El par¨®n econ¨®mico abre el debate en Argelia sobre el poder del presidente
La ca¨ªda del precio del petr¨®leo fomenta el debate sobre los planes para superar la crisis
Las calles de Argel son un remanso de paz. En las calles de Argel no hay rastro de la guerra civil que acab¨® con 200.000 personas en los noventa. Todo parece bajo control en el ¨²nico pa¨ªs del norte de ?frica donde no hubo protestas durante la primavera ¨¢rabe de 2011. Los peri¨®dicos m¨¢s cr¨ªticos se preguntan qu¨¦ planes tiene el Gobierno para combatir la p¨¦rdida de ingresos por la bajada de los precios del petr¨®leo (un 40% en el ¨²ltimo a?o), clave en la econom¨ªa, se preguntan tambi¨¦n sobre la salud del presidente Abdelaziz Buteflika, de 78 a?os, y cuestionan si est¨¢ realmente al mandoLos diarios m¨¢s cr¨ªticos cuestionan si el anciano Butefika, cuya ¨²ltima comparecencia p¨²blica fue el 8 de mayo de 2012, se encuentra en condiciones de afrontar las reformas necesarias.
El pasado 1 de noviembre, 19 antiguos aliados del presidente hicieron p¨²blica una carta en la que describ¨ªan la ¡°grave degradaci¨®n de la situaci¨®n econ¨®mica y social que golpea a la mayor¨ªa de los argelinos¡± y solicitaban ser recibidos por Buteflika. Aseguraban que el hecho de hacerla p¨²blica se deb¨ªa al temor de que no se la hicieran llegar por los canales institucionales correspondientes. Por primera vez, viejos colaboradores del presidente alzaban la voz. Buteflika gan¨® las ¨²ltimas presidenciales el a?o pasado y tiene por delante hasta 2019. Pero los rumores sobre su estado de salud y posible sucesor circulan desde hace tiempo.
Ahmel, instructora de autoescuela en Or¨¢n, asegura que lo ¨²nico que teme la gente es que se muera Buteflika. ¡°Es cierto que ha cometido errores. Pero vivimos mucho mejor que antes de que ¨¦l llegara y gracias a ¨¦l tenemos estabilidad. Despu¨¦s de los 200.000 muertos que hemos tenido en la guerra civil de los a?os noventa, lo que m¨¢s ansiamos es la estabilidad¡±. Las cuatro horas de autopista desde Argel a Or¨¢n est¨¢n punteadas por varios controles de polic¨ªa.
¡°Una manera legal de robar¡±
Basta entrar en cualquier supermercado argelino para ver que casi todo lo que se consume en el pa¨ªs proviene de fuera. El Gobierno de Abdelaziz Buteflika est¨¢ intentando ahora encarecer ciertos productos para frenar esa dependencia. ¡°Pero el problema es que durante estos 15 a?os¡±, se?ala un observador europeo, ¡°ha crecido una especie de lobby de importadores. Son ellos los que presionan ahora para que el Estado siga importando, en lugar de industrializar el pa¨ªs¡±.
Omar Belhouchet, director del diario El Watan, uno de los m¨¢s influyentes y cr¨ªticos del pa¨ªs, asegura que la oligarqu¨ªa del pa¨ªs se ha enriquecido robando en los ¨²ltimos a?os mediante un sistema absolutamente legal sobre el que el Gobierno no ha hecho nada. ¡°La forma de robar es muy simple: comprado fuera del pa¨ªs y vender y con un sobre coste superior al 20%. Hemos importado frutas y cereales que nosotros producimos aqu¨ª¡±.
En medio de ese panorama, salpicado por sonados casos de corrupci¨®n en las mayores obras de infraestructura, el Gobierno ha sabido preservar la paz social. Nunca hubo grandes protestas. ¡°El secreto est¨¢ en las subvenciones. Se ha comprado a la gente con subvenciones¡±, se?ala el director de El Watan.
