¡°La impunidad en M¨¦xico es un problema creciente¡±
El jurista cree que la justicia del pa¨ªs necesita formaci¨®n t¨¦cnica y credibilidad
Jos¨¦ Ram¨®n Coss¨ªo es uno de los once jueces de la Suprema Corte de Justicia de M¨¦xico. Ejerce en el m¨¢ximo tribunal del pa¨ªs de los 25.000 desaparecidos, el de las torturas policiales, el del terror del narco. En la Corte que controla la constitucionalidad de las leyes y que garantiza los derechos humanos en el pa¨ªs de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. ¡°La alt¨ªsima impunidad es un problema creciente¡±, afirma con calma este estudioso del Derecho, a cuya racionalidad y procedimientos conf¨ªa la posibilidad de encontrar algo de justicia.
¡°Hay pa¨ªses donde la justicia puede tardar tiempo, ser intricada¡ pero a fin de cuentas llega. En cambio el problema en M¨¦xico es que un n¨²mero muy grande de delitos, no solo homicidios y desapariciones, no tienen castigo. En algunos casos ni siquiera se abren los procesos de investigaci¨®n; en otros, se abren tan defectuosamente que no hay modo de llegar a una soluci¨®n¡±, explica Coss¨ªo, de 54 a?os, en un hotel del centro de Madrid. ¡°En ese sentido creo que hay una desesperanza importante hacia los sistemas de justicia en el pa¨ªs¡±, afirma. En su opini¨®n, la falta de formaci¨®n t¨¦cnica provoca impunidad. ¡°Si t¨² tienes una polic¨ªa que sigue practicando m¨¦todos de tortura, si tienes peritos o polic¨ªas que no tienen capacidad de preservar la cadena de custodia, ni la escena del crimen¡ al final, en un sistema de derechos humanos que se ha garantizado en el pa¨ªs, bajo el principio de presunci¨®n de inocencia, por ejemplo, cualquier persona se va [sin condena]. Esto es una tragedia¡±, explica.
Coss¨ªo es consciente de la frustraci¨®n que ese tipo de decisiones genera en los ciudadanos. En la Suprema Corte se decide sobre la constitucionalidad o no de una ley o sobre si en un proceso penal se han garantizado los derechos humanos. ¡°Yo no soy juez de instancia. En muchas ocasiones a m¨ª ya no me toca la valoraci¨®n de los elementos procesales, de las pruebas, sino revisar que el proceso se haya realizado conforme a los derechos humanos. Las personas reclaman a la Suprema Corte: ¡®Pero es obvio que esta persona fue delincuente, pero es evidente, ah¨ª estaban las pruebas¡¡¯ S¨ª, pero nuestra tarea no es condenar, sino preservar un sistema de derechos humanos¡±. Pone un ejemplo sobre casos recientes de tortura. ¡°Nuestro trabajo es determinar si se dio o no la tortura y en su caso, cu¨¢l es el efecto. Y en muchas ocasiones el efecto es el de liberar, o si no, el de anular unas partes muy grandes del proceso, y esto es lo que lastima enormemente a la sociedad¡±, explica.
Falta de credibilidad
Si hay un caso que retrata la impunidad y las carencias del Estado mexicano es el de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. ¡°Hay sociedades que tienen sus noches, y sus noches son simb¨®licas. La noche de San Bartolom¨¦, la de los cuchillos largos, la de los cristales. Y siempre son noches. Para nosotros, es la noche de Tlatelolco, la noche de Ayotzinapa. Ah¨ª hemos visto la enorme relaci¨®n entre las fuerzas del Estado y la delincuencia, a un nivel que me parece incre¨ªble. Que a unas personas las hayan eliminado f¨ªsicamente en una connivencia entre delincuencia y Estado es muy grave. Pero que una vez generados esos hechos no se haya podido establecer a m¨¢s de un a?o una hip¨®tesis s¨®lida, es muy grave tambi¨¦n¡±, afirma.
Coss¨ªo pronostica que el caso Iguala tiene a¨²n mucho recorrido y no descarta que, con el tiempo, acabe en la Suprema Corte. Pero por ahora ni siquiera ha habido un primer juicio. La Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos ha enviado, con el visto bueno de M¨¦xico, a un grupo de expertos internacionales para tratar de desbrozar el caso al margen de la investigaci¨®n oficial. Para Coss¨ªo, esto revela dos problemas: ¡°Uno es el de las competencias t¨¦cnicas, y otro el de la credibilidad. Imaginemos que tenemos el mejor instituto forense de la regi¨®n, o del mundo. ?Y qui¨¦n les cree? Tenemos que tomar legitimidad, incluso legitimidad cient¨ªfica prestada porque no somos capaces de generarla nosotros mismos. Ayotzinapa no solo refleja la muerte de los 43 chicos, que me parece muy grave, sino que pone al descubierto una gran cantidad de carencias nacionales¡±.
Autor de una veintena de ensayos jur¨ªdicos, Coss¨ªo dice considerarse un profesor prestado en la Suprema Corte, por eso compagina su tarea, en la que lleva 12 a?os, con la labor acad¨¦mica -ha venido a Espa?a para pronunciar una conferencia-, y la divulgaci¨®n -tuitea y escribe art¨ªculos de prensa, entre otros, en la edici¨®n Am¨¦rica de EL PA?S-. Desde ese m¨¢ximo tribunal -cuyas deliberaciones son p¨²blicas y se pueden ver por televisi¨®n o Internet-, tiene que abordar temas muy distintos. Defiende que no se trata de un lugar desconectado de la sociedad ni de un pu?ado de jueces ajenos al mundo elucubrando sobre normas. De hecho, la Corte ha estado en el centro de importantes debates sociales en M¨¦xico. En junio impuls¨® el matrimonio homosexual al eliminar la norma que contempla el matrimonio solo como la uni¨®n de hombre y mujer y la norma que considera que el fin del matrimonio es la reproducci¨®n. Dos meses despu¨¦s, legaliz¨® la adopci¨®n por parte de parejas homosexuales. Y el 28 de octubre se pronuncia sobre la legalizaci¨®n del cultivo y autoconsumo de marihuana con fines recreativos. ¡°Si analizamos lo que est¨¢ resolviendo la Corte mexicana, es semejante a lo que est¨¢n resolviendo en los tribunales del mundo. Pas¨® con el aborto. Es curioso c¨®mo en M¨¦xico la sociedad est¨¢ en la modernidad, ejerciendo las mismas acciones que en otros pa¨ªses del mundo, con criterios muy semejantes, y pidiendo una estandarizaci¨®n mundial. Esto es un efecto de la globalidad que vemos muy poco¡±.
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