Los musulmanes franceses temen un rebrote islam¨®fobo
Los residentes de las 'banlieues' se niegan a quedar vinculados a sus vecinos terroristas
Los musulmanes franceses temen un nuevo brote de islamofobia tras los atentados del viernes, en un a?o r¨¦cord para las agresiones, las amenazas y los insultos xen¨®fobos. Seg¨²n un informe reciente del Observatorio contra la Islamofobia, los ataques de perfil antimusulm¨¢n pasaron de 110 en los primeros nueve meses de 2014 a 330 entre enero y septiembre de 2015. Es decir, tres veces m¨¢s que el a?o pasado. Solo en el mes de enero (el de los atentados contra Charlie Hebdo y el supermercado kosher), hubo un total de 178 agresiones e insultos islam¨®fobos, muy por encima de los 14 contabilizados en enero de 2014.
Los franceses de fe musulmana sospechan que ese sentimiento resucitar¨¢ ahora. En las ¨²ltimas horas ya se han observado los primeros s¨ªntomas. En Cr¨¦teil, suburbio del sureste de la capital francesa, una mezquita amaneci¨® el domingo con siete cruces cristianas de color rojo pintadas en sus paredes. Ataques parecidos tuvieron lugar en una sala de plegaria y en una carnicer¨ªa halal en Oloron-Sainte-Marie (Aquitania). En distintos puntos de ?vreux (Normand¨ªa) aparecieron pintadas que incitaban a dar la ¡°muerte a los musulmanes¡±. Y, en Pontivy (Breta?a), un grupo extremista agredi¨® a un franc¨¦s de origen magreb¨ª durante una manifestaci¨®n contra los migrantes.
El Consejo Franc¨¦s del Culto Musulm¨¢n, creado en 2003 como representante ante las autoridades de la poblaci¨®n isl¨¢mica, que coordina la construcci¨®n de mezquitas y forma a los imanes franceses, ha alertado que el rebrote est¨¢ a la vuelta de la esquina. ¡°El fen¨®meno se vigorizar¨¢¡±, ha advertido su secretario general, Abdal¨¢ Zekri. ¡°Desgraciadamente no es una novedad, sino una oleada continua en un contexto de estigmatizaci¨®n permanente¡±, denuncia, por su parte, Yussef Bussum¨¢, portavoz del colectivo Indig¨¨nes de la R¨¦publique, que insta a Francia a asumir su pasado colonial. ¡°La extrema derecha es la principal responsable, pero tambi¨¦n el resto de la clase pol¨ªtica, que ha permitido que estos ataques se instalen en nuestra cotidianidad¡±.
En Cr¨¦teil, la mezquita volvi¨® a abrir ayer sus puertas. En la librer¨ªa religiosa pegada a la sala de plegarias, Raffaello Sillitti, a cargo de las relaciones de la mezquita con la comunidad cristiana, afirma no haber querido sembrar el p¨¢nico. ¡°Esto es tan poco, al lado de lo que ha sucedido estos d¨ªas, que no quisimos ni denunciarlo¡±, afirma el joven. ¡°Lo que duele es que hagan pasar su odio por cristianismo, cuando sabemos que esos extremistas no representan a su Iglesia, igual que quienes perpetraron los atentados no representan al islam¡±.
A la salida de la plegaria de la una del mediod¨ªa, Ahmed lamenta lo sucedido. ¡°Se trata de una minor¨ªa de ignorantes que no es capaz de distinguirnos de los radicales¡±, dice este comerciante de origen magreb¨ª, que lleva 40 a?os viviendo en Cr¨¦teil. El viernes se encontraba en el Estadio de Saint-Denis cuando se produjeron los atentados y todav¨ªa se dice aturdido. ¡°Estamos acostumbrados a esa amalgama, porque la sufrimos a diario¡±, denuncia. ¡°No tenemos nada que ver con esa gente, que no sabe qu¨¦ es el islam. El Cor¨¢n dice claramente que matar a un hombre es matar a toda la humanidad¡±. Mientras, dos chicas salen del instituto de la esquina. Las dos tienen 16 a?os.?Lara no viste el velo. Sarah, s¨ª. ¡°Es triste que nos asocien a eso, cuando yo no he visto a un musulm¨¢n violento en mi vida¡±, sostiene la primera. ¡°Si los hay, supongo que no lo exhiben¡±, matiza la segunda.
La mezquita se encuentra en el barrio de Palais, clasificado como ¡°zona urbana sensible¡± por el Estado franc¨¦s desde hace veinte a?os. Enmarcado por alt¨ªsimos bloques de edificios, el lugar se distingue por un perfil modesto, aunque no peligroso. El metro m¨¢s cercano se encuentra a veinte minutos a pie. No hay servicios ni tiendas a la vista, si no es un centro comercial cercano, con rigurosos controles de seguridad en la entrada, donde la m¨²sica incitaba ayer a superar el trauma consumiendo. Hace un a?o, Cr¨¦teil vio su nombre manchado por la amenaza terrorista, cuando un joven originario del lugar fue detenido tras haber viajado a Siria junto a otro franc¨¦s de Trappes, tambi¨¦n en la banlieue parisina. Ambos intentaban planificar un atentado en el territorio franc¨¦s.
Veinte kil¨®metros al norte, uno se adentra en Sena-Saint Denis, el explosivo departamento donde estall¨® la larga oleada de disturbios de 2005. En el tercer piso de un edificio de ladrillo, situado en una peque?a plaza ajardinada, vivi¨® Samy Amimour, uno de los kamikazes del Bataclan, por lo menos hasta el verano de 2014. Los vecinos se mostraban ayer estupefactos, igual que ha sucedido en el resto de localidades de la banlieue parisina que han emergido durante la investigaci¨®n, como Courcouronnes, al sur de Par¨ªs, donde naci¨® Isma?l Omar Mostefa?, o Bobigny, donde la polic¨ªa realiz¨® ayer distintos registros domiciliarios.
Los habitantes de la periferia de Par¨ªs, conocida por su alta tasa de fracaso escolar, paro y delincuencia, temen seguir siendo estigmatizados por esa vinculaci¨®n. ¡°Aqu¨ª existe un problema de paro, de seguridad, de vivienda y de familias que no les atienden¡±, explicaba un vecino, m¨¦dico de 74 a?os y nacido en Marruecos, que prefiere no dar su nombre. ¡°Cuando uno se encuentra con un esp¨ªritu d¨¦bil que acumula todos esos problemas, es muy f¨¢cil convencerlo para que haga lo que sea. Pero es un error estigmatizarlos a todos por culpa de esa minor¨ªa. En este suburbio existen chicos formidables¡±, a?ad¨ªa.
Para el soci¨®logo Farhad Khosrokhavar, especialista en fen¨®menos de radicalizaci¨®n, el extremismo surge de un sentimiento de menosprecio de esos j¨®venes en pleno desarraigo. ¡°Tienen las sensaci¨®n de que la sociedad les odia, as¨ª que ellos tambi¨¦n la odian. A trav¨¦s del islam, creen convertir ese odio en sagrado y leg¨ªtimo. A trav¨¦s de la radicalizaci¨®n, recuperan su dignidad. Antes era la sociedad la que les juzgaba y condenaba, ahora son ellos quienes logran hacerlo¡±, afirma. Sin embargo, advierte que la banlieue ya no es el ¨²nico foco de extremismo. ¡°La mitad de los franceses que van a Siria forman parte de las clases medias. Por ahora, solo hemos asistido a ataques de terroristas de clase baja y origen inmigrante, pero en el futuro puede cambiar¡±.
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