As¨ª son otros debates electorales
Las diferencias de los cara a cara en EE UU, Alemania, Reino Unido, Italia, Francia y M¨¦xico
EL PA?S celebrar¨¢ el pr¨®ximo 30 de noviembre a las 21.00 horas el primer debate digital de la democracia, al que se ha invitado a los cuatro candidatos con posibilidades de alcanzar la presidencia del Gobierno: Mariano Rajoy (PP), Pedro S¨¢nchez (PSOE), Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Podemos). Este encuentro tendr¨¢ un formato innovador, permitir¨¢ la interacci¨®n de los electores e incluir¨¢ medidores en tiempo real para ver qui¨¦n va ganando. En Espa?a, hasta ahora nunca se hab¨ªa celebrado un debate de este tipo, aunque s¨ª varios por televisi¨®n. As¨ª son los debates electorales en otros pa¨ªses.
EE UU: una docena de debates hasta 2016
Cristina F. Pereda, Washington
Los candidatos a la presidencia de Estados Unidos en 2016 llegar¨¢n a las elecciones habiendo celebrado cerca de una docena de debates. Los aspirantes que se hagan con la nominaci¨®n de cada partido celebrar¨¢n adem¨¢s otros tres cara a cara en las semanas anteriores a los comicios ¡ªotro m¨¢s queda reservado para los candidatos a la vicepresidencia¡ª.
Los encuentros, dise?ados como uno de los eventos televisivos del a?o, son un arma de doble filo para los pol¨ªticos. Es la cita perfecta para presentar sus propuestas a una audiencia inalcanzable desde un discurso o un mitin electoral, pero cualquier error, por m¨ªnimo que sea, puede hundirles en las encuestas y poner en duda su capacidad para liderar el pa¨ªs. La situaci¨®n actual, con una quincena de candidatos en el Partido Republicano, acent¨²a este riesgo: los aspirantes deben exprimir un pu?ado de intervenciones, con un tiempo m¨ªnimo, para convencer al electorado sin asumir riesgos. Los debates electorales son cita obligada para los candidatos, conscientes de que una buena actuaci¨®n puede dar el impulso definitivo a su campa?a o, como aprendi¨® Barack Obama en 2012 frente a Mitt Romney, recibir una lecci¨®n cuando todav¨ªa est¨¢n a tiempo de reaccionar.
Alemania: un cara a cara en cada campa?a desde 2002
Luis Doncel, Berl¨ªn
Pese a que Willy Brandt ya reclam¨® un debate en 1969 a su rival democristiano Kurt Georg Kiesinger, lo cierto es que estos duelos televisados solo se institucionalizaron en Alemania a partir de 2002. Fue entonces cuando el canciller Gerhard Schr?der accedi¨® a enfrentarse al socialcristiano Edmund Stoiber. La ligera ventaja que entonces obtuvo Schr?der le ayud¨® a dar la vuelta a las encuestas y revalidar su cargo. Desde entonces, todas las campa?as han contado con sus cara a cara entre los dos m¨¢ximos aspirantes a dirigir el pa¨ªs.
El ¨²ltimo lo protagonizaron en 2013 la ya veterana jefa de Gobierno, Angela Merkel, y el que hab¨ªa sido su ministro de Hacienda en su primera legislatura, el socialdem¨®crata Peer Steinbr¨¹ck. Ese debate ¡ªpresentado por cuatro periodistas de cuatro cadenas distintas, dos privadas y dos p¨²blicas¡ª tuvo, como ya hab¨ªa pasado con los anteriores, unas reglas muy estrictas: las respuestas no deb¨ªan superar los 90 segundos, los candidatos no pod¨ªan mostrar fotos o tablas y se estableci¨® que la primera intervenci¨®n ser¨ªa para Steinbr¨¹ck; y la ¨²ltima, para Merkel.
Todos estos condicionantes restaron espontaneidad a un debate que no sorprendi¨® a nadie y que finalmente no tuvo gran efecto en un resultado que ya parec¨ªa cantado de antemano: la victoria arrolladora de Merkel. Al d¨ªa siguiente, el Frankfurter Allgemeine Zeitung reproch¨® a la canciller sus escasas ganas de confrontaci¨®n con estas palabras: ¡°Hizo todo lo posible para evitar de forma elegante todo lo que podr¨ªa convertir un duelo en un verdadero duelo¡±.
Reino Unido: una f¨®rmula in¨¦dita hasta 2010
Patricia Tubella, Londres
Los debates electorales televisados fueron algo in¨¦dito en el Reino Unido hasta las legislativas de 2010, y por ello la novedad todav¨ªa reside en su propia celebraci¨®n. Aquel a?o, el primer ministro saliente, Gordon Brown, y el jefe de la oposici¨®n, David Cameron, aceptaron protagonizar hasta tres pulsos ante las c¨¢maras, aunque con la participaci¨®n tambi¨¦n del candidato liberaldem¨®crata, Nick Clegg. Los brit¨¢nicos nunca han podido asistir a un cara a cara entre los l¨ªderes de las dos fuerzas que tradicionalmente dominan el arco pol¨ªtico.
Cameron, ya en calidad de ocupante de Downing Street, se neg¨® a enfrentarse a solas con el laborista Ed Miliband, de cara a los comicios del pasado mayo. El resultado fue un debate en el que ambos quedaron diluidos entre los dirigentes de otros cinco partidos, seguido de un segundo en el que el primer ministro y su entonces aliado Clegg estuvieron ausentes. Las fuerzas minoritarias, como los independentistas escoceses, reforzaron as¨ª su proyecci¨®n.