El primer ministro argelino, Abdelmalek Sellal, contest¨® a las dos semanas en una entrevista concedida a Le Monde que Buteflika imparte instrucciones todos los d¨ªas y que las grandes decisiones solo las toma el propio presidente. En cuanto a la supuesta gravedad de la situaci¨®n econ¨®mica, Sellal aclar¨® que Buteflika cre¨® un fondo de reserva con los ingresos del petr¨®leo con los que ahora el pa¨ªs puede superar el tiempo de las vacas flacas durante los pr¨®ximos ¡°tres o cuatro a?os¡±.
La oposici¨®n critica que el Gobierno no haya sabido diversificar durante los a?os de bonanza una econom¨ªa tan dependiente del petr¨®leo. Ahora tendr¨ªa que actuar aprisa para corregir esa dependencia. ¡°Pero al Gobierno le falta audacia para emprender las reformas¡±, asegura el director del diario Libert¨¦, Abrous Outudert. ¡°Somos el ¨²nico pa¨ªs del mundo, aparte de Corea del Norte, donde el Estado es due?o de hoteles. Y tal vez somos el ¨²nico donde el Estado regala viviendas. La gente no est¨¢ preparada para apretarse el cintur¨®n. Y no va a aceptar los recortes del Gobierno porque sabe que el Gobierno es tambi¨¦n responsable de esta crisis¡±.
En un mundo donde el precio del barril de petr¨®leo ha ca¨ªdo en un 40% en el ¨²ltimo a?o nadie dir¨ªa que Argelia sea uno de los pa¨ªses m¨¢s dependientes de sus rentas petroleras; un pa¨ªs donde el 97% de sus exportaciones proceden del gas y el petr¨®leo, un tercio del PIB depende de su producci¨®n energ¨¦tica, y el 60% de sus ingresos llega tambi¨¦n de ah¨ª. En Argelia, el pan, la leche, el aceite, la electricidad, la gasolina y el gas siguen estando casi regalados ¡ªl¨¦ase subvencionados¡ª para todos los argelinos, ricos y pobres, a pesar de que el dinero de la renta petrolera haya ca¨ªdo en un 40%. En el centro de Argel apenas se ven mendigos y en Or¨¢n los que piden suelen ser emigrantes subsaharianos.
El Gobierno asegura que no va a renunciar a su pol¨ªtica social y aunque reforme de forma gradual las subvenciones en los pr¨®ximos a?os, los m¨¢s desfavorecidos van a seguir disfrutando de ellas. La calle no est¨¢ inquieta. No hay preocupaci¨®n por la econom¨ªa, aunque el Banco Central ha depreciado el dinar en los ¨²ltimos meses para frenar las importaciones en un pa¨ªs donde se importa casi todo. Y eso ha repercutido en los precios de varios productos, como el tabaco o la harina. Pero no hay ambiente de revueltas ni manifestaciones a la vista.
¡°En las cafeter¨ªas solo se habla de si Florentino P¨¦rez va a echar a Rafael Ben¨ªtez¡±, apunta el director del Quotidien d¡¯Oran, Mohamed Abdou. Lo dice en broma pero hay algo de verdad. En las calles apenas se habla de pol¨ªtica. Ning¨²n partido de la oposici¨®n le hace la m¨¢s m¨ªnima sombra al Gobierno del Frente de Liberaci¨®n Nacional. No asoma ning¨²n l¨ªder con carisma por el horizonte. Abdou asegura que el gran problema del pa¨ªs es que durante su medio siglo de historia no ha sabido formar profesionales ni gente capaz de reflexionar. ¡°No hay l¨ªderes y tampoco fontaneros, ni electricistas¡±, concluye.
A cambio de esas carencias, Buteflika ¡ªcon o sin comparecencias en p¨²blico¡ª sigue ofreciendo estabilidad. Algo que parecen valorar tanto los argelinos como los mandatarios de la Uni¨®n Europea.
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