Bruselas da margen presupuestario a Francia por los ataques terroristas
La Comisi¨®n Europea da flexibilidad al Gobierno de Fran?ois Hollande por el aumento del gasto en seguridad y defensa asociado con los atentados en Par¨ªs
Las reglas fiscales son sagradas en Bruselas. Al menos hasta que la marea alcanza a los grandes pa¨ªses: la Comisi¨®n Europea dio ayer manga ancha presupuestaria a Francia tras los ataques terroristas, que han llevado al Gobierno de Hollande a anunciar un aumento del gasto en seguridad y defensa. Par¨ªs, como consecuencia, incumplir¨¢ ¨Cde forma flagrante¡ªsus metas de d¨¦ficit. Los atentados tienen ya implicaciones macroecon¨®micas: Francia ha dejado claro que la seguridad es m¨¢s importante que la austeridad, y Bruselas responde con una sorprendente carta blanca para la segunda potencia europea.
¡°El Pacto de Estabilidad [que engloba las reglas fiscales europeas] es inteligente¡±, dijo el comisario (franc¨¦s) Pierre Moscovici. Desde luego que lo es con Francia: Par¨ªs llevaba meses desafiando las advertencias de Bruselas, sin hacer las reformas ni los recortes prometidos. La Comisi¨®n le dio hace poco dos a?os extra para cumplir con los objetivos, pero Hollande lleva meses de brazos cruzados, sin acometer ajustes para no descarrilar la muy modesta recuperaci¨®n. Los ataques terroristas de Par¨ªs han activado como un resorte al presidente de la rep¨²blica: Francia se declara en guerra y tiene previsto miles de contrataciones y un aumento notable del gasto en defensa y seguridad.
Si alguien esperaba que Bruselas saliera con la cantinela habitual de las sacrosantas reglas fiscales, ayer ocurri¨® m¨¢s o menos lo contrario: ¡°La seguridad es ahora la primera de las prioridades. La Comisi¨®n lo entiende perfectamente. Francia est¨¢ atravesando momentos tr¨¢gicos y las reglas fiscales son flexibles, no r¨ªgidas¡±, dijo un Moscovici que desempolv¨® as¨ª sus viejos impulsos keynesianos. El vicepresidente Valdis Dombrovksis, adalid del ala dura de la austeridad, asent¨ªa a su lado.
Francia lleva una Gran Recesi¨®n muy sufrida. Par¨ªs ha perdido peso pol¨ªtico a ojos vista en relaci¨®n con el liderazgo de Berl¨ªn, en paralelo al menor dinamismo de su econom¨ªa, que sigue teniendo empresas como portaviones pero que sufre los achaques de una modalidad de capitalismo casi contracultural en los tiempos que corren, en la que el Estado desempe?a un papel destacado. Y con un sector p¨²blico incapaz de cuadrar sus cuentas desde los a?os setenta, con un gasto que est¨¢ en torno al 55% del PIB. Eso le permite suavizar los ciclos: en 2009 resisti¨® el embate de la crisis, cuando el PIB alem¨¢n ca¨ªa a tasas del 5%, pero a la hora de salir de ah¨ª viaja a una velocidad de crucero muy apagada, con avances de apenas el 1%.
Hollande era consciente de que un ajuste duro hubiera llevado a Francia a flirtear de nuevo con la recesi¨®n: gasolina para la extrema derecha de Le Pen. Los atentados le permiten desembarazarse de la camisa de fuerza que suponen las normas europeas y acometer una expansi¨®n fiscal sin preocuparse de la ortodoxia imperante, a sabiendas de que la Comisi¨®n est¨¢ obligada a tolerar incumplimientos para apuntalar la seguridad tras el golpe sufrido.
La opini¨®n sobre el presupuesto franc¨¦s en Bruselas era dura sobre el papel: la Comisi¨®n advert¨ªa a Hollande de la necesidad de ¡°tomar las medidas necesarias en 2016 para cumplir los objetivos¡±, en l¨ªnea de lo que se pide tambi¨¦n a Italia o a Espa?a. El informe le exige a Par¨ªs que recorte medio punto de PIB, en torno a 10.000 millones, en 2016. Pero eso, como consecuencia de los ataques terroristas, es ya agua pasada. Y esa manga ancha con Francia obliga a hacer algo parecido con Italia, en ese caso por el impacto de la crisis de refugiados. Incluso con Espa?a: la Comisi¨®n es consciente de que el Gobierno espa?ol no va a tomar una sola medida este a?o, y que el pr¨®ximo Gobierno tendr¨¢ que presentar un presupuesto actualizado que probablemente no ir¨¢ tan lejos como quer¨ªa Bruselas.
El viento ha cambiado: la Comisi¨®n va a esperar y ver, al menos hasta primavera. Solo entonces decidir¨¢. Y alg¨²n pa¨ªs se puede llevar un buen susto: las reglas son las reglas, al fin y al cabo. Excepto cuando un Francia o Alemania est¨¢n en pleno jaleo.
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