Ya fueran a tres, a cinco o a siete bandas, los debates que han venido alternando la televisi¨®n p¨²blica y las privadas comparten un formato cl¨¢sico: cada candidato ¡ªde pie, ante un atril¡ª hace un breve discurso de apertura, el moderador formula entonces las preguntas que los participantes van contestando en orden ¡ªaunque tambi¨¦n se produzcan discretos fuegos cruzados¡ª y finalmente se cierra el debate del mismo modo que empez¨®. El ¨²nico cambio introducido este a?o, la posibilidad de que tambi¨¦n pregunte el p¨²blico presente en el estudio, no les ha restado rigidez formal.
Italia: nueve a?os sin debates
Pablo Ordaz, Roma
La situaci¨®n at¨ªpica por la que desde hace a?os transita la pol¨ªtica italiana se resume en un dato: la ¨²ltima vez que dos aspirantes a primer ministro debatieron cara a cara en televisi¨®n fue en la primavera de 2006. El encuentro se produjo en la RAI, y los contendientes fueron Silvio Berlusconi, jefe del Gobierno saliente y l¨ªder del centroderecha, y Romano Prodi, candidato por el centroizquierda. De aquel debate los italianos recuerdan que Berlusconi aprovech¨® el minuto final ¡ªcuando ya Prodi no pod¨ªa responderle¡ª para mirar a la c¨¢mara y disparar un anuncio bomba: ¡°Para nosotros, la primera casa es sagrada, como es sagrada la familia. Por eso, aboliremos el impuesto a la vivienda. ?Hab¨¦is entendido bien? Aboliremos el impuesto sobre todas las primeras casas y, por tanto, tambi¨¦n sobre la vuestra. Es una decisi¨®n valiente¡±.
De aquellas elecciones sali¨® elegido Prodi, pero por tan escaso margen que su Gobierno no dur¨® ni dos a?os y se convocaron elecciones anticipadas. En 2008 volvi¨® a vencer Berlusconi, quien en noviembre de 2011 fue apeado del poder por el presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano, para dar paso a un Gobierno t¨¦cnico encabezado por Mario Monti. Desde aquel ¨²ltimo debate de 2006 entre Berlusconi y Prodi, todos los dem¨¢s han sido ¡ªvalga la expresi¨®n¡ª de segunda divisi¨®n. La cadena privada Sky ha organizado m¨²ltiples contiendas durante los sucesivos encuentros electorales, pero nunca situando frente a frente a los principales l¨ªderes. Tampoco las ediciones digitales de los diarios han realizado hasta el momento debates electorales. No hay que olvidar que ninguno de los tres ¨²ltimos jefes de Gobierno ¡ªMario Monti, Enrico Letta y Matteo Renzi¡ª fue elegido para el cargo por los ciudadanos. De hecho, Monti y Renzi ni siquiera se presentaron a las elecciones.
Francia: unas reglas muy estrictas
Ana Teruel, Par¨ªs
En Francia, el debate electoral es una tradici¨®n en las presidenciales que los electores siguen masivamente. La ¨²nica excepci¨®n fue en 2002, cuando pas¨® a la segunda vuelta el l¨ªder ultraderechista Jean-Marie Le Pen y su contrincante, Jacques Chirac, se neg¨® en celebrarlo. Desde el debate de 1981 entre Val¨¦ry Giscard d¡¯Estaing y Fran?ois Mitterrand, se rige por unas reglas muy estrictas. Cualquier pregunta debe pasar por uno de los periodistas presentes (uno del servicio p¨²blico y otro del privado), s¨®lo se utilizan primeros planos o de medio cuerpo, y las c¨¢maras se mantienen en el candidato que tiene la palabra. El realizador del debate est¨¢ acompa?ado por dos asistentes, cada uno elegido por uno de los candidatos. Cada candidato tiene el mismo tiempo de palabra.
Adem¨¢s, en los debates los equipos de ambos adversarios pol¨ªticos pactan todos los detalles, desde la temperatura de la sala hasta la altura de las sillas, pasando por el tama?o de la mesa que los separa. Todo debe respetar una neutralidad absoluta, como por ejemplo de colores, para que no se asocie con un partido u otro. Los entrevistadores no deben en principio insistir en una pregunta y dejar que los candidatos se puedan expresar.
M¨¦xico: un formato sin cara a cara
Luis Pablo de Beauregard, M¨¦xico
El INE, la autoridad electoral mexicana, es la encargada de organizar los debates entre los aspirantes presidenciales desde hace 21 a?os. En los ¨²ltimos comicios de este tipo, en 2012, se hicieron dos, que fueron transmitidos por la radio y la televisi¨®n. Cada uno dur¨® dos horas y estuvo dividido por temas. En el primero, los candidatos respondieron a preguntas realizadas por un panel de expertos sobre econom¨ªa, seguridad y desarrollo social. En el segundo se habl¨® de pol¨ªtica y gobierno y del papel de M¨¦xico en el mundo. El formato fue acordado por todos los candidatos. La intervenci¨®n era de dos minutos y se permit¨ªan r¨¦plicas y contrarr¨¦plicas, lo que limit¨® la espontaneidad de los candidatos y termin¨® por acartonarlos. El teleprompter estaba prohibido y solo pod¨ªan apoyarse en materiales impresos.
Para el segundo debate, las autoridades electorales modificaron la din¨¢mica con el fin de hacerla m¨¢s ¨¢gil. Se aument¨® el tiempo de las participaciones y los cuatro candidatos pod¨ªan pedir la palabra y desarrollar sus ideas libremente. Sin embargo, el formato no motiv¨® los cara a cara. Los aspirantes prefirieron seguir hablando a la c¨¢mara antes de mirar a sus contrincantes y contestar a sus afirmaciones.
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