden con el paisaje urbano de polvo, lodo, perros callejeros y jardines abandonados¡ as¨ª que en puente llamado de la Concordia ha aparecido un hombre de entre 25 y 30 a?os de edad, amarradas las manos a la espalda, sin zapatos, todo el cuerpo en vendas, hasta ahora an¨®nimo y con pocas horas por delante para difuminarse en el olvido.
@FJorgeFHdz
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.