La ultraderecha francesa tras el 13-N
El discurso del miedo del Frente Nacional se ver¨¢ beneficiado en las elecciones
Jaques y Claude toman un vino rosado a las doce de la ma?ana en un bar del centro de H¨¦nin-Beaumont, un pueblo de 26.500 habitantes en el norte de Francia. Est¨¢n jubilados, pero trabajaron en la industria de la metalurgia y la automaci¨®n y fueron siempre votantes comunistas. ¡°?ramos obreros¡±, se?ala Jaques. Cerraron las minas y algunas f¨¢bricas, y lleg¨® el paro a la regi¨®n de Nord-Pas-de-Calais (en los m¨¢ximos de Francia). Y uno de los grandes feudos de la izquierda fue transform¨¢ndose en el laboratorio franc¨¦s del Frente Nacional de Marine Le Pen. Hoy, Jaques y Claude son votantes suyos y desean que se convierta en la nueva presidenta francesa. ¡°?Los atentados? Nos reafirman completamente. Ella advirti¨® de lo que pasar¨ªa y de los problemas que tendr¨ªamos con las fronteras¡±, se?ala Claude.
Queremos que Marine Le Pen sea presidenta¡±, dicen dos exvotantes comunistas
Cada vez que alg¨²n acontecimiento pone en duda la seguridad nacional o la pol¨ªtica de inmigraci¨®n, miles de franceses dan el paso y se acercan al FN. Muchos son antiguos votantes de izquierdas que hablan ya desacomplejadamente de su cambio. Y nadie duda de que los atentados del 13-N volver¨¢n a dar alas a los ultraderechistas, que tienen pr¨¢cticamente aseguradas tres grandes regiones (de las 13 del pa¨ªs) en las elecciones del 9 de diciembre. El FN utilizar¨¢ esos comicios como trampol¨ªn para las presidenciales de 2017. La regi¨®n de Nord-Pas de Calais-Picardie (seis millones de habitantes), por la que se presenta Marine Le Pen, es el gran caballo de batalla.
H¨¦nin-Beaumont fue uno de los ¨²ltimos Ayuntamientos conseguidos por el partido antiinmigraci¨®n y antieuropeo. El FN lo tuvo f¨¢cil: el anterior alcalde, el socialista G¨¦rard Dalongeville, fue encarcelado por corrupci¨®n y las elecciones de 2014 fueron un paseo triunfal para Steeve Briois. Christopher Szczurek, adjunto a la alcald¨ªa, recibe a EL PA?S y acepta que lo que ha sucedido puede reforzar el discurso de su partido. ¡°Era algo previsible, la amenaza era real y con la apertura de fronteras aumenta el peligro. Ya lo advertimos. Celebramos que ahora Hollande tome las medidas de seguridad y fronterizas que nosotros llevamos proponiendo hace tiempo¡±, se?ala.
Szczurek considera que la izquierda traicion¨® a sus votantes y que son ellos quienes resuelven sus problemas ahora, especialmente con el empleo y la inmigraci¨®n. A solo 100 kil¨®metros de este pueblo, se encuentra el vergonzante asentamiento de Calais en el que malviven 6.000 refugiados. ¡°Eso es un problema de salud p¨²blica y de seguridad. Y va a ser muy dif¨ªcil saber si entre todos esos clandestinos no hay terroristas¡±, se?ala Szczurek. El discurso no es nuevo. Marine Le Pen tambi¨¦n se refiri¨® hace poco al campamento y asegur¨® que ¡°los calaisianos viven asediados en los b¨²nkeres de sus casas¡±. Una tremenda mentira f¨¢cil de desmentir en un paseo por el centro de esa ciudad, sin un solo refugiado.
H¨¦nin-Beaumont hizo dos homenajes a las v¨ªctimas. Uno en el Ayuntamiento (organizado por el FN) y otro por los ciudadanos en la plaza de la R¨¦publique. ¡±Aqu¨ª est¨¢bamos la gente de izquierdas¡±, indica Ahmed, un joven de origen argelino. Aunque ya no se sabe bien qui¨¦nes son esa especie aqu¨ª, donde el populismo ha disuelto las ideolog¨ªas y solo se buscan resultados a corto plazo: bajada de impuestos, calles limpias, respuestas claras... En la misma plaza se encuentra la delegaci¨®n de la Voix du Nord. Su responsable, Pascal Wallart, tambi¨¦n es autor del libro Ma Ville, couleur bleue marine (Mi ciudad, color azul Marina), donde cuenta el ascenso del FN en la regi¨®n y su verdadero rostro en el poder. ¡°Hoy sacar¨ªan ya el 70% de los votos en esta ciudad y, si la gente percibe inseguridad tras los atentados, ellos saldr¨¢n beneficiados. Est¨¢n rodeados de excombatientes¡±, se?ala.
Todo el mundo da por perdida la regi¨®n. Incluso los socialistas. La mejor candidata que ten¨ªan, Martine Aubry, exministra de Trabajo y alcaldesa de Lille, rechaz¨® enfrentarse a Marine Le Pen. Seg¨²n todas las versiones, no quiso quemar un hipot¨¦tico regreso a la pol¨ªtica estatal en una batalla que desde hace tiempo tiene ya el nombre de una ganadora.
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