Las cr¨ªticas de Sch?uble a la pol¨ªtica de asilo socavan el poder de Merkel
"Estoy luchando por mi visi¨®n", se defiende la canciller en una entrevista en televisi¨®n
A punto de cumplir diez a?os en el poder, la canciller Angela Merkel pasa por su momento m¨¢s dif¨ªcil. El Gobierno alem¨¢n parece haber perdido el control sobre ¡°la avalancha¡± ¡ªseg¨²n la denomin¨® el ministro Wolfgang Sch?uble¡ª de refugiados. Los reproches internos a la canciller por mostrar, seg¨²n sus palabras, ¡°una cara amable¡± ante los demandantes de asilo crecen en n¨²mero e influencia. Entre las voces cr¨ªticas, destaca la de Sch?uble, una aut¨¦ntica instituci¨®n en la CDU. Sus comentarios de estos d¨ªas alimentan las especulaciones sobre su disponibilidad para sustituir a Merkel al frente del Gobierno si esta crisis acaba con todo el capital pol¨ªtico de la l¨ªder, que el viernes acudi¨® a la televisi¨®n a defenderse. ¡°Estoy luchando por mi visi¨®n¡±, dijo en una entrevista.
?Merkel apel¨® a algunos de los mejores momentos de la historia reciente alemana para defender su legado. Si Helmut Kohl tuvo su visi¨®n al prometer ¡°paisajes florecientes¡± a los habitantes de la RDA; este es su turno para pedir a los ciudadanos que conf¨ªen en ella. ¡°No soy la primera canciller que tiene que luchar por algo¡±, dijo en la cadena ZDF, desde donde neg¨® la sensaci¨®n de caos. ¡°El Gobierno tiene la situaci¨®n bajo control¡±, a?adi¨®.
La hasta hace poco l¨ªder indiscutible sufre el fuego amigo desde septiembre. Los ataques ven¨ªan antes de la CSU, el partido b¨¢varo al que de vez en cuando le gusta mostrar diferencias con sus hermanos mayores. Pero la divisi¨®n afecta ahora a la c¨²pula del Gobierno y de la Uni¨®n Cristianodem¨®crata (CDU). El domingo, Sch?uble defendi¨® la propuesta del Ministerio del Interior de acotar las reagrupaciones familiares, una iniciativa que horas antes hab¨ªa descartado categ¨®ricamente la mano derecha de Merkel. D¨ªas despu¨¦s, una portavoz se vio obligada a admitir que Interior no hab¨ªa informado a la canciller de la decisi¨®n de devolver a los sirios a otros pa¨ªses de la UE.
Sch?uble, que mide sus silencios casi tanto como sus palabras, volvi¨® a la carga el mi¨¦rcoles. No solo calific¨® de ¡°avalancha¡± el mill¨®n de refugiados que este a?o puede llegar a Alemania. Tambi¨¦n alert¨® de los ¡°esquiadores descuidados¡± que provocan aludes, una expresi¨®n ambigua que parece destinada a su jefa, con la que ya tuvo diferencias en la crisis griega. ¡°Yo no usar¨ªa esa comparaci¨®n¡±, admiti¨® el viernes la canciller, que alab¨® a Sch?uble al definirlo como ¡°¨²nico¡±.
El debate que monopoliza la pol¨ªtica alemana gira en torno a la frase que Merkel ha convertido en talism¨¢n de esta crisis. ¡°Vamos a conseguirlo¡±, repite a la menor ocasi¨®n. Pero sus cr¨ªticos ¡ªque, seg¨²n fuentes del partido, superan el centenar entre un grupo de 310 diputados¡ª aseguran que si el Gobierno no da un giro radical a su pol¨ªtica de bienvenida, las miles de personas que cada d¨ªa cruzan las fronteras colapsar¨¢n administraciones b¨¢sicas del pa¨ªs.
¡°En las ¨²ltimas semanas ya ha habido cambios pol¨ªticos, pero la pregunta fundamental sigue sin respuesta. ?Seguiremos limit¨¢ndonos a registrar a los refugiados en la frontera o vamos a imponer al fin controles fronterizos que merezcan ese nombre?¡±, se pregunta el diputado Wolfgang Bosbach, destacado miembro del sector duro de la CDU. Desde su despacho del Bundestag, a pocos metros de la Canciller¨ªa, Bosbach desmiente los rumores de que su grupo est¨¦ preparando un golpe contra Merkel, pero lanza un aviso: ¡°Los que conocen la situaci¨®n desde el terreno, saben que muchas ciudades han alcanzado el l¨ªmite de sus posibilidades¡±.
Cambios legales
Lo cierto es que Merkel ya ha endurecido su postura. Frente a la willkommenskultur (cultura de bienvenida) con la que Alemania quer¨ªa recibir a los que abarrotaban estaciones de trenes de ciudades como M¨²nich, el Gobierno ha emprendido varios cambios legales para restringir las prestaciones sociales, acotar el n¨²mero de pa¨ªses con derecho a buscar protecci¨®n y acelerar las expulsiones.
Pero muchos dirigentes de la CDU ¡ªsobre todo los responsables de las administraciones locales y de los Estados¡ª creen que estos cambios no bastan; y miran con desesperaci¨®n las estad¨ªsticas que muestran que las llegadas contin¨²an d¨ªa a d¨ªa. Al mismo tiempo, los democristianos pierden r¨¢pidamente apoyos en favor de los populistas de derechas de Alternativa para Alemania (AfD). Seg¨²n una encuesta reciente, la intenci¨®n de voto de la CDU ha ca¨ªdo nueve puntos desde agosto ¡ªse mantiene en un muy respetable 34%¡ª; y AfD alcanza ya el 10%.
Hace semanas que la prensa especula con las supuestas intenciones de Sch?uble de sustituir a Merkel. A su favor juega la p¨¦rdida de popularidad de la canciller y el prestigio del ministro tras 42 a?os como diputado, y despu¨¦s de haberlo sido todo en la pol¨ªtica alemana, incluido el delf¨ªn de Kohl. En su contra, que a sus 73 a?os y con una salud inestable, tan solo podr¨ªa ser un l¨ªder de transici¨®n hasta que el partido encontrara otro.
Pero, por encima de todo, est¨¢ la fortaleza de Merkel. Pese a que ahora pase por horas bajas, la primera canciller mujer y del este ha reinado durante 15 a?os en la CDU, un partido al que ha dado tres victorias electorales consecutivas; y se ha consolidado como la pol¨ªtica m¨¢s influyente de Europa. Hasta el estallido de la crisis migratoria, parec¨ªa que para lograr un nuevo mandato en 2017 tan solo ten¨ªa que presentarse. Ahora, en medio de una crisis trascendental para el futuro de Alemania, no es seguro que vaya a poder acabar la legislatura. Todos los escenarios permanecen abiertos.
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